Continuando con la publicación de documentos que contribuyen a la
compresión de las leyes de la dialéctica y desarrrollar un profundo debate sobre
este tema en el seno del Movimiento Comunista Internacional, publicamos una
parte de la Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del
Movimiento Comunista Internacional. donde se dan importantes aportes al tema sobre la Negación de la Negación.
Capítulo IV
EL MARXISMO Y LAS CORRIENTES OPORTUNISTAS
- EL OPORTUNISMO
El oportunismo, por su contenido, representa
el sacrificio de los
intereses a largo plazo de la clase obrera en aras de las ventajas inmediatas y
pasajeras; ello significa abandonar los principios del
marxismo, pervertirlo
mellando su filo revolucionario, amoldándolo al revolucionarismo pequeñoburgués, inofensivo para el poder de la burguesía e
inservible para la emancipación del proletariado.
El oportunismo desecha el método materialista dialéctico, menosprecia el papel de la teoría revolucionaria como guía de la
práctica revolucionaria, y de ésta como la base de todo conocimiento y teoría; niega las crisis del capitalismo y su decadencia, o,
si las reconoce, no ve en ellas el rostro de la descomposición del sistema
capitalista; niega
que el imperialismo es la fase superior y última del capitalismo, su fase de
decadencia, descomposición y agonía, la antesala del socialismo. Contra la
teoría de la lucha de clases, el oportunismo predica la colaboración o
conciliación o concertación entre clases antagónicas, sobreestima la legalidad
burguesa y reduce el movimiento obrero y la lucha de clases a la lucha
“realista” por pequeñas y graduales reformas posibles bajo tal legalidad —fustigando con saña toda
idea que tienda a sobrepasar el límite permitido por la democracia burguesa—; o subestima la legalidad
burguesa renunciando a toda lucha de resistencia contra la explotación
capitalista.
En
oposición a la revolución, el oportunismo proclama la transición pacífica al
socialismo por la vía del parlamentarismo burgués, niega la necesidad de la violencia
revolucionaria de las masas —de su lucha armada—, o la reemplaza por la lucha aislada
de conspiradores armados voluntaristas, erigidos en “salvadores” de las masas, idealizando
la lucha armada como forma principal de lucha en todo momento, sin que importen
las características objetivas de la lucha de clases, ni las condiciones
materiales del flujo y reflujo del movimiento.
El
oportunismo renuncia a la independencia ideológica, política
y organizativa del proletariado; desechando y renegando del papel dirigente del
proletariado en la revolución, da prioridad a la cantidad sobre la calidad, sumando
movimientos poli-clasistas —así espontáneamente confíen y defiendan el Estado
burgués y sus instituciones—, y pluripartidistas sin distinciones ideológicas
ni políticas.
Contra la propiedad
socialista y la gran producción centralizada, el
oportunismo abandera la preservación
de la pequeña propiedad y la pequeña producción, concentrando
su ataque contra la Dictadura del
Proletariado[1] —cuestión
fundamental del marxismo— quedando al descubierto el papel servil del oportunismo
frente al imperialismo y a todos los explotadores. El oportunismo
tergiversa, falsea y pervierte el marxismo; socava, debilita y vuelve efímera la unidad
de los comunistas.
Cuando las diversas tendencias oportunistas
nacionales pasaron a ser parte o expresión de una misma tendencia oportunista internacional,
el oportunismo se convirtió en la quinta columna, en el lugarteniente, en el
destacamento político de la burguesía al interior del movimiento obrero. El
oportunismo es la mano derecha del imperialismo y la reacción, para disuadir,
dividir, desviar, maniatar y desarmar la fuerza revolucionaria del movimiento
de masas, de los obreros y campesinos, cuya alianza es parte fundamental de la base
social de la Revolución Proletaria Mundial, única fuerza capaz de sepultar al
imperialismo. El oportunismo cumple ese papel bien sea acorazado bajo su forma
más común y recurrente: oportunismo de derecha o revisionismo, que lleva al
Partido a marchar a la zaga del movimiento de masas; o bajo su forma opuesta, generalmente
expiatoria de los pecados de derecha, oportunismo de “izquierda”, que separa a
la vanguardia, aislándola del movimiento de masas. El revisionismo ha sido y es
en general el peligro principal para la unidad del Movimiento Comunista Internacional.
- IMPERIALISMO Y OPORTUNISMO
El imperialismo es la fase agónica del
capitalismo, la fase de agudización extrema de sus contradicciones, la fase de profundización
en grado sumo de su contradicción fundamental entre la producción cada vez más
social y la apropiación cada vez más privada. A la
historia del imperialismo, va umbilicalmente ligada la transmutación del
oportunismo, que conserva su contenido esencial —conciliar el antagonismo de
las contradicciones que determinan el fin del sistema capitalista— pero cambia
de forma atendiendo a las necesidades del imperialismo, a los cambios en el
movimiento objetivo de la sociedad en su tendencia histórica hacia el
socialismo y el comunismo. El oportunismo es el enfermero del imperialismo en
su lecho de muerte.
En el periodo de surgimiento del
imperialismo[2], cuando pasan a ser dominantes los
monopolios en la economía capitalista, el oportunismo toma la forma bernsteiniana
o revisionismo clásico, que ante el
desarrollo de las premisas materiales del socialismo, considera innecesaria la
revolución proletaria; declara insubsistentes los principios revolucionarios
del marxismo en cuanto a la concepción materialista de la historia, la lucha de
clases y especialmente la Dictadura del Proletariado; niega la concepción dialéctica
del movimiento social, pregona la
evolución pacífica, negando las crisis del capitalismo y su paso a la fase de decadencia
y descomposición; la consigna “el
objetivo final no es nada, el movimiento lo es todo” concentra la política de
renunciar a la revolución a cuenta de las ventajas pasajeras del
parlamentarismo, en ese período de desarrollo pacífico de la lucha de clases, y
entroniza las vías legales como formas principales de lucha en todo momento,
reduciendo los alcances de la revolución proletaria al límite permitido por la
institucionalidad burguesa[3].
El cambio en la situación objetiva,
caracterizado por la contradicción inter-imperialista que pasa a jugar el papel
de contradicción principal[4], y cuya agudización condujo al
estallido de la Primera Guerra Mundial imperialista, dio madurez al oportunismo
bajo la forma de social-chovinismo o
defensa abierta de los intereses de la burguesía nacional en una guerra
internacional. La consigna “defensa de la
patria”, se corresponde con la necesidad imperialista de la guerra.
Tan descarado alineamiento del oportunismo
con la burguesía, urge otra forma recatada de oportunismo: el centrismo kautskista conciliador entre el marxismo y el social-chovinismo,
forma aún más peligrosa para la unidad internacional de los comunistas, pues invoca
el marxismo para justificar la tolerancia con el social-chovinismo y
sustentarlo teóricamente. El kautskismo considera
que el cambio en la situación objetiva, por el fuerte desarrollo de los
monopolios y de los países imperialistas, conllevaría a la fusión en un solo
monopolio mundial[5], lo que acabaría la
competencia, haría innecesarias las guerras y eliminaría por sí solas las
contradicciones del imperialismo; esta es la teoría del ultra-imperialismo, ante el cual ya no sería necesaria la
revolución proletaria, ni la independencia de clase del proletariado, y mucho
menos su nuevo Estado de Dictadura de clase. El centrismo kautskista renunció a
la independencia de clase del proletariado, quebró su unidad internacional en
favor del apoyo nacionalista a la burguesía, aceptó sacrificar al proletariado
y hacerlo carne de cañón de una guerra mundial por intereses reaccionarios y
puramente imperialistas, y abiertamente renegó de la Dictadura del
Proletariado. En esencia, el centrismo kautskista es tan servil ante la
burguesía imperialista, como el social-chovinismo franco.
Contra el
oportunismo social-chovinista y kautskista, se levantó el Partido Comunista bolchevique
—con la dirección el gran maestro del proletariado Lenin—, para encabezar en el
Movimiento Comunista Internacional la defensa del marxismo y del
internacionalismo. El Leninismo destrozó
las teorías revisionistas de Bernstein y Kautsky, impuestas en la Segunda
Internacional; dio cimiento ideológico al triunfo de la revolución proletaria
en Rusia, a la nueva organización mundial del proletariado la Tercera
Internacional o Internacional Comunista; y desarrolló el Marxismo
revolucionario en las condiciones de la fase imperialista o nueva Era de la
Revolución Proletaria Mundial, elevándolo a una nueva y superior etapa: el Marxismo Leninismo.
El kautskismo fue
derrotado teóricamente, pero prestó un gran servicio al imperialismo: causó la
primera gran escisión del Movimiento Comunista Internacional; dejó sin
vanguardia comunista al proletariado europeo impidiendo así que la Revolución
Proletaria se extendiera por ese continente, y contaminó a los comunistas con ideas
ajenas a la teoría marxista del Estado, que luego se impusieron por la fuerza
de la costumbre en Rusia y en China, socavando la esencia de la Dictadura del
Proletariado enseñada por La Comuna de París[6].
En el siguiente período[7] de la fase imperialista, caracterizado por la contradicción inter-monopolista
como la contradicción principal que condujo a la II Guerra Mundial
imperialista, la lucha contra el oportunismo se concentró en el nuevo Partido
mundial del proletariado: la Internacional Comunista, campo de combate permanente
contra el oportunismo de derecha, de “izquierda” y de centro trotskista, todas formas
útiles, cual Caballos de Troya, al
propósito militar imperialista de barrer del mapa a la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas.
La Internacional Comunista trazó correctamente la táctica de Frente
Único Antifascista, la cual condujo a la victoria —encabezada por el
Ejército Rojo y el heroico pueblo de la URSS— sobre la reacción nazi fascista; también
en China, donde fue aplicada consecuentemente, llevó al triunfo de la
Revolución de Nueva Democracia. Sin embargo, la táctica de Frente Único
Antifascista fue tergiversada por una nueva forma de oportunismo: el browderismo, surgida en el Partido
Comunista de Estados Unidos, ante el cambio de la situación representada en el
hecho objetivo de un bloque de países imperialistas enfrentado al fascismo y al
nazismo; un cambio interpretado como escisión progresista del imperialismo, como
cese de la contradicción antagónica entre el proletariado y la burguesía
antifascista, que hacía innecesaria la revolución proletaria en países
imperialistas como Estados Unidos. El oportunismo browderista, que deformó la correcta línea de Frente Único de la
Internacional en una línea oportunista de conciliación con el imperialismo
estadounidense, fue acogido por algunos Partidos Comunistas y combatido por
otros, como preámbulo de la gran e inevitable lucha entre el Marxismo Leninismo
y el revisionismo jrushchovista.
La victoriosa
Revolución de Nueva Democracia en China fortaleció y extendió el socialismo
existente en la URSS y junto con otros países de regímenes democráticos antiimperialistas
dio existencia al Campo Socialista, contrario al campo imperialista; esa fue
una nueva correlación de las fuerzas mundiales en un corto período[8] caracterizado por
la contradicción entre los dos sistemas convertida en la contradicción
principal mundial, y como tal, en la causa material y condición objetiva del
surgimiento de una nueva y elaborada forma de oportunismo: el revisionismo jrushchovista o revisionismo moderno.
El jrushchovismo pregonó
la conciliación entre los dos sistemas: el socialista y el imperialista, entre
los dos Estados: de dictadura proletaria y dictadura burguesa, entre las dos
clases antagónicas: el proletariado mundial y la burguesía mundial; atacó las
conquistas del socialismo en la URSS y enlodó el papel del maestro del
proletariado Stalin, bajo el pretexto de la “lucha contra el culto a la personalidad”[9]; declaró insubsistentes
las teorías marxistas leninistas sobre el imperialismo, la lucha de clases, la
Revolución Proletaria, el Partido y el Estado, argumentando que la nueva correlación
de fuerzas mundiales permitía “la
transición pacífica” del capitalismo al socialismo, la “coexistencia pacífica” con el
imperialismo, el avance del socialismo por sola “emulación pacífica”, “un Estado
de todo el pueblo” en lugar del Estado de Dictadura del Proletariado, y “un Partido de todo el pueblo” en vez
del Partido Comunista del proletariado[10].
Si bien las
Conferencias de los Partidos Comunistas realizadas en Moscú en 1957 y 1960
refirmaron el Marxismo Leninismo diametralmente opuesto a las nuevas teorías
del revisionismo jrushchovista, fue el Partido Comunista de China —PCCH[11], bajo la
dirección del Presidente Mao Tse-tung, el que consecuentemente encabezó y
continuó la lucha internacional en defensa del Marxismo Leninismo y contra el
revisionismo moderno jrushchovista; lucha que delimitó los campos entre una
línea general marxista leninista[12] opuesta a la
línea general revisionista del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión
Soviética —PCUS. De nuevo, una gran lucha contra el oportunismo permitió el desarrollo
del marxismo revolucionario a una nueva y superior etapa: el Marxismo Leninismo Maoísmo. La defensa maoísta de los principios del Marxismo Leninismo, de la experiencia
histórica de la Revolución Proletaria, de la Dictadura del Proletariado, de la
construcción del socialismo y del papel de Stalin, se ciñó a la línea leninista
en cuanto a la experiencia internacional: tomarla críticamente y comprobarla
por sí mismos.
El maoísmo reafirmó
la línea y la actuación correcta de los marxistas leninistas, criticó sus
errores y deficiencias en la lucha por transformar el mundo, siendo este
conocimiento de gran ayuda para la teoría y la práctica del mayor alcance de la
Revolución Proletaria: la Gran Revolución Cultural Proletaria en China, que guiada
por el Marxismo Leninismo Maoísmo dio continuidad a la experiencia histórica
anterior, con una mejor comprensión de las leyes de la sociedad socialista y de
su lucha de clases, de los métodos comunistas en el trabajo del Partido y su
lucha de líneas, en la necesidad de movilizar a las más amplias masas populares
para continuar la revolución bajo la
Dictadura del Proletariado. El revisionismo jrushchovista, vencedor en el
Partido y en el Estado de la URSS, fue derrotado teóricamente pero, aún así,
prestó un gran servicio al imperialismo: causó la segunda gran escisión del
Movimiento Comunista Internacional y disolvió el Campo Socialista; transformó a
la URSS de potencia socialista en potencia social-imperialista, oxigenando al
campo imperialista con el mercado y la explotación del proletariado y las masas
en esa extensa zona del planeta.
Desde los tiempos
de la primera revolución rusa, existe una variante del revisionismo que ha sido
rebatida por el marxismo en fuerte, profunda y prolongada lucha: el trotskismo, una forma de oportunismo
con apariencia centrista en general; centrista entre bolcheviques y
mencheviques, pero de hecho, aliado a éstos últimos en el Bloque de Agosto que
buscaba liquidar el Partido; centrista entre internacionalistas y social-chovinistas,
pero en realidad junto con Martov, acólito y tolerante del centrismo de
Kautsky. Centrista entre la dictadura de la burguesía y la Dictadura del
Proletariado, pero en la práctica el trotskismo intrigó e instigó ataques
contra ésta última, torpedeando —junto con mencheviques, social-revolucionarios
y “comunistas de izquierda”— la paz de Brest-Litovsk; se opuso a la alianza con
los campesinos para la cooperativización
agrícola, como parte de la construcción del socialismo; armó la “oposición
militar” contra la creación del Ejército Rojo, mientras admiraba a los viejos
militares profesionales del ejército zarista; habló de la gran importancia de
los sindicatos en la URSS, pero los atacó en cuanto a escuelas de gobierno, de
administración económica y de socialismo; el trotskismo es una forma de
oportunismo que niega la posibilidad de la construcción del socialismo en un
solo país.
La lucha del marxismo
contra el trotskismo ha sido permanente desde 1905. Si bien Lenin había
denunciado que el trotskismo levantaba
banderas de unidad para atacar las banderas de unidad, y Stalin había
combatido la teoría trotskista de la “libertad de fracciones” en el Partido como
una teoría antipartido, antagónica al
centralismo democrático y a la disciplina consciente del proletariado, fue el
XV Congreso del Partido Comunista Bolchevique realizado en 1927, el que condenó
al trotskismo como ideología antibolchevique
y antisoviética, por lo cual Trotsky fue expulsado del Partido, de la URSS
y de la Internacional Comunista.
Aunque el trotskismo
se asimila al “izquierdismo” en cuanto a su posición “obrerista” de rechazo y
desprecio por la alianza obrero campesina, no por ello deja de ser
fundamentalmente una variante del oportunismo de derecha, del revisionismo. El
trotskismo dio apoyo expreso y público al “Informe secreto” que Jrushchov urdiera
en 1956 contra la Dictadura del Proletariado, contra el Socialismo y contra el
Camarada Stalin;[13] el trotskismo fue
un encarnizado enemigo y detractor de la Internacional Comunista, combatió la
Revolución China en sus etapas de Nueva Democracia y Socialista y, con especial
saña, hizo causa común con los jrushchovistas y hoxhistas contra la Gran
Revolución Cultural Proletaria. Bajo el dogma de la “revolución permanente”, el
trotskismo niega la revolución por etapas en los países semifeudales y
semicoloniales, pregonando la Revolución Socialista única, pero haciendo de
ella una caricatura[14] que no va más
allá de las reformas, las nacionalizaciones y el embellecimiento del Estado de
dictadura de la burguesía. El trotskismo es una forma de oportunismo anti
marxista-leninista-maoísta.
En el siguiente período de la fase
imperialista[15], cuando la contradicción entre
países imperialistas y países oprimidos se transformó en la contradicción
principal mundial, dio piso material a la tendencia de resaltar el movimiento
de liberación nacional y opacar la lucha de clase del proletariado, de nuevo el
oportunismo se expresó mostrando su otra cara: el “izquierdismo”. El
“izquierdismo”, una forma de oportunismo a nivel internacional que, en oposición radical a los viejos
partidos revisionistas pacifistas y parlamentarios, abandona la concepción
marxista de la táctica, convirtiendo la lucha armada en la “única” forma de
lucha a utilizar; abandona la concepción materialista del papel de las masas,
para abrazar la teoría de los héroes, pregonada por el guevarismo
pequeñoburgués; abandona la teoría leninista del Partido como destacamento
político de vanguardia del proletariado, para convertirlo en un destacamento de
conspiradores separado de la clase y de las masas, cuando no en las híbridas
organizaciones político-militares. La tendencia “izquierdista” fue reforzada
por la inercia de la gran lucha inmediatamente anterior contra el oportunismo
de derecha pacifista.
El oportunismo
“izquierdista” sirvió al imperialismo en este y en el siguiente período:
condujo a la liquidación de muchos e importantes partidos marxistas leninistas;
aisló al proletariado de su vanguardia, opacó su papel a nivel internacional, subestimó su independencia de clase,
dejó en segundo lugar su misión histórica y la Dictadura del Proletariado, y así la pequeña burguesía quedó dueña de
la vanguardia. En varios países de Europa degradó la guerra popular a simple
terrorismo urbano; en los países oprimidos, tomó la dirección de varias luchas
armadas antiimperialistas pervirtiendo el heroico papel revolucionario de las
masas cuyo movimiento, o fue conducido a la derrota, o fue reducido a tomar el
viejo Estado para sus propios fines —cuestión resuelta por el marxismo desde
las insurrecciones obreras en Europa a mitad del siglo XIX— o, simplemente
completó el ciclo de identidad con el oportunismo de derecha, sacrificando la
revolución armada en el altar de la conciliación y los acuerdos de paz con el
imperialismo y su lacayos[16].
Pero, la lucha
contra el “izquierdismo” es de vieja data. El Marxismo luchó en el siglo XIX contra
el blanquismo y el anarquismo como tendencias externas. El Marxismo Leninismo luchó
contra el oportunismo “izquierdista” surgido, a comienzos del siglo XX —una vez
terminado el primer reparto mundial imperialista—, en los partidos comunistas y
en el propio seno de la III Internacional; en ese período el oportunismo
“izquierdista” apareció como expiación del derechismo de la II Internacional, y
se manifestó como: la renuncia al trabajo en los sindicatos u organizaciones de
masas reformistas, el desprecio a la lucha legal y la sobreestimación de la
lucha clandestina, la desestimación del papel de los jefes —argumentando luchar
contra la “dictadura del partido”—; la imposición como regla general de las
consignas “ningún compromiso”, “ningún acuerdo”, y la defensa de la “teoría de
la ofensiva” sin la necesaria lucha de resistencia por mejoras inmediatas[17]. El Marxismo Leninismo
Maoísmo luchó, en el Partido Comunista de China, contra las líneas oportunistas
de “izquierda” en la guerra popular prolongada, y contra el linpiaoísmo en
plena Revolución Cultural Proletaria; en los Partidos Marxistas Leninistas de
los países oprimidos luchó contra las tendencias pro-guevaristas, terroristas y
foquistas.
En el período
siguiente de la fase imperialista[18], determinado
por la contradicción principal mundial protagonizada por la lucha entre las dos
superpotencias EU y Rusia, la lucha del marxismo contra el oportunismo se
concentra en la vanguardia de la Revolución Proletaria Mundial: la Gran Revolución
Cultural Proletaria en China. La gran polémica internacional contra el jrushchovismo,
nueva forma “socialista” del revisionismo, armó a los comunistas chinos para enfrentar
las formas “socialistas” del oportunismo seguidor del camino capitalista y
proclive a terciar en la lucha imperialista entre las dos superpotencias.
En el terreno
teórico el Marxismo Leninismo confrontó las líneas revisionistas de Liu
Shao-chi, Chou En-lai, Teng Siao-pin —continuadores de Bernstein, Kautsky y Jrushchov—
defensores de las teorías “de las fuerzas productivas”, “los tres mundos” y
“las cuatro modernizaciones”. El Marxismo Leninismo también combatió la línea
“izquierdista” de Lin Piao en apariencia ultra-maoísta —exaltación del culto a
la personalidad del Presidente Mao y transposición mecánica al mundo en su
conjunto, de las condiciones en que se libró la Guerra Popular en China— pero
en esencia, el mismo ya denunciado revisionismo “socialista”, que buscaba
derrocar la Dictadura del Proletariado, restaurar el capitalismo y revertir la
crítica al revisionismo jrushchovista[19].
En el terreno
político, la Gran Revolución Cultural Proletaria dio continuación a la
revolución bajo la Dictadura del Proletariado y por más de una década impidió la
restauración del capitalismo en China; pero la Gran Revolución Cultural
Proletaria fue derrotada, ya no por ignorancia o inexperiencia en la lucha
contra las formas revisionistas en el socialismo, sino por la fuerza de la
costumbre en los quehaceres del Estado, por el abandono en la práctica de la
línea de la Comuna.[20] El revisionismo
“a nombre y en defensa” del maoísmo, tomó el control del Partido Comunista y degeneró
el Estado en una dictadura de la nueva burguesía “comunista”, cuyo poder restauró
el capitalismo en China convirtiéndola en un país imperialista, opresor y
explotador del pueblo chino y de otros pueblos. Nuevamente el revisionismo demostró
su papel histórico de servir directamente al imperialismo, auxiliar al caduco y
agonizante sistema capitalista, entregarle todo el potencial, progreso y avance
de la economía socialista china y, principalmente, garantizar el parasitismo
imperialista con la esclavización asalariada de más de mil millones de trabajadores.
Pero no
fueron sólo los revisionistas chinos quienes alzaron banderas rojas contra las
Rojas Banderas del Marxismo Leninismo Maoísmo, también, desde afuera, lo hizo
la dirección del Partido del Trabajo de Albania, otrora Marxista Leninista y contraria
al revisionismo jrushchovista. Contra el maoísmo, el Partido del Trabajo de
Albania enarboló el hoxhismo, pero terminó
renegando del Marxismo Leninismo y acogiendo posiciones clásicas del
revisionismo y del trotskismo. El hoxhismo denigró de la Guerra Popular señalándola
como una guerra “sin fin y sin perspectivas”, negó la lucha de líneas en el
Partido; desconoció la Gran Revolución Cultural en China como el mayor avance
histórico de la Revolución Proletaria, y defendió a rajatabla los errores de
Stalin. Para atacar al maoísmo, el hoxhismo le endosó la revisionista teoría de
los “tres mundos”, desconociendo la distinción esencial leninista entre países
imperialistas y oprimidos; la tendencia a conciliar con el social-imperialismo
ruso y a desconocer su genuino carácter imperialista, llevó al hoxhismo a subestimar
la contradicción mundial entre las dos superpotencias. El hoxhismo, aunque de
palabra no niega la revolución por etapas en los países semifeudales y
semicoloniales, subestima el análisis concreto de la situación concreta —base
materialista para resolver el carácter de la revolución en cada país—, con lo que
termina acogiendo la línea trotskista de “revolución permanente socialista” que,
en la práctica, es un tipo de revolución que no sobrepasa los límites de la
democracia burguesa.[21] El hoxhismo hizo
causa común con el PCUS —jefe del revisionismo moderno mundial— contra el
Marxismo Leninismo Maoísmo, contra la Dictadura del Proletariado y el Socialismo;
el hoxhismo mostró su carácter oportunista en su misma práctica: condujo a la
restauración del capitalismo y del poder de la burguesía, con todos sus odios
nacionales, en la propia Albania.
El triunfo de la
nueva burguesía revisionista en China dio comienzo a la más profunda,
prolongada y grave crisis en el Movimiento Comunista Internacional,
caracterizada por la impotencia política, la confusión ideológica y la dispersión
organizativa. Desde entonces, los marxistas leninistas maoístas luchan por unir
y reorganizar sus filas, sobre la base del profundo deslinde con el
oportunismo, de una profunda asimilación de la experiencia histórica y de una
profunda comprensión de la situación actual del capitalismo moribundo, batalla
en medio de la cual nace, lucha y muere, el Movimiento Revolucionario Internacionalista
—MRI.
Aprovechando la
derrota en China, la burguesía imperialista ha orquestado, junto con la
socialdemocracia internacional, una frenética embestida contra el socialismo y
el comunismo; se une hoy el ataque de todos los oportunistas con el objetivo
común de tergiversar la historia, desechar la experiencia de la revolución
proletaria[22], renegar de los
principios del marxismo, del socialismo y de la Dictadura del Proletariado, con
un rasgo peculiar en el periodo actual: se configura una nueva forma de
oportunismo, presentada a sí misma como “marxista leninista maoísta”.
- LA LUCHA ENTRE EL MARXISMO Y EL OPORTUNISMO EN LA ACTUALIDAD
El dominio del capital en la economía mundial, la
profundización de la dominación semicolonial imperialista; la expansión mundial
de las relaciones de producción capitalistas, conviviendo en los países
semifeudales con modos de producción atrasados, agrietando las economías de
auto-subsistencia, destruyendo las relaciones feudales o simplemente adaptándolas
a las necesidades del capital a nivel mundial, son hechos de mayor importancia
en el presente período de la fase imperialista; período que inicia en 1990, cuando
la contradicción entre el proletariado y la burguesía —cuyo papel
revolucionario fue anunciado desde El Manifiesto—
empieza a consolidarse como la contradicción principal mundial y la que mejor expresa,
en la lucha de clases, la contradicción fundamental del capitalismo entre la
producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada. Esos
cambios en la situación objetiva del imperialismo son el caldo de cultivo de la
nueva forma de oportunismo, que falsea el Marxismo revolucionario a nombre o
como “superación” del Marxismo Leninismo Maoísmo.
El oportunismo, como producto social y necesidad del
imperialismo, ha logrado detener, desviar y desvertebrar procesos
revolucionarios durante más de un siglo. Esta amarga experiencia deja demostrado
el carácter imprescindible de la condición leninista: “Lo más peligroso en este sentido son las gentes que no desean
comprender que la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no
va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo”[23].
A lo largo de la fase de agonía del capitalismo, el
oportunismo ha adoptado o reeditado viejas posiciones ya derrotadas en el Movimiento
Comunista Internacional, tomando nuevas formas, pero manteniendo su viejo contenido.
El prachandismo de los Partidos “maoístas” de Nepal y el avakianismo del PCR,EU
son variantes esencialmente idénticas del oportunismo de derecha, que se
refuerzan y complementan; son una nueva forma presentada a sí misma contraria
al viejo revisionismo, pero en realidad encarnando la enésima revisión y
abandono de la teoría revolucionaria del Marxismo y sus principios
fundamentales, so pretexto de desarrollarlos a las condiciones del siglo XXI,
ya no contra el Maoísmo, sino en nombre del Marxismo Leninismo Maoísmo. El
prachandismo y el avakianismo son una nueva forma de oportunismo que no podía
surgir más que al interior del mejor esfuerzo de los marxistas leninistas
maoístas para enfrentar la crisis del comunismo desatada por la derrota de la
Gran Revolución Cultural Proletaria en China: en el ahora extinto Movimiento
Revolucionario Internacionalista —MRI; este nuevo revisionismo pseudomaoísta no
solo llevó a la debacle al MRI, sino que se convirtió en el peligro principal actual para la unidad del Movimiento
Comunista Internacional.
El revisionismo del llamado “Camino Prachanda”, con la teoría de “fusionar”[24] la lucha de clases en la lucha nacional[25] —afín al oportunismo social-chovinista—, la claudicante teoría del “estado globalizado del imperialismo
estadounidense” y “la imposibilidad
del triunfo en Nepal”, resultan semejantes a las
teorías de Kautsky, sobre el ultra-imperialismo,
y de Trotsky, sobre la imposibilidad del
triunfo de la revolución en un solo país; la “teoría táctica para la revolución en el siglo XXI”[26] y el “multipartidismo” en
el nuevo Estado, también son afines a la “transición
pacífica” y “el Estado de todo el pueblo”, del revisionismo jrushchovista.
De ahí que el “Camino Prachanda” condujera a la traición de la revolución de Nueva Democracia y de la Guerra Popular en
Nepal.
El revisionismo de la llamada “Nueva Síntesis”, al renunciar a la concepción
marxista de la dirección del movimiento[27] regida por la
ley dialéctica de la Negación de la Negación,
termina renunciando al reconocimiento
marxista del determinismo en el
movimiento de la materia y haciendo una valoración derrotista y anti-obrera de la experiencia
histórica en el siglo XX: de la Dictadura del Proletariado, la construcción del socialismo, el papel de Stalin y de la Internacional
Comunista, sacando conclusiones esencialmente idénticas a las del trotskismo y
del jrushchovismo. La teoría avakianista contra la “reificación del
proletariado” significa en realidad repudiar su papel de vanguardia en la
revolución y renegar de su Dictadura omnímoda en el socialismo, calificándola
de “totalitarismo” y contra la cual proclama la defensa del derecho
burgués al disentimiento bajo el nuevo Estado[28], idéntico a los
reclamos Trotsky & Cía. en la URSS, de Liu Shao-chi y Ten Siao-pin en
China.
Ambas variantes del
revisionismo pseudomaoísta han declarado insubsistente la necesidad histórica
de la Dictadura del Proletariado e insuficiente la teoría del Marxismo
Leninismo Maoísmo para conocer y transformar el mundo imperialista del siglo
XXI, he ahí la profunda identidad con el contenido
del viejo y clásico oportunismo: bajo el rótulo de supuestas “nuevas y
revolucionarias teorías”, falsificación del marxismo, mutilación de su
contenido revolucionario, trueque de sus principios por teorías eclécticas,
confusas y aceptables para la burguesía.
Si es inevitable la lucha de los marxistas revolucionarios
contra el oportunismo, es también inevitable la escisión organizativa y la
depuración de los oportunistas de las filas del partido político de la clase
obrera. Los partidos que han logrado dirigir con éxito la revolución proletaria
se han separado de quienes con diferentes teorías han servido de vehículo para
cederle a la burguesía la dirección ideológica y política de la lucha del
proletariado. La unidad de los marxistas en el partido es incompatible con la
unidad de las tendencias en la misma organización, es imposible en convivencia
con el oportunismo. La unidad de los marxistas en el partido exige reconocer la
escisión con el oportunismo y es inconciliable con la existencia de fracciones
en su seno.
El revisionismo —peligro
principal— ha sido favorecido por las posiciones centristas de partidos que también fueron miembros del MRI[29], posiciones manifiestas en su
silenciosa tolerancia por años al revisionismo surgido en ese movimiento, en su
falta de autocrítica ante el respaldo y saludo a la “teoría táctica” del Acuerdo
de Paz del 2006 en Nepal —léase teoría de traición—; en su persistente
conciliación con los jefes del “nuevo” PCN(M) evadiendo liberalmente la condena
a su responsabilidad dirigente en la traición y tolerando su juego distractor de
amenazar con “tomar nuevamente las armas en una insurrección”, cuando es bien
sabido que el “nuevo” PCN(M) heredó la línea ideológica y política del
revisionismo prachandista en defensa del “cumplimiento cabal del Acuerdo Global
de Paz”, sólo que presentada bajo un nuevo ropaje: denuncia a la “traición”[30] de Prachanda y Bhattarai y supuesto
repudio a la “nueva síntesis de Avakian”. La unidad de tendencias que preconiza el centrismo mella y hace inofensiva la lucha política de la clase obrera y es
inservible para el triunfo de su programa.
Las teorías y felonías del
revisionismo pseudomaoísta actual y la vacilación y conciliación del
oportunismo centrista han sido denunciadas y confrontadas por los marxistas
leninistas maoístas de diversos países —en pocas ocasiones los esfuerzos han
sido comunes, generalmente se han dado por separado—; y si bien, esta lucha ha logrado
un repudio bastante general al avakianismo y ha impedido a las “nuevas” teorías
revisionistas entronizarse como línea general del Movimiento Comunista
Internacional, debe fortalecerse la unidad consciente de los comunistas sobre
la agudización de la crisis causada por el ataque revisionista, que ha sumido al
Movimiento Comunista Internacional en un estado de gran confusión, gran
dispersión y tremenda impotencia política para organizar y dirigir el movimiento
espontaneo de las masas, que se alza impetuoso contra el imperialismo y sus
soportes reaccionarios en todos los países.
En estas condiciones del Movimiento Comunista
Internacional, el
triunfo del marxismo sobre el oportunismo debe ser en toda la línea general: en los fundamentos teóricos del Marxismo
Leninismo Maoísmo, en el juicio sobre la experiencia histórica de la Revolución
Proletaria Mundial —la Revolución, la Dictadura del Proletariado, la
construcción del Socialismo, el papel de la III Internacional—; en la
comprensión de los fenómenos económicos, políticos y sociales del período
actual de agonía del imperialismo, y en consecuencia, en las tareas de la
revolución y de los comunistas a nivel mundial y en cada uno de los distintos
tipos de países.
Derrotar al imperialismo es la
palpitante necesidad de la sociedad mundial, es la exigencia de las propias
contradicciones del sistema moribundo. La derrota del imperialismo exige vencer
al peligro principal de la unidad internacional de los comunistas, cuidando que
al sacar el derechismo por la puerta del frente, no entre el “izquierdismo” por
el traspatio.
Es apenas natural que esta gran
lucha contra el oportunismo de derecha, fuera acompañada por una tendencia en
el movimiento hacia el “izquierdismo”, cuyas “nuevas” teorías —en las condiciones
actuales de gran confusión en el Movimiento Comunista Internacional— toman la
forma de una defensa “ultramaoísta del maoísmo” y son presentadas a nombre del
llamado “Pensamiento Gonzalo” como “desarrollo universal” del Marxismo
Leninismo Maoísmo, pretensión que en la práctica, distorsiona y opaca la
verdadera e importante contribución hecha por el Presidente Gonzalo a la lucha
contra el revisionismo en el Perú, a la línea Marxista Leninista Maoísta del
Partido Comunista del Perú —PCP— y a su papel como destacamento de vanguardia
del proletariado en el inicio y desarrollo de la Guerra Popular en ese país.
El reconocimiento marxista
leninista maoísta del papel del Presidente Gonzalo se echa a perder cuando se
le endiosa como “Pensamiento Gonzalo” circunscribiendo la unidad ya no a sus
ideas sino a su personalidad, a tal punto que su jefatura es reclamada tanto
por el oportunismo de “izquierda” como por el oportunismo de derecha más
conocido como LOD (línea oportunista de derecha); y es condenado a muerte por
una variante del oportunismo de derecha bajo la forma de revisionismo armado
que algunos sectores provenientes del PCP, extrañamente denominan LOI (línea
oportunista de “izquierda”). En realidad, son las expresiones ideológicas del
fraccionamiento del PCP, donde a los marxistas leninistas maoístas les asiste
la responsabilidad de superar el recodo en lucha contra el oportunismo de
derecha y de “izquierda”.
Las “nuevas” teorías del llamado
“Pensamiento Gonzalo” en realidad representan divergencias con el
Marxismo Leninismo Maoísmo, ya no desde la posición del oportunismo de derecha —revisionismo
avakianista— sino desde el oportunismo de “izquierda”: sus teorías del “pensamiento guía” y de “principalmente maoísmo” convierten la
aplicación creadora de la teoría del marxismo a los problemas de la revolución
en cada país en una negación de la base de unidad alcanzada por el extinto MRI
en 1993:
En el curso de la revolución china Mao había
desarrollado el marxismo-leninismo en muchos campos importantes. Pero fue en el
crisol de la Gran Revolución Cultural Proletaria que nuestra ideología dio un
salto y emergió por completo el tercer gran hito, el
marxismo-leninismo-maoísmo. Desde el plano superior del marxismo-leninismo-maoísmo
los comunistas revolucionarios podrán comprender aún más profundamente las
enseñanzas de los anteriores grandes líderes e incluso las primeras
contribuciones de Mao Tsetung adquirirán un más profundo significado. Hoy, sin
maoísmo no puede haber marxismo-leninismo. En realidad, negar el maoísmo es
negar el marxismo-leninismo mismo[31].
Las “nuevas” teorías del llamado
“Pensamiento Gonzalo” sobre “el
capitalismo burocrático o la evolución del semifeudalismo”, y “la contradicción como única ley de la dialéctica”
divergen de la concepción materialista del mundo y las leyes de su
movimiento dialéctico; su máxima de “guerra
popular como forma principal de lucha en todo momento y hasta el comunismo” niega
la objetividad y el carácter táctico de las formas de lucha y de organización,
siendo una concepción afín a la abierta “defensa
del linpiaoísmo” alentada por algunos maoístas; su “culto indiscutible a los jefes” se aparta de la teoría leninista
sobre la relación entre masas, clases, partidos y jefes; y su teoría del “partido militarizado” es ajena a la
teoría leninista del Partido político del proletariado, y en cambio, enlaza con
la teoría guevarista de la organización político militar.
En el
terreno político, las divergencias con camaradas defensores del llamado “Pensamiento Gonzalo” residen en
el reconocimiento materialista de la contradicción principal en el mundo; en la
caracterización de la sociedad, del capitalismo y la revolución en los países
oprimidos capitalistas; en la relación entre la guerra popular e insurrección; en
la distinta particularidad de la guerra popular en los países oprimidos y en
los países imperialistas. También existen divergencias en el balance de algunas
cuestiones de la experiencia histórica, tales como la correcta política de Frentes
Populares orientada por la Internacional Comunista, calificada
despreciativamente por algunos comunistas como “frentepopulismo”.
Dado que
el revisionismo es hoy el peligro principal para la unidad del Movimiento
Comunista Internacional, la contradicción con las posiciones “izquierdistas”
opuestas al revisionismo, es ahora una contradicción en el seno del pueblo, una
contradicción entre comunistas, tratable por el método de la discusión, la
lucha ideológica, la persuasión, la crítica y autocrítica.
- BASE SOCIAL DEL OPORTUNISMO
El oportunismo proclama la defensa de la unidad, de
la democracia, de continuar el camino trazado por Marx, Lenin, Stalin y Mao y,
de las mejores tradiciones del Movimiento Comunista Internacional. Pero su
concepción, punto de vista y método para resolver las contradicciones con el
enemigo no son los revolucionarios del proletariado sino los conservadores de
la pequeña burguesía, que llevan a la conciliación y defensa de los intereses
de la burguesía en las propias filas del movimiento obrero; siembran dudas y
discordia en las filas de los revolucionarios, dejándolos a la zaga del
movimiento de masas o separados de ellas en temerarias aventuras de
conspiradores.
Empero, el oportunismo no es un problema moral; el
oportunismo es una necesidad del imperialismo para prolongar la agonía del
sistema capitalista y resistir a ser sepultado por la Revolución Proletaria
Mundial; el oportunismo para inmovilizar y disuadir las fuerzas de la
revolución —movimiento de las amplias masas populares— ataca, vulnera y
debilita directamente la vanguardia y el poder de la revolución: la
independencia de clase del Partido y el armamento general del pueblo, base del
poder en el nuevo Estado de Dictadura del Proletariado.
El oportunismo encuentra su fuerza, poder y apoyo,
en las condiciones materiales de la sociedad capitalista. La base material de las
ideas burguesas dentro del movimiento obrero, en favor de continuar la
explotación, radica en el hecho de que constantemente el capitalismo arroja a
las filas del proletariado a sectores arruinados de la pequeña burguesía, en la
vecindad social del proletariado con la pequeña burguesía y, principalmente, en
la existencia de una capa social privilegiada del proletariado en los países
imperialistas, llamada aristocracia obrera: una minoría de obreros aburguesados
y corrompidos con migajas, tanto de la plusvalía que el imperialismo obtiene de
la explotación mundial del proletariado como del saqueo a los países oprimidos.
La aristocracia obrera, a través de las Confederaciones Sindicales
imperialistas y de Organizaciones No Gubernamentales —ONGs, auxilia
económicamente a sus congéneres en el movimiento sindical de los países oprimidos: una capa de funcionarios,
asesores, instructores, que sin tener los privilegios y posiciones económicas
de la aristocracia obrera de los países imperialistas, sí por sus altos
emolumentos y privilegios sociales, se han convertido en parásitos del
movimiento obrero, y también engrosan la base social del oportunismo. A lo
largo de la fase imperialista, la aristocracia
obrera ha sido el principal apoyo social de la política imperialista en la
clase obrera mundial, apoyo que al debilitarse por los recortes en la crisis
económica, favorece la misión histórica del proletariado mundial: sepultar al
imperialismo, sistema moribundo que sigue viviendo artificialmente sostenido
por el oportunismo y socialmente por la aristocracia obrera.
El ser social determina la conciencia social. El que
la aristocracia obrera exista como una capa parásita que se desenvuelve no
entre los obreros sino entre los capitalistas en los países imperialistas, del
mismo modo que la capa de parásitos del movimiento sindical —“compañeros de
viaje” del proletariado— en los países oprimidos tengan intereses duales de
explotadores y explotados, constituyen el ser social determinante de su
conciencia social: ideas en defensa de la burguesía y el imperialismo, tráfico con
los intereses de la clase obrera y apoyo a las teorías de la eternización del
actual modo de producción capitalista, a la tergiversación de la historia y a
los juicios sobre la experiencia del movimiento obrero con sesgo desmoralizador
y sumiso ante el imperialismo.
La base social del oportunismo es la aristocracia
obrera, los funcionarios sindicales corrompidos y el peso de la pequeña burguesía
tanto en la sociedad, como en el movimiento revolucionario y en calidad de
intelectuales dentro del propio Partido de los obreros.
La mejor forma de limitar la influencia de las
ideas oportunistas y contrarrevolucionarias en el movimiento obrero y en las
filas de los comunistas es practicando el llamado de la Internacional Comunista
a vincularse a las masas en todo momento, pensar en sus intereses y luchar
incansablemente contra los enemigos del pueblo. En la lucha contra el oportunismo
social-chovinista Lenin subrayó está orientación que es válida para combatir
toda forma de oportunismo:
Y por eso, si queremos
seguir siendo socialistas, nuestro deber es ir más abajo y más a lo hondo, a las verdaderas masas: en ello está
todo el sentido de la lucha contra el oportunismo y todo el contenido de esta
lucha. Poniendo al descubierto que los oportunistas y los socialchovinistas
traicionan y venden de hecho los intereses de las masas, que defienden
intereses pasajeros de una minoría obrera, que extienden ideas e influencias
burguesas, que en realidad, son aliados y agentes de la burguesía, de este modo
enseñamos a las masas a comprender cuáles son sus verdaderos intereses
políticos, a luchar por el socialismo y por la revolución, a través de todas
las largas y penosas peripecias de las guerras imperialistas y de los
armisticios imperialistas[32].
- EL OPORTUNISMO EN FILOSOFÍA
El oportunismo ataca en todos los terrenos de la
lucha de clase del proletariado, y la filosofía marxista no es la excepción,
por lo cual uno de los debates más frecuentes con el oportunismo, en el
Movimiento Comunista Internacional, se ha dado en el terreno fundamental de la
concepción del mundo y de las leyes generales del movimiento.
En la actualidad, el revisionismo avakianista con
el argumento de que el método materialista dialéctico presenta errores, lo
desecha y lo decreta caduco, concluyendo que se requiere una “nueva cosmovisión”
—léase concepción del mundo— que “rompa con la concepción, el método y las
experiencias anteriores”, que enmiende la “insuficiencia” de la teoría
revolucionaria del proletariado.
Como parte de esa “nueva cosmovisión” o “nueva
síntesis”, se esgrime la teoría antimarxista sobre “la Contradicción como única ley de la dialéctica”, que desecha de
tajo la Ley de la Negación de la Negación
tras señalarla como un error de Engels, y tergiversa a Lenin y a Mao
quienes concibieron la Ley de la Contradicción como “el núcleo de la dialéctica” y la Ley “más fundamental de la dialéctica”. La teoría de la Contradicción
como “única ley de la dialéctica”[33], fue pregonada desde hace tiempo por los
revisionistas[34], no es un invento original del revisionismo post-MLM
que la ha tomado directamente de la sofistería burguesa sobre el indeterminismo y de los ataques
pequeñoburgueses contra el determinismo
marxista.
Dada la convivencia con tendencias oportunistas que
se impuso en el extinto Movimiento Revolucionario Internacionalista —cuna del
nuevo revisionismo pseudomaoísta— la “nueva” teoría avakianista sobre La Ley de
la Contradicción, fue aceptada sin discusión, tanto por los partidos seguidores
del “Camino Prachanda”, como por los partidos defensores del “Pensamiento
Gonzalo”.
De igual modo, como pasó sin lucha ni discusión, la
tergiversación avakianista del papel de las contradicciones, poniendo patas
arriba el auto-movimiento de los fenómenos, llegando a la torpeza de explicar
el desarrollo de la revolución por las contradicciones externas y no por las
internas, evidente en el caso de la revolución nepalesa, cuando la Guerra
Popular habiendo sitiado la capital Katmandú y sin embargo, el Partido
Comunista de Nepal (Maoísta) concluye que no era posible el triunfo de la
revolución ya que las condiciones internacionales y el poderío del imperialismo
era el principal problema[35].
El movimiento es el estado de la materia, existe
objetivamente y son innumerables las leyes o elementos de la dialéctica[36] que lo rigen, explican y determinan, pero son tres
sus leyes más generales: la ley de la Unidad
y Lucha de Contrarios, la ley de los Cambios
Cuantitativos en Cualitativos y Viceversa y la ley de la Negación de la Negación, que explica el
sentido o dirección del movimiento de un fenómeno: ascenso, progreso, avance,
reemplazo de lo viejo por lo nuevo. Negar la existencia de esta ley equivale a plantear
que aunque una cosa se desarrolle, no se sabe hacia dónde tiende tal desarrollo;
es remozar la teoría fundamental del revisionismo clásico: “el movimiento lo es todo y el objetivo final es nada.” Sin la ley de la Negación de la Negación no se puede explicar la conexión de las distintas
etapas del movimiento.
La causa objetiva del ataque a la ley de la Negación de la Negación, como una ley
de la dialéctica materialista, se encuentra en la derrota de las revoluciones
en la URSS y en la República Popular China, sucesos que al ser malinterpretados
han sembrado la convicción de que existen cosas imprevisibles, o que el
movimiento social no tiene dirección o tendencias de desarrollo y que por tanto, una
parte de la concepción dialéctica del marxismo, precisamente la que más explica
la dirección del movimiento, no es válida.
El oportunismo avakianista considera la ley de la Negación de la Negación, como una
tendencia reduccionista, simplista, de “sistema cerrado” hacia lo “inevitable”,
pretendiendo derivar que el estudio de Engels sobre la naturaleza estaba
errado; y que ver esta ley en la sociedad, es reducir la tendencia de su
desarrollo a esquemas predeterminados o a soluciones ya elaboradas: renuncia
abierta al carácter determinista del marxismo. Esa es la base filosófica de su
“teoría de la síntesis” y del trueque del método Unidad–Lucha–UNIDAD —luchar
partiendo de una base de unidad para alcanzar una base superior de unidad— por “unidad-lucha-transformación”
donde la unidad de los comunistas será siempre algo indeterminado, caótico,
hacia ninguna parte, ningún programa, ninguna causa, sólo movimiento sin
objetivo final. Esa es la base filosófica de concebir el desarrollo del
marxismo como “síntesis”, sin continuidad ni coherencia histórica en la lucha
contra el oportunismo. Esa es la base filosófica tanto de la “nueva síntesis”
de la derecha, como del “principalmente maoísmo” del “izquierdismo”, concepciones
ajenas al Marxismo Leninismo Maoísmo ciencia en desarrollo, integra, coherente
y exacta.
La “Nueva Síntesis”, al igual que la “síntesis” de
los diferentes “Caminos” y “Pensamientos Guías”, necesitan eliminar la ley de la Negación de la Negación, ya que se
proclaman constructores de “nuevos cimientos más acordes a las necesidades del siglo
XXI”. Desde hace más de 30 años, en el seno del PCR,EU[37] se viene arando el terreno con argumentos amañados,
con argucias apócrifas sobre la inexistencia de esta ley llamando a sus defensores
con el apelativo bumerang “dogmato-revisionistas”, “olvidando” que según el
leninismo: “No puede haber dogmatismo,
donde el criterio supremo y único de la doctrina en su conformidad con el
proceso efectivo del desarrollo económico social”. Además, se endilga a los
marxistas “apego cuasi-religioso” al pasado; en el fondo, los oportunistas echan
mano a la muy vieja consigna de los economistas rusos: “¡Contra la ortodoxia!”.
En ideología, renegar de la Ley dialéctica de la
Negación de la Negación conduce a la imposibilidad del conocimiento del mundo
objetivo y su movimiento, cayendo en el pantano del idealismo —agnosticismo— y
del positivismo. En política, desechar la Ley dialéctica de la Negación de la
Negación lleva al abandono de la táctica plan de una clase determinada por la
táctica proceso de un “movimiento para la revolución” y a renunciar al programa
marxista —definición de principios que
orientan la política del partido, en relación con el desarrollo económico y las
relaciones de clase en la sociedad o lo que es lo mismo, la expresión teórica (consciente) del desarrollo
económico de una sociedad, de las contradicciones sociales y políticas que
genera— para transformar el mundo; a perder de vista la necesidad de la
Dictadura del Proletariado, el “olvido” clásico de todo oportunismo, y piedra
de toque para diferenciar entre el marxismo revolucionario y el oportunismo. En
organización, desconocer la Ley dialéctica de la Negación de la Negación induce
a ver innecesario construir un partido político de clase para la lucha
revolucionaria, dedicándose mejor a los movimientos poli-clasistas como fue el
efímero “Movimiento de Resistencia Popular Mundial” promovido por el MRI. Rechazar
la Ley dialéctica de la Negación de la Negación es renunciar al Marxismo
Leninismo Maoísmo que concibe el imperialismo como la antesala del socialismo y
no como un intrincado nudo; al proletariado como el sepulturero del sistema
capitalista y no como un caduco sujeto histórico; y a la lucha de clases no
como un movimiento sin objetivo final, sino como un proceso con una dirección determinada donde:
1) … la existencia de
las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la
producción; 2) … la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del
proletariado; 3) … esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito
hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases...[38]
[1] Una clásica corriente pequeñoburguesa ha sido el anarquismo que,
desde fuera y abiertamente contra el marxismo, enfila su teoría contra toda
forma de Estado, soñando con una sociedad que de la noche a la mañana, sin
necesidad de un Estado, suprima la dominación de clase y adquiera conciencia de
su papel en la historia. Por su parte, el oportunismo, a nombre del marxismo,
reconoce el Estado, pero niega su carácter de clase, su esencia como dictadura
de clase; escamotea la diferencia entre dictadura proletaria y dictadura
burguesa, admitiendo solo la “dictadura en general” y la “democracia en
general”, como hoy se estila entre los partidarios de la “nueva síntesis”, cuya
defensa del “derecho al disentimiento” es un ataque soterrado contra la
Dictadura del Proletariado y un reniego de su experiencia histórica. (Ver posturas
de Avakian al respecto en: “Dictadura y
democracia, y la transición socialista al comunismo” charla publicada en el
Obrero Revolucionario actual Revolución en el 2004).
[2] Se refiere al período de 1873 a 1903 cuando al terminar una crisis
económica del capitalismo, dice Lenin: El
capitalismo se ha transformado en imperialismo.
[3] Aunque el Partido Socialdemócrata Alemán en los Congresos de
Stuttgart (1898), Hannover (1899), y Lübeck (1901), rechazó las exigencias
teóricas de Bernstein y lo recombino, no resolvió sobre la necesidad de refutar
las teorías revisionistas, cuestión que luego asumió de forma profunda y
contundente el leninismo.
[4] De 1903 a 1918: período inicial de la descomposición del sistema
capitalista.
[5] En este siglo, en Nepal, del PCN(M) surgió esta misma idea bajo una forma nueva: “Estado globalizado
del imperialismo estadounidense”, de donde se extrajo la conclusión según la
cual, la revolución en Nepal no podía triunfar y era necesario un “Acuerdo
global de paz” que selló la traición revisionista a esa revolución.
[6] La Comuna como NUEVO TIPO DE ESTADO en esencia consistió en:
• Derivar la fuente del poder de la iniciativa directa de las masas
desde abajo y no por decreto.
• Sustituir por el pueblo armado, el ejército permanente,
institución apartada de las masas.
• Suprimir la burocracia,
reemplazándola por funcionarios elegidos democráticamente, removibles y
asalariados.
[7] De 1918 a 1948: período de profundización y extensión del
desarrollo capitalista en el mundo.
[8] De 1948 a 1958: período de extensión y fortalecimiento del sistema
socialista en el mundo.
[9] Los ataques a
Stalin, característicos del trotskismo y oficializados por el jrushchovismo en
el XX Congreso del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) en 1956, fueron
refutados por los marxistas leninistas en la gran polémica contra el
revisionismo moderno, con un histórico balance del papel del Camarada Stalin: “Los méritos y errores en la vida de Stalin
son una realidad objetiva histórica. Comparados sus méritos y sus errores,
pesan más los primeros que los últimos. Las acciones principales de su vida son
acertadas, y sus errores son de segundo orden. Todo comunista honrado que
respete la historia, al hacer el balance de las actividades teóricas y
prácticas de Stalin en conjunto, verá primero, sin duda, lo que constituye el
aspecto principal de su vida. Por lo tanto, al apreciar, criticar y vencer con
acierto los errores de Stalin, debemos salvaguardar el aspecto principal de su
vida, y salvaguardar el marxismo-leninismo, que él defendió y desarrolló.”
En la actualidad, varios partidos u organizaciones maoístas, sin criticar ese
balance, de hecho lo revierten pretendiendo tergiversar la historia, dando más
peso a los errores de Stalin que a sus aciertos, y además, extienden ese mismo
método y rasero para juzgar la III Internacional. Como afirma la Declaración
del MRI en 1984: esto es “aprovechar los
errores reales para sacar conclusiones reaccionarias”.
[10] En el siglo XXI,
las teorías del revisionismo moderno en la cuestión central del Estado de
Dictadura del Proletariado, han sido reeditadas por partidos revisionista pseudo
maoístas bajo las nuevas formas del “multipartidismo” y del “derecho al
disentimiento”, del PCN (M) y el PCR,EU, respectivamente.
[11] El Partido del Trabajo de Albania que con la dirección de Enver
Hoxha, contribuyó a la refutación del revisionismo jrushchovista, más tarde, también
liderado por Enver Hoxha, se transformó en un cuartel general antimaoísta, para
atacar y desprestigiar la Gran Revolución Cultural Proletaria en China.
[12] Línea General compendiada en el documento Proposición Acerca de la Línea General del Movimiento Comunista
Internacional de 1963, más
conocida como La Carta de los 25 Puntos.
[13] La negación trotskista de la experiencia histórica de la Dictadura
del Proletariado, cuyos Estados en Rusia y China no les merecen más que el
apelativo de “Estados obreros degenerados y burocratizados”, se convierte en
afinidad oportunista con la valoración que de esa experiencia hace el
revisionismo pseudo-MLM del siglo XXI.
[14] Desde los años 70, a los trotskistas se les conocía por su
consigna: “Revolución Socialista, o caricatura de revolución”; hoy se les
conoce por defender una caricatura de la Revolución Socialista.
[15] De 1958 a 1972: período de expansión de las guerras de liberación
nacional.
[16] Esa fue la cima del período de guerras de liberación nacional y, a
la vez, esa fue la triste historia de las revoluciones dirigidas por la pequeña
burguesía en Cuba, Nicaragua, El Salvador, Argelia… Más tarde, en otro período,
la traición vuelve al escenario, esta vez a manos del revisionismo prachandista
en la guerra popular en Nepal, sólo que más grave: consumada en nombre del
proletariado, del Marxismo Leninismo Maoísmo y del Comunismo.
[17] Para la época,
Lenin publicó un libro que fue entregado a los delegados del Segundo Congreso
de la Internacional Comunista titulado: La
enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, sentando las bases
de la actuación del partido entre los sindicatos reformistas y la utilización
de la legalidad burguesa. Actualmente en el MCI existe una variante
“izquierdista” que limita el juicio de lo correcto, al criterio de si se
desarrolla o no lucha armada en el momento; incluso algunas organizaciones
repudian el trabajo entre los sindicatos y las organizaciones de masas por
considerarlas reformistas o economicistas a causa de su dirección; o centran su
atención en construir un Partido sin apoyo de masas, pero con armas. En las
toldas revisionistas, La enfermedad
infantil del “izquierdismo” en el comunismo, se amolda unilateralmente para
justificar su cretinismo parlamentario en oposición y renuncia a la vía armada
o de la violencia revolucionaria de las masas.
[18] 1972 a 1990: cuando se derrumba la máscara comunista del
socialimperialismo soviético, pues desde 1956 ya había sido derrotado el Estado
de Dictadura del Proletariado.
[19] Respecto a la línea “izquierdista” de Lin Piao, existen
organizaciones que la reivindican en una defensa abierta del “izquierdismo”,
tal como otras lo hacen de la “teoría de los tres mundos” y se llaman así
mismas tercermundistas, u otras defendieron a capa y espada la línea de Ten
Siao-ping. Lo especial ahora es, que como parte de la gran confusión en el MCI,
existen organizaciones marxistas leninistas maoístas que se declaran en favor
de reversar la crítica de la GRCP a Lin Piao, argumentando nuevas versiones
chinas y occidentales sobre los hechos. La decisión del PCCH en vida del
Presidente Mao, la crítica masiva de la GRCP y la comunicación del PCCH sobre
las circunstancias de la muerte de Lin Piao, siguen siendo la fuente más
autorizada y creíble para los comunistas, sobre esta cuestión.
[20] Sobre una nueva base de conocimiento, experiencia y lucha, se
repitió la amarga lección de la URSS: el EPL mantenía el monopolio de las
armas; el burocratismo corroía los órganos de poder Estatal; en la dirección
del Partido y del Estado levantaron poderosos cuarteles los seguidores del
camino capitalista; las masas, en especial la proletarias, desarmadas quedaron
separadas del ejercicio directo del poder del Estado, que terminó siendo de
nuevo una fuerza especial “al servicio de las masas” y separada de ellas.
[21] La tendencia de la corriente hoxhista en el Movimiento Comunista
Internacional, ha sido hacia la división y la definición abierta en ideología,
programa y táctica, entre las dos grandes líneas en cuya confrontación tuvo su
surgimiento: la línea revisionista y la línea marxista leninista maoísta. De
eso dan cuentas los hechos: Partidos “M-L” sumidos en el fango parlamentario
(incluso en ministerios y presidencias) junto con los revisionistas y
trotskistas; Partidos M-L a medio camino, coqueteando tácticamente con la
democracia burguesa y estratégicamente con la destrucción del Estado
reaccionario; y partidos que renuncian a la herencia hoxhista y acogen de nuevo
y en firme el Marxismo Leninismo Maoísmo.
[22] Basanta, uno de
los dirigentes de la traicionada revolución Nepalesa planteó en “Dimensión internacional del camino
Prachanda” que se encuentra en The
Worker No 10: “Nuestro partido, bajo
la dirección del camarada presidente Prachanda, considera que el análisis
realizado por Lenin y Mao sobre el imperialismo en el siglo XX, no sirve para
dirigir científicamente a los revolucionarios maoístas del siglo XXI”.
[23] El imperialismo, fase
superior del capitalismo, Lenin -
1916
[24] Sobre la fusión,
una tesis presentada en los documentos del PCN (M), pero de discusión de vieja
data en el MCI, tal como se mostró en el anterior capítulo de esta propuesta.
[25] Aceptada sin crítica por el MRI, donde ya había tomado vuelo
considerar revolucionaria la lucha antiimperialista a secas, apartada de la lucha
de clases y de la lucha contra el poder del capital, llevando a considerar
aliado por principio a quien luche contra el invasor extranjero, sin importar
que sea ficha de otro imperialismo, y su propósito sea consolidar la dictadura
de los reaccionarios sobre el pueblo.
[26] La negociación y
alto al fuego, que en los hechos fue una descarada traición en Nepal, fue
tolerada en el MRI, como una, aunque “riesgosa”, nueva y legítima táctica
revolucionaria para las condiciones del siglo XXI.
[27] Renuncia compartida pública y generalizada, de los partidos
maoístas de derecha, de centro y de “izquierda”, en una prueba al canto de
hasta donde ha llegado el grado de confusión en el MCI.
[28] Así el avakianismo transporta a las filas comunistas y en letras de
molde “marxista”, las ya muy trabajadas teorías antiobreras de la literatura
burguesa socialdemócrata, de Tony Negri, de la intelectualidad pequeñoburguesa
“postmarxista”…, todas, todas en el propósito expreso de combatir la Dictadura
del Proletariado y el socialismo bajo su gobierno.
[29] Han ido de vaivén en vaivén: inicialmente defendieron la
supervivencia del MRI al ataque revisionista; luego propusieron resucitarlo
pero sin su antiguo Comité; más tarde aceptaron el colapso del MRI y lanzaron
la propuesta de organizar un nuevo centro comunista MLM, más como la sumatoria
organizativa de fuerzas que se llaman a sí mismas marxistas leninistas
maoístas, que como producto de un deslinde profundo con el oportunismo. Al
mismo tiempo, tomaron la iniciativa de organizar el apoyo internacional a la
Guerra Popular en la India, tal vez con la ilusión de que el proletariado y los
comunistas, olviden la experiencia del centrismo conciliador con la traición a
la Guerra Popular en Nepal.
[30] Así llamaron, no a la verdadera traición en el Acuerdo de Paz, sino
a su posterior
perversión parlamentaria y abierta sumisión ante el imperialismo, el
expansionismo indio, la burguesía y los terratenientes.
[31] Viva el
Marxismo-Leninismo-Maoísmo!, Declaración del MRI – 1993
[32] El imperialismo y la escisión
del socialismo, Lenin - 1916
[33] En Colombia se ha
discutido esta cuestión, donde el avakianista Grupo Comunista Revolucionario
–GCR- ha sido uno de sus más acérrimos defensores.
[34] También
en los años 60 del siglo XX, los marxistas leninistas refutaron el mismo
artificio de pretender desautorizar a Engels con Mao, en cuanto a la ley
dialéctica de la negación de la negación. Cfr. Mao
Tse-Tung’s Contribution to Marxism-Leninism — N. Sanmugathasan. Liberation
Vol. 1, No. 2 [Dec. 1967, published by the Communist Party of India (M-L)]
[35] El Grupo
Comunista Revolucionario —GCR— en Colombia argumenta que la contradicción
principal de la sociedad reside en su carácter semicolonial, no en su carácter
capitalista como lo sostiene la Unión Obrera Comunista (mlm). Ver polémica en Revolución Obrera No. 50 Como en un mar de nubes (4).
[36] Cfr., Lenin, O.C. T.29, págs.
199-200-201.
[37] Cfr., Obrero Revolucionario Nº 95, de 1981,
cuyo eco en Colombia lo trasmitió el GCR en Alborada
Comunista Nº 5 de abril de 1983.
No hay comentarios:
Publicar un comentario