domingo, 26 de mayo de 2019

ACERCA DE LA NEGACIÓN DE LA NEGACIÓN


Continuando con la publicación  de documentos que contribuyen a la compresión de las leyes de la dialéctica y desarrrollar un profundo debate sobre este tema en el seno del Movimiento Comunista Internacional, publicamos una parte de la Propuesta de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional. donde se dan importantes aportes al tema sobre la Negación de la Negación.




Capítulo IV
EL MARXISMO Y LAS CORRIENTES OPORTUNISTAS
  1. EL OPORTUNISMO
El oportunismo, por su contenido, representa el sacrificio de los intereses a largo plazo de la clase obrera en aras de las ventajas inmediatas y pasajeras; ello significa abandonar los principios del marxismo, pervertirlo mellando su filo revolucionario, amoldándolo al revolucionarismo pequeñoburgués, inofensivo para el poder de la burguesía e inservible para la emancipación del proletariado. 

El oportunismo desecha el método materialista dialéctico, menosprecia el papel de la teoría revolucionaria como guía de la práctica revolucionaria, y de ésta como la base de todo conocimiento y teoría; niega las crisis del capitalismo y su decadencia, o, si las reconoce, no ve en ellas el rostro de la descomposición del sistema capitalista; niega que el imperialismo es la fase superior y última del capitalismo, su fase de decadencia, descomposición y agonía, la antesala del socialismo. Contra la teoría de la lucha de clases, el oportunismo predica la colaboración o conciliación o concertación entre clases antagónicas, sobreestima la legalidad burguesa y reduce el movimiento obrero y la lucha de clases a la lucha “realista” por pequeñas y graduales reformas posibles bajo tal legalidad —fustigando con saña toda idea que tienda a sobrepasar el límite permitido por la democracia burguesa—; o subestima la legalidad burguesa renunciando a toda lucha de resistencia contra la explotación capitalista.
En oposición a la revolución, el oportunismo proclama la transición pacífica al socialismo por la vía del parlamentarismo burgués, niega la necesidad de la violencia revolucionaria de las masas —de su lucha armada—, o la reemplaza por la lucha aislada de conspiradores armados voluntaristas, erigidos en “salvadores” de las masas, idealizando la lucha armada como forma principal de lucha en todo momento, sin que importen las características objetivas de la lucha de clases, ni las condiciones materiales del flujo y reflujo del movimiento.
El oportunismo renuncia a la independencia ideológica, política y organizativa del proletariado; desechando y renegando del papel dirigente del proletariado en la revolución, da prioridad a la cantidad sobre la calidad, sumando movimientos poli-clasistas —así espontáneamente confíen y defiendan el Estado burgués y sus instituciones—, y pluripartidistas sin distinciones ideológicas ni políticas.
Contra la propiedad socialista y la gran producción centralizada, el oportunismo abandera la preservación de la pequeña propiedad y la pequeña producción, concentrando su ataque contra la Dictadura del Proletariado[1] —cuestión fundamental del marxismo— quedando al descubierto el papel servil del oportunismo frente al imperialismo y a todos los explotadores. El oportunismo tergiversa, falsea y pervierte el marxismo; socava, debilita y vuelve efímera la unidad de los comunistas.
Cuando las diversas tendencias oportunistas nacionales pasaron a ser parte o expresión de una misma tendencia oportunista internacional, el oportunismo se convirtió en la quinta columna, en el lugarteniente, en el destacamento político de la burguesía al interior del movimiento obrero. El oportunismo es la mano derecha del imperialismo y la reacción, para disuadir, dividir, desviar, maniatar y desarmar la fuerza revolucionaria del movimiento de masas, de los obreros y campesinos, cuya alianza es parte fundamental de la base social de la Revolución Proletaria Mundial, única fuerza capaz de sepultar al imperialismo. El oportunismo cumple ese papel bien sea acorazado bajo su forma más común y recurrente: oportunismo de derecha o revisionismo, que lleva al Partido a marchar a la zaga del movimiento de masas; o bajo su forma opuesta, generalmente expiatoria de los pecados de derecha, oportunismo de “izquierda”, que separa a la vanguardia, aislándola del movimiento de masas. El revisionismo ha sido y es en general el peligro principal para la unidad del Movimiento Comunista Internacional.

  1. IMPERIALISMO Y OPORTUNISMO
El imperialismo es la fase agónica del capitalismo, la fase de agudización extrema de sus contradicciones, la fase de profundización en grado sumo de su contradicción fundamental entre la producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada. A la historia del imperialismo, va umbilicalmente ligada la transmutación del oportunismo, que conserva su contenido esencial —conciliar el antagonismo de las contradicciones que determinan el fin del sistema capitalista— pero cambia de forma atendiendo a las necesidades del imperialismo, a los cambios en el movimiento objetivo de la sociedad en su tendencia histórica hacia el socialismo y el comunismo. El oportunismo es el enfermero del imperialismo en su lecho de muerte.
En el periodo de surgimiento del imperialismo[2], cuando pasan a ser dominantes los monopolios en la economía capitalista, el oportunismo toma la forma bernsteiniana o revisionismo clásico, que ante el desarrollo de las premisas materiales del socialismo, considera innecesaria la revolución proletaria; declara insubsistentes los principios revolucionarios del marxismo en cuanto a la concepción materialista de la historia, la lucha de clases y especialmente la Dictadura del Proletariado; niega la concepción dialéctica del movimiento social, pregona la evolución pacífica, negando las crisis del capitalismo y su paso a la fase de decadencia y descomposición; la consigna “el objetivo final no es nada, el movimiento lo es todo” concentra la política de renunciar a la revolución a cuenta de las ventajas pasajeras del parlamentarismo, en ese período de desarrollo pacífico de la lucha de clases, y entroniza las vías legales como formas principales de lucha en todo momento, reduciendo los alcances de la revolución proletaria al límite permitido por la institucionalidad burguesa[3].
El cambio en la situación objetiva, caracterizado por la contradicción inter-imperialista que pasa a jugar el papel de contradicción principal[4], y cuya agudización condujo al estallido de la Primera Guerra Mundial imperialista, dio madurez al oportunismo bajo la forma de social-chovinismo o defensa abierta de los intereses de la burguesía nacional en una guerra internacional. La consigna “defensa de la patria”, se corresponde con la necesidad imperialista de la guerra.
Tan descarado alineamiento del oportunismo con la burguesía, urge otra forma recatada de oportunismo: el centrismo kautskista conciliador entre el marxismo y el social-chovinismo, forma aún más peligrosa para la unidad internacional de los comunistas, pues invoca el marxismo para justificar la tolerancia con el social-chovinismo y sustentarlo teóricamente. El kautskismo considera que el cambio en la situación objetiva, por el fuerte desarrollo de los monopolios y de los países imperialistas, conllevaría a la fusión en un solo monopolio mundial[5], lo que acabaría la competencia, haría innecesarias las guerras y eliminaría por sí solas las contradicciones del imperialismo; esta es la teoría del ultra-imperialismo, ante el cual ya no sería necesaria la revolución proletaria, ni la independencia de clase del proletariado, y mucho menos su nuevo Estado de Dictadura de clase. El centrismo kautskista renunció a la independencia de clase del proletariado, quebró su unidad internacional en favor del apoyo nacionalista a la burguesía, aceptó sacrificar al proletariado y hacerlo carne de cañón de una guerra mundial por intereses reaccionarios y puramente imperialistas, y abiertamente renegó de la Dictadura del Proletariado. En esencia, el centrismo kautskista es tan servil ante la burguesía imperialista, como el social-chovinismo franco.
Contra el oportunismo social-chovinista y kautskista, se levantó el Partido Comunista bolchevique —con la dirección el gran maestro del proletariado Lenin—, para encabezar en el Movimiento Comunista Internacional la defensa del marxismo y del internacionalismo. El Leninismo destrozó las teorías revisionistas de Bernstein y Kautsky, impuestas en la Segunda Internacional; dio cimiento ideológico al triunfo de la revolución proletaria en Rusia, a la nueva organización mundial del proletariado la Tercera Internacional o Internacional Comunista; y desarrolló el Marxismo revolucionario en las condiciones de la fase imperialista o nueva Era de la Revolución Proletaria Mundial, elevándolo a una nueva y superior etapa: el Marxismo Leninismo.
El kautskismo fue derrotado teóricamente, pero prestó un gran servicio al imperialismo: causó la primera gran escisión del Movimiento Comunista Internacional; dejó sin vanguardia comunista al proletariado europeo impidiendo así que la Revolución Proletaria se extendiera por ese continente, y contaminó a los comunistas con ideas ajenas a la teoría marxista del Estado, que luego se impusieron por la fuerza de la costumbre en Rusia y en China, socavando la esencia de la Dictadura del Proletariado enseñada por La Comuna de París[6].
En el siguiente período[7] de la fase imperialista, caracterizado por la contradicción inter-monopolista como la contradicción principal que condujo a la II Guerra Mundial imperialista, la lucha contra el oportunismo se concentró en el nuevo Partido mundial del proletariado: la Internacional Comunista, campo de combate permanente contra el oportunismo de derecha, de “izquierda” y de centro trotskista, todas formas útiles, cual Caballos de Troya, al propósito militar imperialista de barrer del mapa a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
La Internacional Comunista trazó correctamente la táctica de Frente Único Antifascista, la cual condujo a la victoria —encabezada por el Ejército Rojo y el heroico pueblo de la URSS— sobre la reacción nazi fascista; también en China, donde fue aplicada consecuentemente, llevó al triunfo de la Revolución de Nueva Democracia. Sin embargo, la táctica de Frente Único Antifascista fue tergiversada por una nueva forma de oportunismo: el browderismo, surgida en el Partido Comunista de Estados Unidos, ante el cambio de la situación representada en el hecho objetivo de un bloque de países imperialistas enfrentado al fascismo y al nazismo; un cambio interpretado como escisión progresista del imperialismo, como cese de la contradicción antagónica entre el proletariado y la burguesía antifascista, que hacía innecesaria la revolución proletaria en países imperialistas como Estados Unidos. El oportunismo browderista, que deformó la correcta línea de Frente Único de la Internacional en una línea oportunista de conciliación con el imperialismo estadounidense, fue acogido por algunos Partidos Comunistas y combatido por otros, como preámbulo de la gran e inevitable lucha entre el Marxismo Leninismo y el revisionismo jrushchovista.
La victoriosa Revolución de Nueva Democracia en China fortaleció y extendió el socialismo existente en la URSS y junto con otros países de regímenes democráticos antiimperialistas dio existencia al Campo Socialista, contrario al campo imperialista; esa fue una nueva correlación de las fuerzas mundiales en un corto período[8] caracterizado por la contradicción entre los dos sistemas convertida en la contradicción principal mundial, y como tal, en la causa material y condición objetiva del surgimiento de una nueva y elaborada forma de oportunismo: el revisionismo jrushchovista o revisionismo moderno.
El jrushchovismo pregonó la conciliación entre los dos sistemas: el socialista y el imperialista, entre los dos Estados: de dictadura proletaria y dictadura burguesa, entre las dos clases antagónicas: el proletariado mundial y la burguesía mundial; atacó las conquistas del socialismo en la URSS y enlodó el papel del maestro del proletariado Stalin, bajo el pretexto de la “lucha contra el culto a la personalidad[9]; declaró insubsistentes las teorías marxistas leninistas sobre el imperialismo, la lucha de clases, la Revolución Proletaria, el Partido y el Estado, argumentando que la nueva correlación de fuerzas mundiales permitía “la transición pacífica” del capitalismo al socialismo, la “coexistencia pacífica” con el imperialismo, el avance del socialismo por sola “emulación pacífica”, “un Estado de todo el pueblo” en lugar del Estado de Dictadura del Proletariado, y “un Partido de todo el pueblo” en vez del Partido Comunista del proletariado[10].
Si bien las Conferencias de los Partidos Comunistas realizadas en Moscú en 1957 y 1960 refirmaron el Marxismo Leninismo diametralmente opuesto a las nuevas teorías del revisionismo jrushchovista, fue el Partido Comunista de China —PCCH[11], bajo la dirección del Presidente Mao Tse-tung, el que consecuentemente encabezó y continuó la lucha internacional en defensa del Marxismo Leninismo y contra el revisionismo moderno jrushchovista; lucha que delimitó los campos entre una línea general marxista leninista[12] opuesta a la línea general revisionista del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética —PCUS. De nuevo, una gran lucha contra el oportunismo permitió el desarrollo del marxismo revolucionario a una nueva y superior etapa: el Marxismo Leninismo Maoísmo. La defensa maoísta de los principios del Marxismo Leninismo, de la experiencia histórica de la Revolución Proletaria, de la Dictadura del Proletariado, de la construcción del socialismo y del papel de Stalin, se ciñó a la línea leninista en cuanto a la experiencia internacional: tomarla críticamente y comprobarla por sí mismos.
El maoísmo reafirmó la línea y la actuación correcta de los marxistas leninistas, criticó sus errores y deficiencias en la lucha por transformar el mundo, siendo este conocimiento de gran ayuda para la teoría y la práctica del mayor alcance de la Revolución Proletaria: la Gran Revolución Cultural Proletaria en China, que guiada por el Marxismo Leninismo Maoísmo dio continuidad a la experiencia histórica anterior, con una mejor comprensión de las leyes de la sociedad socialista y de su lucha de clases, de los métodos comunistas en el trabajo del Partido y su lucha de líneas, en la necesidad de movilizar a las más amplias masas populares para continuar la revolución bajo la Dictadura del Proletariado. El revisionismo jrushchovista, vencedor en el Partido y en el Estado de la URSS, fue derrotado teóricamente pero, aún así, prestó un gran servicio al imperialismo: causó la segunda gran escisión del Movimiento Comunista Internacional y disolvió el Campo Socialista; transformó a la URSS de potencia socialista en potencia social-imperialista, oxigenando al campo imperialista con el mercado y la explotación del proletariado y las masas en esa extensa zona del planeta.
Desde los tiempos de la primera revolución rusa, existe una variante del revisionismo que ha sido rebatida por el marxismo en fuerte, profunda y prolongada lucha: el trotskismo, una forma de oportunismo con apariencia centrista en general; centrista entre bolcheviques y mencheviques, pero de hecho, aliado a éstos últimos en el Bloque de Agosto que buscaba liquidar el Partido; centrista entre internacionalistas y social-chovinistas, pero en realidad junto con Martov, acólito y tolerante del centrismo de Kautsky. Centrista entre la dictadura de la burguesía y la Dictadura del Proletariado, pero en la práctica el trotskismo intrigó e instigó ataques contra ésta última, torpedeando —junto con mencheviques, social-revolucionarios y “comunistas de izquierda”— la paz de Brest-Litovsk; se opuso a la alianza con los campesinos para la cooperativización agrícola, como parte de la construcción del socialismo; armó la “oposición militar” contra la creación del Ejército Rojo, mientras admiraba a los viejos militares profesionales del ejército zarista; habló de la gran importancia de los sindicatos en la URSS, pero los atacó en cuanto a escuelas de gobierno, de administración económica y de socialismo; el trotskismo es una forma de oportunismo que niega la posibilidad de la construcción del socialismo en un solo país.
La lucha del marxismo contra el trotskismo ha sido permanente desde 1905. Si bien Lenin había denunciado que el trotskismo levantaba banderas de unidad para atacar las banderas de unidad, y Stalin había combatido la teoría trotskista de la “libertad de fracciones” en el Partido como una teoría antipartido, antagónica al centralismo democrático y a la disciplina consciente del proletariado, fue el XV Congreso del Partido Comunista Bolchevique realizado en 1927, el que condenó al trotskismo como ideología antibolchevique y antisoviética, por lo cual Trotsky fue expulsado del Partido, de la URSS y de la Internacional Comunista.
Aunque el trotskismo se asimila al “izquierdismo” en cuanto a su posición “obrerista” de rechazo y desprecio por la alianza obrero campesina, no por ello deja de ser fundamentalmente una variante del oportunismo de derecha, del revisionismo. El trotskismo dio apoyo expreso y público al “Informe secreto” que Jrushchov urdiera en 1956 contra la Dictadura del Proletariado, contra el Socialismo y contra el Camarada Stalin;[13] el trotskismo fue un encarnizado enemigo y detractor de la Internacional Comunista, combatió la Revolución China en sus etapas de Nueva Democracia y Socialista y, con especial saña, hizo causa común con los jrushchovistas y hoxhistas contra la Gran Revolución Cultural Proletaria. Bajo el dogma de la “revolución permanente”, el trotskismo niega la revolución por etapas en los países semifeudales y semicoloniales, pregonando la Revolución Socialista única, pero haciendo de ella una caricatura[14] que no va más allá de las reformas, las nacionalizaciones y el embellecimiento del Estado de dictadura de la burguesía. El trotskismo es una forma de oportunismo anti marxista-leninista-maoísta.
En el siguiente período de la fase imperialista[15], cuando la contradicción entre países imperialistas y países oprimidos se transformó en la contradicción principal mundial, dio piso material a la tendencia de resaltar el movimiento de liberación nacional y opacar la lucha de clase del proletariado, de nuevo el oportunismo se expresó mostrando su otra cara: el “izquierdismo”. El “izquierdismo”, una forma de oportunismo a nivel internacional que, en oposición radical a los viejos partidos revisionistas pacifistas y parlamentarios, abandona la concepción marxista de la táctica, convirtiendo la lucha armada en la “única” forma de lucha a utilizar; abandona la concepción materialista del papel de las masas, para abrazar la teoría de los héroes, pregonada por el guevarismo pequeñoburgués; abandona la teoría leninista del Partido como destacamento político de vanguardia del proletariado, para convertirlo en un destacamento de conspiradores separado de la clase y de las masas, cuando no en las híbridas organizaciones político-militares. La tendencia “izquierdista” fue reforzada por la inercia de la gran lucha inmediatamente anterior contra el oportunismo de derecha pacifista.
El oportunismo “izquierdista” sirvió al imperialismo en este y en el siguiente período: condujo a la liquidación de muchos e importantes partidos marxistas leninistas; aisló al proletariado de su vanguardia, opacó su papel a nivel internacional, subestimó su independencia de clase, dejó en segundo lugar su misión histórica y la Dictadura del Proletariado, y así la pequeña burguesía quedó dueña de la vanguardia. En varios países de Europa degradó la guerra popular a simple terrorismo urbano; en los países oprimidos, tomó la dirección de varias luchas armadas antiimperialistas pervirtiendo el heroico papel revolucionario de las masas cuyo movimiento, o fue conducido a la derrota, o fue reducido a tomar el viejo Estado para sus propios fines —cuestión resuelta por el marxismo desde las insurrecciones obreras en Europa a mitad del siglo XIX— o, simplemente completó el ciclo de identidad con el oportunismo de derecha, sacrificando la revolución armada en el altar de la conciliación y los acuerdos de paz con el imperialismo y su lacayos[16].
Pero, la lucha contra el “izquierdismo” es de vieja data. El Marxismo luchó en el siglo XIX contra el blanquismo y el anarquismo como tendencias externas. El Marxismo Leninismo luchó contra el oportunismo “izquierdista” surgido, a comienzos del siglo XX —una vez terminado el primer reparto mundial imperialista—, en los partidos comunistas y en el propio seno de la III Internacional; en ese período el oportunismo “izquierdista” apareció como expiación del derechismo de la II Internacional, y se manifestó como: la renuncia al trabajo en los sindicatos u organizaciones de masas reformistas, el desprecio a la lucha legal y la sobreestimación de la lucha clandestina, la desestimación del papel de los jefes —argumentando luchar contra la “dictadura del partido”—; la imposición como regla general de las consignas “ningún compromiso”, “ningún acuerdo”, y la defensa de la “teoría de la ofensiva” sin la necesaria lucha de resistencia por mejoras inmediatas[17]. El Marxismo Leninismo Maoísmo luchó, en el Partido Comunista de China, contra las líneas oportunistas de “izquierda” en la guerra popular prolongada, y contra el linpiaoísmo en plena Revolución Cultural Proletaria; en los Partidos Marxistas Leninistas de los países oprimidos luchó contra las tendencias pro-guevaristas, terroristas y foquistas.
En el período siguiente de la fase imperialista[18], determinado por la contradicción principal mundial protagonizada por la lucha entre las dos superpotencias EU y Rusia, la lucha del marxismo contra el oportunismo se concentra en la vanguardia de la Revolución Proletaria Mundial: la Gran Revolución Cultural Proletaria en China. La gran polémica internacional contra el jrushchovismo, nueva forma “socialista” del revisionismo, armó a los comunistas chinos para enfrentar las formas “socialistas” del oportunismo seguidor del camino capitalista y proclive a terciar en la lucha imperialista entre las dos superpotencias.
En el terreno teórico el Marxismo Leninismo confrontó las líneas revisionistas de Liu Shao-chi, Chou En-lai, Teng Siao-pin —continuadores de Bernstein, Kautsky y Jrushchov— defensores de las teorías “de las fuerzas productivas”, “los tres mundos” y “las cuatro modernizaciones”. El Marxismo Leninismo también combatió la línea “izquierdista” de Lin Piao en apariencia ultra-maoísta —exaltación del culto a la personalidad del Presidente Mao y transposición mecánica al mundo en su conjunto, de las condiciones en que se libró la Guerra Popular en China— pero en esencia, el mismo ya denunciado revisionismo “socialista”, que buscaba derrocar la Dictadura del Proletariado, restaurar el capitalismo y revertir la crítica al revisionismo jrushchovista[19].
En el terreno político, la Gran Revolución Cultural Proletaria dio continuación a la revolución bajo la Dictadura del Proletariado y por más de una década impidió la restauración del capitalismo en China; pero la Gran Revolución Cultural Proletaria fue derrotada, ya no por ignorancia o inexperiencia en la lucha contra las formas revisionistas en el socialismo, sino por la fuerza de la costumbre en los quehaceres del Estado, por el abandono en la práctica de la línea de la Comuna.[20] El revisionismo “a nombre y en defensa” del maoísmo, tomó el control del Partido Comunista y degeneró el Estado en una dictadura de la nueva burguesía “comunista”, cuyo poder restauró el capitalismo en China convirtiéndola en un país imperialista, opresor y explotador del pueblo chino y de otros pueblos. Nuevamente el revisionismo demostró su papel histórico de servir directamente al imperialismo, auxiliar al caduco y agonizante sistema capitalista, entregarle todo el potencial, progreso y avance de la economía socialista china y, principalmente, garantizar el parasitismo imperialista con la esclavización asalariada de más de mil millones de trabajadores.
Pero no fueron sólo los revisionistas chinos quienes alzaron banderas rojas contra las Rojas Banderas del Marxismo Leninismo Maoísmo, también, desde afuera, lo hizo la dirección del Partido del Trabajo de Albania, otrora Marxista Leninista y contraria al revisionismo jrushchovista. Contra el maoísmo, el Partido del Trabajo de Albania enarboló el hoxhismo, pero terminó renegando del Marxismo Leninismo y acogiendo posiciones clásicas del revisionismo y del trotskismo. El hoxhismo denigró de la Guerra Popular señalándola como una guerra “sin fin y sin perspectivas”, negó la lucha de líneas en el Partido; desconoció la Gran Revolución Cultural en China como el mayor avance histórico de la Revolución Proletaria, y defendió a rajatabla los errores de Stalin. Para atacar al maoísmo, el hoxhismo le endosó la revisionista teoría de los “tres mundos”, desconociendo la distinción esencial leninista entre países imperialistas y oprimidos; la tendencia a conciliar con el social-imperialismo ruso y a desconocer su genuino carácter imperialista, llevó al hoxhismo a subestimar la contradicción mundial entre las dos superpotencias. El hoxhismo, aunque de palabra no niega la revolución por etapas en los países semifeudales y semicoloniales, subestima el análisis concreto de la situación concreta —base materialista para resolver el carácter de la revolución en cada país—, con lo que termina acogiendo la línea trotskista de “revolución permanente socialista” que, en la práctica, es un tipo de revolución que no sobrepasa los límites de la democracia burguesa.[21] El hoxhismo hizo causa común con el PCUS —jefe del revisionismo moderno mundial— contra el Marxismo Leninismo Maoísmo, contra la Dictadura del Proletariado y el Socialismo; el hoxhismo mostró su carácter oportunista en su misma práctica: condujo a la restauración del capitalismo y del poder de la burguesía, con todos sus odios nacionales, en la propia Albania.
El triunfo de la nueva burguesía revisionista en China dio comienzo a la más profunda, prolongada y grave crisis en el Movimiento Comunista Internacional, caracterizada por la impotencia política, la confusión ideológica y la dispersión organizativa. Desde entonces, los marxistas leninistas maoístas luchan por unir y reorganizar sus filas, sobre la base del profundo deslinde con el oportunismo, de una profunda asimilación de la experiencia histórica y de una profunda comprensión de la situación actual del capitalismo moribundo, batalla en medio de la cual nace, lucha y muere, el Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI.
Aprovechando la derrota en China, la burguesía imperialista ha orquestado, junto con la socialdemocracia internacional, una frenética embestida contra el socialismo y el comunismo; se une hoy el ataque de todos los oportunistas con el objetivo común de tergiversar la historia, desechar la experiencia de la revolución proletaria[22], renegar de los principios del marxismo, del socialismo y de la Dictadura del Proletariado, con un rasgo peculiar en el periodo actual: se configura una nueva forma de oportunismo, presentada a sí misma como “marxista leninista maoísta”.

  1. LA LUCHA ENTRE EL MARXISMO Y EL OPORTUNISMO EN LA ACTUALIDAD
El dominio del capital en la economía mundial, la profundización de la dominación semicolonial imperialista; la expansión mundial de las relaciones de producción capitalistas, conviviendo en los países semifeudales con modos de producción atrasados, agrietando las economías de auto-subsistencia, destruyendo las relaciones feudales o simplemente adaptándolas a las necesidades del capital a nivel mundial, son hechos de mayor importancia en el presente período de la fase imperialista; período que inicia en 1990, cuando la contradicción entre el proletariado y la burguesía —cuyo papel revolucionario fue anunciado desde El Manifiesto— empieza a consolidarse como la contradicción principal mundial y la que mejor expresa, en la lucha de clases, la contradicción fundamental del capitalismo entre la producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada. Esos cambios en la situación objetiva del imperialismo son el caldo de cultivo de la nueva forma de oportunismo, que falsea el Marxismo revolucionario a nombre o como “superación” del Marxismo Leninismo Maoísmo.
El oportunismo, como producto social y necesidad del imperialismo, ha logrado detener, desviar y desvertebrar procesos revolucionarios durante más de un siglo. Esta amarga experiencia deja demostrado el carácter imprescindible de la condición leninista: “Lo más peligroso en este sentido son las gentes que no desean comprender que la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo”[23].
A lo largo de la fase de agonía del capitalismo, el oportunismo ha adoptado o reeditado viejas posiciones ya derrotadas en el Movimiento Comunista Internacional, tomando nuevas formas, pero manteniendo su viejo contenido. El prachandismo de los Partidos “maoístas” de Nepal y el avakianismo del PCR,EU son variantes esencialmente idénticas del oportunismo de derecha, que se refuerzan y complementan; son una nueva forma presentada a sí misma contraria al viejo revisionismo, pero en realidad encarnando la enésima revisión y abandono de la teoría revolucionaria del Marxismo y sus principios fundamentales, so pretexto de desarrollarlos a las condiciones del siglo XXI, ya no contra el Maoísmo, sino en nombre del Marxismo Leninismo Maoísmo. El prachandismo y el avakianismo son una nueva forma de oportunismo que no podía surgir más que al interior del mejor esfuerzo de los marxistas leninistas maoístas para enfrentar la crisis del comunismo desatada por la derrota de la Gran Revolución Cultural Proletaria en China: en el ahora extinto Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI; este nuevo revisionismo pseudomaoísta no solo llevó a la debacle al MRI, sino que se convirtió en el peligro principal actual para la unidad del Movimiento Comunista Internacional.
El revisionismo del llamado “Camino Prachanda”, con la teoría de “fusionar”[24] la lucha de clases en la lucha nacional[25] —afín al oportunismo social-chovinista—, la claudicante teoría del “estado globalizado del imperialismo estadounidense” y la imposibilidad del triunfo en Nepal”, resultan semejantes a las teorías de Kautsky, sobre el ultra-imperialismo, y de Trotsky, sobre la imposibilidad del triunfo de la revolución en un solo país; la teoría táctica para la revolución en el siglo XXI[26] y el “multipartidismo” en el nuevo Estado, también son afines a la “transición pacífica” y “el Estado de todo el pueblo”, del revisionismo jrushchovista. De ahí que el “Camino Prachanda” condujera a la traición de la revolución de Nueva Democracia y de la Guerra Popular en Nepal.
El revisionismo de la llamada “Nueva Síntesis”, al renunciar a la concepción marxista de la dirección del movimiento[27] regida por la ley dialéctica de la Negación de la Negación, termina renunciando al reconocimiento marxista del determinismo en el movimiento de la materia y haciendo una valoración derrotista y anti-obrera de la experiencia histórica en el siglo XX: de la Dictadura del Proletariado, la construcción del socialismo, el papel de Stalin y de la Internacional Comunista, sacando conclusiones esencialmente idénticas a las del trotskismo y del jrushchovismo. La teoría avakianista contra la “reificación del proletariado” significa en realidad repudiar su papel de vanguardia en la revolución y renegar de su Dictadura omnímoda en el socialismo, calificándola de “totalitarismo” y contra la cual proclama la defensa del derecho burgués al disentimiento bajo el nuevo Estado[28], idéntico a los reclamos Trotsky & Cía. en la URSS, de Liu Shao-chi y Ten Siao-pin en China.
Ambas variantes del revisionismo pseudomaoísta han declarado insubsistente la necesidad histórica de la Dictadura del Proletariado e insuficiente la teoría del Marxismo Leninismo Maoísmo para conocer y transformar el mundo imperialista del siglo XXI, he ahí la profunda identidad con el contenido del viejo y clásico oportunismo: bajo el rótulo de supuestas “nuevas y revolucionarias teorías”, falsificación del marxismo, mutilación de su contenido revolucionario, trueque de sus principios por teorías eclécticas, confusas y aceptables para la burguesía.
Si es inevitable la lucha de los marxistas revolucionarios contra el oportunismo, es también inevitable la escisión organizativa y la depuración de los oportunistas de las filas del partido político de la clase obrera. Los partidos que han logrado dirigir con éxito la revolución proletaria se han separado de quienes con diferentes teorías han servido de vehículo para cederle a la burguesía la dirección ideológica y política de la lucha del proletariado. La unidad de los marxistas en el partido es incompatible con la unidad de las tendencias en la misma organización, es imposible en convivencia con el oportunismo. La unidad de los marxistas en el partido exige reconocer la escisión con el oportunismo y es inconciliable con la existencia de fracciones en su seno.
El revisionismo —peligro principal— ha sido favorecido por las posiciones centristas de partidos que también fueron miembros del MRI[29], posiciones manifiestas en su silenciosa tolerancia por años al revisionismo surgido en ese movimiento, en su falta de autocrítica ante el respaldo y saludo a la “teoría táctica” del Acuerdo de Paz del 2006 en Nepal —léase teoría de traición—; en su persistente conciliación con los jefes del “nuevo” PCN(M) evadiendo liberalmente la condena a su responsabilidad dirigente en la traición y tolerando su juego distractor de amenazar con “tomar nuevamente las armas en una insurrección”, cuando es bien sabido que el “nuevo” PCN(M) heredó la línea ideológica y política del revisionismo prachandista en defensa del “cumplimiento cabal del Acuerdo Global de Paz”, sólo que presentada bajo un nuevo ropaje: denuncia a la “traición”[30] de Prachanda y Bhattarai y supuesto repudio a la “nueva síntesis de Avakian”. La unidad de tendencias que preconiza el centrismo mella y hace inofensiva la lucha política de la clase obrera y es inservible para el triunfo de su programa.
Las teorías y felonías del revisionismo pseudomaoísta actual y la vacilación y conciliación del oportunismo centrista han sido denunciadas y confrontadas por los marxistas leninistas maoístas de diversos países —en pocas ocasiones los esfuerzos han sido comunes, generalmente se han dado por separado—; y si bien, esta lucha ha logrado un repudio bastante general al avakianismo y ha impedido a las “nuevas” teorías revisionistas entronizarse como línea general del Movimiento Comunista Internacional, debe fortalecerse la unidad consciente de los comunistas sobre la agudización de la crisis causada por el ataque revisionista, que ha sumido al Movimiento Comunista Internacional en un estado de gran confusión, gran dispersión y tremenda impotencia política para organizar y dirigir el movimiento espontaneo de las masas, que se alza impetuoso contra el imperialismo y sus soportes reaccionarios en todos los países.
En estas condiciones del Movimiento Comunista Internacional, el triunfo del marxismo sobre el oportunismo debe ser en toda la línea general: en los fundamentos teóricos del Marxismo Leninismo Maoísmo, en el juicio sobre la experiencia histórica de la Revolución Proletaria Mundial —la Revolución, la Dictadura del Proletariado, la construcción del Socialismo, el papel de la III Internacional—; en la comprensión de los fenómenos económicos, políticos y sociales del período actual de agonía del imperialismo, y en consecuencia, en las tareas de la revolución y de los comunistas a nivel mundial y en cada uno de los distintos tipos de países.
Derrotar al imperialismo es la palpitante necesidad de la sociedad mundial, es la exigencia de las propias contradicciones del sistema moribundo. La derrota del imperialismo exige vencer al peligro principal de la unidad internacional de los comunistas, cuidando que al sacar el derechismo por la puerta del frente, no entre el “izquierdismo” por el traspatio.
Es apenas natural que esta gran lucha contra el oportunismo de derecha, fuera acompañada por una tendencia en el movimiento hacia el “izquierdismo”, cuyas “nuevas” teorías —en las condiciones actuales de gran confusión en el Movimiento Comunista Internacional— toman la forma de una defensa “ultramaoísta del maoísmo” y son presentadas a nombre del llamado “Pensamiento Gonzalo” como “desarrollo universal” del Marxismo Leninismo Maoísmo, pretensión que en la práctica, distorsiona y opaca la verdadera e importante contribución hecha por el Presidente Gonzalo a la lucha contra el revisionismo en el Perú, a la línea Marxista Leninista Maoísta del Partido Comunista del Perú —PCP— y a su papel como destacamento de vanguardia del proletariado en el inicio y desarrollo de la Guerra Popular en ese país.
El reconocimiento marxista leninista maoísta del papel del Presidente Gonzalo se echa a perder cuando se le endiosa como “Pensamiento Gonzalo” circunscribiendo la unidad ya no a sus ideas sino a su personalidad, a tal punto que su jefatura es reclamada tanto por el oportunismo de “izquierda” como por el oportunismo de derecha más conocido como LOD (línea oportunista de derecha); y es condenado a muerte por una variante del oportunismo de derecha bajo la forma de revisionismo armado que algunos sectores provenientes del PCP, extrañamente denominan LOI (línea oportunista de “izquierda”). En realidad, son las expresiones ideológicas del fraccionamiento del PCP, donde a los marxistas leninistas maoístas les asiste la responsabilidad de superar el recodo en lucha contra el oportunismo de derecha y de “izquierda”.
Las “nuevas” teorías del llamado “Pensamiento Gonzalo” en realidad representan divergencias con el Marxismo Leninismo Maoísmo, ya no desde la posición del oportunismo de derecha —revisionismo avakianista— sino desde el oportunismo de “izquierda”: sus teorías del “pensamiento guía” y de “principalmente maoísmo” convierten la aplicación creadora de la teoría del marxismo a los problemas de la revolución en cada país en una negación de la base de unidad alcanzada por el extinto MRI en 1993:
En el curso de la revolución china Mao había desarrollado el marxismo-leninismo en muchos campos importantes. Pero fue en el crisol de la Gran Revolución Cultural Proletaria que nuestra ideología dio un salto y emergió por completo el tercer gran hito, el marxismo-leninismo-maoísmo. Desde el plano superior del marxismo-leninismo-maoísmo los comunistas revolucionarios podrán comprender aún más profundamente las enseñanzas de los anteriores grandes líderes e incluso las primeras contribuciones de Mao Tsetung adquirirán un más profundo significado. Hoy, sin maoísmo no puede haber marxismo-leninismo. En realidad, negar el maoísmo es negar el marxismo-leninismo mismo[31].
Las “nuevas” teorías del llamado “Pensamiento Gonzalo” sobre “el capitalismo burocrático o la evolución del semifeudalismo”, y “la contradicción como única ley de la dialéctica” divergen de la concepción materialista del mundo y las leyes de su movimiento dialéctico; su máxima de “guerra popular como forma principal de lucha en todo momento y hasta el comunismo” niega la objetividad y el carácter táctico de las formas de lucha y de organización, siendo una concepción afín a la abierta “defensa del linpiaoísmo” alentada por algunos maoístas; su “culto indiscutible a los jefes” se aparta de la teoría leninista sobre la relación entre masas, clases, partidos y jefes; y su teoría del “partido militarizado” es ajena a la teoría leninista del Partido político del proletariado, y en cambio, enlaza con la teoría guevarista de la organización político militar.
En el terreno político, las divergencias con camaradas defensores del llamado “Pensamiento Gonzalo” residen en el reconocimiento materialista de la contradicción principal en el mundo; en la caracterización de la sociedad, del capitalismo y la revolución en los países oprimidos capitalistas; en la relación entre la guerra popular e insurrección; en la distinta particularidad de la guerra popular en los países oprimidos y en los países imperialistas. También existen divergencias en el balance de algunas cuestiones de la experiencia histórica, tales como la correcta política de Frentes Populares orientada por la Internacional Comunista, calificada despreciativamente por algunos comunistas como “frentepopulismo”.
Dado que el revisionismo es hoy el peligro principal para la unidad del Movimiento Comunista Internacional, la contradicción con las posiciones “izquierdistas” opuestas al revisionismo, es ahora una contradicción en el seno del pueblo, una contradicción entre comunistas, tratable por el método de la discusión, la lucha ideológica, la persuasión, la crítica y autocrítica.

  1. BASE SOCIAL DEL OPORTUNISMO
El oportunismo proclama la defensa de la unidad, de la democracia, de continuar el camino trazado por Marx, Lenin, Stalin y Mao y, de las mejores tradiciones del Movimiento Comunista Internacional. Pero su concepción, punto de vista y método para resolver las contradicciones con el enemigo no son los revolucionarios del proletariado sino los conservadores de la pequeña burguesía, que llevan a la conciliación y defensa de los intereses de la burguesía en las propias filas del movimiento obrero; siembran dudas y discordia en las filas de los revolucionarios, dejándolos a la zaga del movimiento de masas o separados de ellas en temerarias aventuras de conspiradores.
Empero, el oportunismo no es un problema moral; el oportunismo es una necesidad del imperialismo para prolongar la agonía del sistema capitalista y resistir a ser sepultado por la Revolución Proletaria Mundial; el oportunismo para inmovilizar y disuadir las fuerzas de la revolución —movimiento de las amplias masas populares— ataca, vulnera y debilita directamente la vanguardia y el poder de la revolución: la independencia de clase del Partido y el armamento general del pueblo, base del poder en el nuevo Estado de Dictadura del Proletariado.
El oportunismo encuentra su fuerza, poder y apoyo, en las condiciones materiales de la sociedad capitalista. La base material de las ideas burguesas dentro del movimiento obrero, en favor de continuar la explotación, radica en el hecho de que constantemente el capitalismo arroja a las filas del proletariado a sectores arruinados de la pequeña burguesía, en la vecindad social del proletariado con la pequeña burguesía y, principalmente, en la existencia de una capa social privilegiada del proletariado en los países imperialistas, llamada aristocracia obrera: una minoría de obreros aburguesados y corrompidos con migajas, tanto de la plusvalía que el imperialismo obtiene de la explotación mundial del proletariado como del saqueo a los países oprimidos. La aristocracia obrera, a través de las Confederaciones Sindicales imperialistas y de Organizaciones No Gubernamentales —ONGs, auxilia económicamente a sus congéneres en el movimiento sindical de los países oprimidos: una capa de funcionarios, asesores, instructores, que sin tener los privilegios y posiciones económicas de la aristocracia obrera de los países imperialistas, sí por sus altos emolumentos y privilegios sociales, se han convertido en parásitos del movimiento obrero, y también engrosan la base social del oportunismo. A lo largo de la fase imperialista, la aristocracia obrera ha sido el principal apoyo social de la política imperialista en la clase obrera mundial, apoyo que al debilitarse por los recortes en la crisis económica, favorece la misión histórica del proletariado mundial: sepultar al imperialismo, sistema moribundo que sigue viviendo artificialmente sostenido por el oportunismo y socialmente por la aristocracia obrera.
El ser social determina la conciencia social. El que la aristocracia obrera exista como una capa parásita que se desenvuelve no entre los obreros sino entre los capitalistas en los países imperialistas, del mismo modo que la capa de parásitos del movimiento sindical —“compañeros de viaje” del proletariado— en los países oprimidos tengan intereses duales de explotadores y explotados, constituyen el ser social determinante de su conciencia social: ideas en defensa de la burguesía y el imperialismo, tráfico con los intereses de la clase obrera y apoyo a las teorías de la eternización del actual modo de producción capitalista, a la tergiversación de la historia y a los juicios sobre la experiencia del movimiento obrero con sesgo desmoralizador y sumiso ante el imperialismo.
La base social del oportunismo es la aristocracia obrera, los funcionarios sindicales corrompidos y el peso de la pequeña burguesía tanto en la sociedad, como en el movimiento revolucionario y en calidad de intelectuales dentro del propio Partido de los obreros.
La mejor forma de limitar la influencia de las ideas oportunistas y contrarrevolucionarias en el movimiento obrero y en las filas de los comunistas es practicando el llamado de la Internacional Comunista a vincularse a las masas en todo momento, pensar en sus intereses y luchar incansablemente contra los enemigos del pueblo. En la lucha contra el oportunismo social-chovinista Lenin subrayó está orientación que es válida para combatir toda forma de oportunismo:
Y por eso, si queremos seguir siendo socialistas, nuestro deber es ir más abajo y más a lo hondo, a las verdaderas masas: en ello está todo el sentido de la lucha contra el oportunismo y todo el contenido de esta lucha. Poniendo al descubierto que los oportunistas y los socialchovinistas traicionan y venden de hecho los intereses de las masas, que defienden intereses pasajeros de una minoría obrera, que extienden ideas e influencias burguesas, que en realidad, son aliados y agentes de la burguesía, de este modo enseñamos a las masas a comprender cuáles son sus verdaderos intereses políticos, a luchar por el socialismo y por la revolución, a través de todas las largas y penosas peripecias de las guerras imperialistas y de los armisticios imperialistas[32].

  1. EL OPORTUNISMO EN FILOSOFÍA
El oportunismo ataca en todos los terrenos de la lucha de clase del proletariado, y la filosofía marxista no es la excepción, por lo cual uno de los debates más frecuentes con el oportunismo, en el Movimiento Comunista Internacional, se ha dado en el terreno fundamental de la concepción del mundo y de las leyes generales del movimiento.
En la actualidad, el revisionismo avakianista con el argumento de que el método materialista dialéctico presenta errores, lo desecha y lo decreta caduco, concluyendo que se requiere una “nueva cosmovisión” —léase concepción del mundo— que “rompa con la concepción, el método y las experiencias anteriores”, que enmiende la “insuficiencia” de la teoría revolucionaria del proletariado.
Como parte de esa “nueva cosmovisión” o “nueva síntesis”, se esgrime la teoría antimarxista sobre “la Contradicción como única ley de la dialéctica”, que desecha de tajo la Ley de la Negación de la Negación tras señalarla como un error de Engels, y tergiversa a Lenin y a Mao quienes concibieron la Ley de la Contradicción como “el núcleo de la dialéctica” y la Ley “más fundamental de la dialéctica”. La teoría de la Contradicción como “única ley de la dialéctica”[33], fue pregonada desde hace tiempo por los revisionistas[34], no es un invento original del revisionismo post-MLM que la ha tomado directamente de la sofistería burguesa sobre el indeterminismo y de los ataques pequeñoburgueses contra el determinismo marxista.
Dada la convivencia con tendencias oportunistas que se impuso en el extinto Movimiento Revolucionario Internacionalista —cuna del nuevo revisionismo pseudomaoísta— la “nueva” teoría avakianista sobre La Ley de la Contradicción, fue aceptada sin discusión, tanto por los partidos seguidores del “Camino Prachanda”, como por los partidos defensores del “Pensamiento Gonzalo”.
De igual modo, como pasó sin lucha ni discusión, la tergiversación avakianista del papel de las contradicciones, poniendo patas arriba el auto-movimiento de los fenómenos, llegando a la torpeza de explicar el desarrollo de la revolución por las contradicciones externas y no por las internas, evidente en el caso de la revolución nepalesa, cuando la Guerra Popular habiendo sitiado la capital Katmandú y sin embargo, el Partido Comunista de Nepal (Maoísta) concluye que no era posible el triunfo de la revolución ya que las condiciones internacionales y el poderío del imperialismo era el principal problema[35].
El movimiento es el estado de la materia, existe objetivamente y son innumerables las leyes o elementos de la dialéctica[36] que lo rigen, explican y determinan, pero son tres sus leyes más generales: la ley de la Unidad y Lucha de Contrarios, la ley de los Cambios Cuantitativos en Cualitativos y Viceversa y la ley de la Negación de la Negación, que explica el sentido o dirección del movimiento de un fenómeno: ascenso, progreso, avance, reemplazo de lo viejo por lo nuevo. Negar la existencia de esta ley equivale a plantear que aunque una cosa se desarrolle, no se sabe hacia dónde tiende tal desarrollo; es remozar la teoría fundamental del revisionismo clásico: “el movimiento lo es todo y el objetivo final es nada. Sin la ley de la Negación de la Negación no se puede explicar la conexión de las distintas etapas del movimiento.
La causa objetiva del ataque a la ley de la Negación de la Negación, como una ley de la dialéctica materialista, se encuentra en la derrota de las revoluciones en la URSS y en la República Popular China, sucesos que al ser malinterpretados han sembrado la convicción de que existen cosas imprevisibles, o que el movimiento social no tiene dirección o tendencias de desarrollo y que por tanto, una parte de la concepción dialéctica del marxismo, precisamente la que más explica la dirección del movimiento, no es válida.
El oportunismo avakianista considera la ley de la Negación de la Negación, como una tendencia reduccionista, simplista, de “sistema cerrado” hacia lo “inevitable”, pretendiendo derivar que el estudio de Engels sobre la naturaleza estaba errado; y que ver esta ley en la sociedad, es reducir la tendencia de su desarrollo a esquemas predeterminados o a soluciones ya elaboradas: renuncia abierta al carácter determinista del marxismo. Esa es la base filosófica de su “teoría de la síntesis” y del trueque del método Unidad–Lucha–UNIDAD —luchar partiendo de una base de unidad para alcanzar una base superior de unidad— por “unidad-lucha-transformación” donde la unidad de los comunistas será siempre algo indeterminado, caótico, hacia ninguna parte, ningún programa, ninguna causa, sólo movimiento sin objetivo final. Esa es la base filosófica de concebir el desarrollo del marxismo como “síntesis”, sin continuidad ni coherencia histórica en la lucha contra el oportunismo. Esa es la base filosófica tanto de la “nueva síntesis” de la derecha, como del “principalmente maoísmo” del “izquierdismo”, concepciones ajenas al Marxismo Leninismo Maoísmo ciencia en desarrollo, integra, coherente y exacta.
La “Nueva Síntesis”, al igual que la “síntesis” de los diferentes “Caminos” y “Pensamientos Guías”, necesitan eliminar la ley de la Negación de la Negación, ya que se proclaman constructores de “nuevos cimientos más acordes a las necesidades del siglo XXI”. Desde hace más de 30 años, en el seno del PCR,EU[37] se viene arando el terreno con argumentos amañados, con argucias apócrifas sobre la inexistencia de esta ley llamando a sus defensores con el apelativo bumerang “dogmato-revisionistas”, “olvidando” que según el leninismo: “No puede haber dogmatismo, donde el criterio supremo y único de la doctrina en su conformidad con el proceso efectivo del desarrollo económico social”. Además, se endilga a los marxistas “apego cuasi-religioso” al pasado; en el fondo, los oportunistas echan mano a la muy vieja consigna de los economistas rusos: “¡Contra la ortodoxia!”.
En ideología, renegar de la Ley dialéctica de la Negación de la Negación conduce a la imposibilidad del conocimiento del mundo objetivo y su movimiento, cayendo en el pantano del idealismo —agnosticismo— y del positivismo. En política, desechar la Ley dialéctica de la Negación de la Negación lleva al abandono de la táctica plan de una clase determinada por la táctica proceso de un “movimiento para la revolución” y a renunciar al programa marxista —definición de principios que orientan la política del partido, en relación con el desarrollo económico y las relaciones de clase en la sociedad o lo que es lo mismo, la expresión teórica (consciente) del desarrollo económico de una sociedad, de las contradicciones sociales y políticas que genera— para transformar el mundo; a perder de vista la necesidad de la Dictadura del Proletariado, el “olvido” clásico de todo oportunismo, y piedra de toque para diferenciar entre el marxismo revolucionario y el oportunismo. En organización, desconocer la Ley dialéctica de la Negación de la Negación induce a ver innecesario construir un partido político de clase para la lucha revolucionaria, dedicándose mejor a los movimientos poli-clasistas como fue el efímero “Movimiento de Resistencia Popular Mundial” promovido por el MRI. Rechazar la Ley dialéctica de la Negación de la Negación es renunciar al Marxismo Leninismo Maoísmo que concibe el imperialismo como la antesala del socialismo y no como un intrincado nudo; al proletariado como el sepulturero del sistema capitalista y no como un caduco sujeto histórico; y a la lucha de clases no como un movimiento sin objetivo final, sino como un proceso con una dirección determinada donde:
1) … la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) … la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) … esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases...[38]



[1] Una clásica corriente pequeñoburguesa ha sido el anarquismo que, desde fuera y abiertamente contra el marxismo, enfila su teoría contra toda forma de Estado, soñando con una sociedad que de la noche a la mañana, sin necesidad de un Estado, suprima la dominación de clase y adquiera conciencia de su papel en la historia. Por su parte, el oportunismo, a nombre del marxismo, reconoce el Estado, pero niega su carácter de clase, su esencia como dictadura de clase; escamotea la diferencia entre dictadura proletaria y dictadura burguesa, admitiendo solo la “dictadura en general” y la “democracia en general”, como hoy se estila entre los partidarios de la “nueva síntesis”, cuya defensa del “derecho al disentimiento” es un ataque soterrado contra la Dictadura del Proletariado y un reniego de su experiencia histórica. (Ver posturas de Avakian al respecto en: “Dictadura y democracia, y la transición socialista al comunismo” charla publicada en el Obrero Revolucionario actual Revolución en el 2004).
[2] Se refiere al período de 1873 a 1903 cuando al terminar una crisis económica del capitalismo, dice Lenin: El capitalismo se ha transformado en imperialismo.
[3] Aunque el Partido Socialdemócrata Alemán en los Congresos de Stuttgart (1898), Hannover (1899), y Lübeck (1901), rechazó las exigencias teóricas de Bernstein y lo recombino, no resolvió sobre la necesidad de refutar las teorías revisionistas, cuestión que luego asumió de forma profunda y contundente el leninismo.
[4] De 1903 a 1918: período inicial de la descomposición del sistema capitalista.
[5] En este siglo, en Nepal, del PCN(M) surgió esta misma idea bajo una forma nueva: “Estado globalizado del imperialismo estadounidense”, de donde se extrajo la conclusión según la cual, la revolución en Nepal no podía triunfar y era necesario un “Acuerdo global de paz” que selló la traición revisionista a esa revolución.
[6] La Comuna como NUEVO TIPO DE ESTADO en esencia consistió en:
• Derivar la fuente del poder de la iniciativa directa de las masas desde abajo y no por decreto.
• Sustituir por el pueblo armado, el ejército permanente, institución apartada de las masas.
• Suprimir la burocracia, reemplazándola por funcionarios elegidos democráticamente, removibles y asalariados.
[7] De 1918 a 1948: período de profundización y extensión del desarrollo capitalista en el mundo.
[8] De 1948 a 1958: período de extensión y fortalecimiento del sistema socialista en el mundo.
[9] Los ataques a Stalin, característicos del trotskismo y oficializados por el jrushchovismo en el XX Congreso del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) en 1956, fueron refutados por los marxistas leninistas en la gran polémica contra el revisionismo moderno, con un histórico balance del papel del Camarada Stalin: “Los méritos y errores en la vida de Stalin son una realidad objetiva histórica. Comparados sus méritos y sus errores, pesan más los primeros que los últimos. Las acciones principales de su vida son acertadas, y sus errores son de segundo orden. Todo comunista honrado que respete la historia, al hacer el balance de las actividades teóricas y prácticas de Stalin en conjunto, verá primero, sin duda, lo que constituye el aspecto principal de su vida. Por lo tanto, al apreciar, criticar y vencer con acierto los errores de Stalin, debemos salvaguardar el aspecto principal de su vida, y salvaguardar el marxismo-leninismo, que él defendió y desarrolló.” En la actualidad, varios partidos u organizaciones maoístas, sin criticar ese balance, de hecho lo revierten pretendiendo tergiversar la historia, dando más peso a los errores de Stalin que a sus aciertos, y además, extienden ese mismo método y rasero para juzgar la III Internacional. Como afirma la Declaración del MRI en 1984: esto es “aprovechar los errores reales para sacar conclusiones reaccionarias”.
[10] En el siglo XXI, las teorías del revisionismo moderno en la cuestión central del Estado de Dictadura del Proletariado, han sido reeditadas por partidos revisionista pseudo maoístas bajo las nuevas formas del “multipartidismo” y del “derecho al disentimiento”, del PCN (M) y el PCR,EU, respectivamente.
[11] El Partido del Trabajo de Albania que con la dirección de Enver Hoxha, contribuyó a la refutación del revisionismo jrushchovista, más tarde, también liderado por Enver Hoxha, se transformó en un cuartel general antimaoísta, para atacar y desprestigiar la Gran Revolución Cultural Proletaria en China.
[12] Línea General compendiada en el documento Proposición Acerca de la Línea General del Movimiento Comunista Internacional de 1963, más conocida como La Carta de los 25 Puntos.
[13] La negación trotskista de la experiencia histórica de la Dictadura del Proletariado, cuyos Estados en Rusia y China no les merecen más que el apelativo de “Estados obreros degenerados y burocratizados”, se convierte en afinidad oportunista con la valoración que de esa experiencia hace el revisionismo pseudo-MLM del siglo XXI.
[14] Desde los años 70, a los trotskistas se les conocía por su consigna: “Revolución Socialista, o caricatura de revolución”; hoy se les conoce por defender una caricatura de la Revolución Socialista.
[15] De 1958 a 1972: período de expansión de las guerras de liberación nacional.
[16] Esa fue la cima del período de guerras de liberación nacional y, a la vez, esa fue la triste historia de las revoluciones dirigidas por la pequeña burguesía en Cuba, Nicaragua, El Salvador, Argelia… Más tarde, en otro período, la traición vuelve al escenario, esta vez a manos del revisionismo prachandista en la guerra popular en Nepal, sólo que más grave: consumada en nombre del proletariado, del Marxismo Leninismo Maoísmo y del Comunismo.
[17] Para la época, Lenin publicó un libro que fue entregado a los delegados del Segundo Congreso de la Internacional Comunista titulado: La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, sentando las bases de la actuación del partido entre los sindicatos reformistas y la utilización de la legalidad burguesa. Actualmente en el MCI existe una variante “izquierdista” que limita el juicio de lo correcto, al criterio de si se desarrolla o no lucha armada en el momento; incluso algunas organizaciones repudian el trabajo entre los sindicatos y las organizaciones de masas por considerarlas reformistas o economicistas a causa de su dirección; o centran su atención en construir un Partido sin apoyo de masas, pero con armas. En las toldas revisionistas, La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, se amolda unilateralmente para justificar su cretinismo parlamentario en oposición y renuncia a la vía armada o de la violencia revolucionaria de las masas.
[18] 1972 a 1990: cuando se derrumba la máscara comunista del socialimperialismo soviético, pues desde 1956 ya había sido derrotado el Estado de Dictadura del Proletariado.
[19] Respecto a la línea “izquierdista” de Lin Piao, existen organizaciones que la reivindican en una defensa abierta del “izquierdismo”, tal como otras lo hacen de la “teoría de los tres mundos” y se llaman así mismas tercermundistas, u otras defendieron a capa y espada la línea de Ten Siao-ping. Lo especial ahora es, que como parte de la gran confusión en el MCI, existen organizaciones marxistas leninistas maoístas que se declaran en favor de reversar la crítica de la GRCP a Lin Piao, argumentando nuevas versiones chinas y occidentales sobre los hechos. La decisión del PCCH en vida del Presidente Mao, la crítica masiva de la GRCP y la comunicación del PCCH sobre las circunstancias de la muerte de Lin Piao, siguen siendo la fuente más autorizada y creíble para los comunistas, sobre esta cuestión.
[20] Sobre una nueva base de conocimiento, experiencia y lucha, se repitió la amarga lección de la URSS: el EPL mantenía el monopolio de las armas; el burocratismo corroía los órganos de poder Estatal; en la dirección del Partido y del Estado levantaron poderosos cuarteles los seguidores del camino capitalista; las masas, en especial la proletarias, desarmadas quedaron separadas del ejercicio directo del poder del Estado, que terminó siendo de nuevo una fuerza especial “al servicio de las masas” y separada de ellas.
[21] La tendencia de la corriente hoxhista en el Movimiento Comunista Internacional, ha sido hacia la división y la definición abierta en ideología, programa y táctica, entre las dos grandes líneas en cuya confrontación tuvo su surgimiento: la línea revisionista y la línea marxista leninista maoísta. De eso dan cuentas los hechos: Partidos “M-L” sumidos en el fango parlamentario (incluso en ministerios y presidencias) junto con los revisionistas y trotskistas; Partidos M-L a medio camino, coqueteando tácticamente con la democracia burguesa y estratégicamente con la destrucción del Estado reaccionario; y partidos que renuncian a la herencia hoxhista y acogen de nuevo y en firme el Marxismo Leninismo Maoísmo.
[22] Basanta, uno de los dirigentes de la traicionada revolución Nepalesa planteó en “Dimensión internacional del camino Prachanda” que se encuentra en The Worker No 10: “Nuestro partido, bajo la dirección del camarada presidente Prachanda, considera que el análisis realizado por Lenin y Mao sobre el imperialismo en el siglo XX, no sirve para dirigir científicamente a los revolucionarios maoístas del siglo XXI”.
[23] El imperialismo, fase superior del capitalismo, Lenin - 1916
[24] Sobre la fusión, una tesis presentada en los documentos del PCN (M), pero de discusión de vieja data en el MCI, tal como se mostró en el anterior capítulo de esta propuesta.
[25] Aceptada sin crítica por el MRI, donde ya había tomado vuelo considerar revolucionaria la lucha antiimperialista a secas, apartada de la lucha de clases y de la lucha contra el poder del capital, llevando a considerar aliado por principio a quien luche contra el invasor extranjero, sin importar que sea ficha de otro imperialismo, y su propósito sea consolidar la dictadura de los reaccionarios sobre el pueblo.
[26] La negociación y alto al fuego, que en los hechos fue una descarada traición en Nepal, fue tolerada en el MRI, como una, aunque “riesgosa”, nueva y legítima táctica revolucionaria para las condiciones del siglo XXI.
[27] Renuncia compartida pública y generalizada, de los partidos maoístas de derecha, de centro y de “izquierda”, en una prueba al canto de hasta donde ha llegado el grado de confusión en el MCI.
[28] Así el avakianismo transporta a las filas comunistas y en letras de molde “marxista”, las ya muy trabajadas teorías antiobreras de la literatura burguesa socialdemócrata, de Tony Negri, de la intelectualidad pequeñoburguesa “postmarxista”…, todas, todas en el propósito expreso de combatir la Dictadura del Proletariado y el socialismo bajo su gobierno.
[29] Han ido de vaivén en vaivén: inicialmente defendieron la supervivencia del MRI al ataque revisionista; luego propusieron resucitarlo pero sin su antiguo Comité; más tarde aceptaron el colapso del MRI y lanzaron la propuesta de organizar un nuevo centro comunista MLM, más como la sumatoria organizativa de fuerzas que se llaman a sí mismas marxistas leninistas maoístas, que como producto de un deslinde profundo con el oportunismo. Al mismo tiempo, tomaron la iniciativa de organizar el apoyo internacional a la Guerra Popular en la India, tal vez con la ilusión de que el proletariado y los comunistas, olviden la experiencia del centrismo conciliador con la traición a la Guerra Popular en Nepal.
[30] Así llamaron, no a la verdadera traición en el Acuerdo de Paz, sino a su posterior perversión parlamentaria y abierta sumisión ante el imperialismo, el expansionismo indio, la burguesía y los terratenientes.
[31] Viva el Marxismo-Leninismo-Maoísmo!, Declaración del MRI – 1993
[32] El imperialismo y la escisión del socialismo, Lenin - 1916
[33] En Colombia se ha discutido esta cuestión, donde el avakianista Grupo Comunista Revolucionario –GCR- ha sido uno de sus más acérrimos defensores.
[34] También en los años 60 del siglo XX, los marxistas leninistas refutaron el mismo artificio de pretender desautorizar a Engels con Mao, en cuanto a la ley dialéctica de la negación de la negación. Cfr. Mao Tse-Tung’s Contribution to Marxism-Leninism — N. Sanmugathasan. Liberation Vol. 1, No. 2 [Dec. 1967, published by the Communist Party of India (M-L)]
[35] El Grupo Comunista Revolucionario —GCR— en Colombia argumenta que la contradicción principal de la sociedad reside en su carácter semicolonial, no en su carácter capitalista como lo sostiene la Unión Obrera Comunista (mlm). Ver polémica en Revolución Obrera No. 50 Como en un mar de nubes (4).
[36] Cfr., Lenin, O.C. T.29, págs. 199-200-201.
[37] Cfr., Obrero Revolucionario Nº 95, de 1981, cuyo eco en Colombia lo trasmitió el GCR en Alborada Comunista Nº 5 de abril de 1983.
[38] Carta a Joseph Weydemeyer, Marx - 5 de marzo de 1852.

No hay comentarios:

Publicar un comentario