“Nosotros
trabajamos por un derrocamiento concreto del presente sistema y un camino mucho
mejor que deje atrás los destructivos y brutales conflictos que existen hoy
entre las personas. Dado que tenemos seriedad, en esta etapa no iniciamos la
violencia y nos oponemos a toda violencia contra la gente y entre las
personas.” (“Partido Comunista Revolucionario, EU - PCR_EU”)
Con estas palabras
finaliza el Mensaje del Comité Central del Partido Comunista Revolucionario,
Estados Unidos, encabezado por su inmaculado Bob Avakian, con fecha 18 de mayo
de 2016. Toda vez que no soy ferviente lector de los escritos de los
avakianistas, apenas por estos días tuve conocimiento de ese documento
publicado bajo el título de “Ya es hora de organizarse para una revolución CONCRETA”.
El escrito el cual
leí juiciosamente, es un ejemplo vivo del más craso oportunismo. Algunos
renglones salteados de defensa del comunismo, de condena al capitalismo, de
“organizarse para una revolución CONCRETA”, en realidad encubren una posición
lastimera, desmoralizada y desconfiada de la revolución, de la clase obrera y
de la lucha de masas por todo el mundo. Al hablar de las masas, solo ve su
tragedia, un mundo que las condena, oprime, somete, doblega... Grafica la
miseria del pueblo, pero no ve por ningún lado su parte revolucionaria, no ve
luchas, levantamientos, huelgas, no reconoce la tendencia objetiva y mundial a
los levantamientos; para Avakian y sus seguidores, solo una masa informe
doblegada y golpeada por el imperialismo.
Pero además, no
menciona por ninguna parte al proletariado. Lo que ve son “personas”, la clase
obrera para los avakianistas ya no existe, mucho menos como vanguardia de la
revolución. Ven refugiados, inmigrantes, hombres, mujeres, jóvenes, negros,
latinos, ricos, pobres, oprimidos, personas, razas, nacionalidades; lo más
parecido a la vanguardia de la revolución lo expresan en un párrafo así: “Nosotros tomamos partido con los más
oprimidos y nunca perdimos de vista su potencial de emancipar a la humanidad —
ni nuestra propia responsabilidad de dirigirlos para hacerlo. Trabajamos por
ganar a gente de todos los orígenes sociales a que participe en la revolución,
y no toleramos la venganza entre las personas.” La clase obrera como
vanguardia desapareció para los avakianistas.
Y si la clase
obrera desapareció y ya no importa, pues por lógica matemática, ya no importa
su organización de vanguardia, es decir, su
Partido. El documento ya no llama a vincularse al partido de la clase obrera, a
cambio llaman a “Afíliese al Club Revolución”; síííí, a un club revolucionario,
a una organización amorfa, donde cabe Reymundo y todo el mundo. La revolución
sin el partido y sin la clase obrera como vanguardia es pura y física
demagogia, es un burdo tráfico de la ciencia de la revolución y es al final un
buen servicio a la burguesía, la cual sí está muy bien organizada como clase
dominante.
Y claro, la perla
de oponerse a cualquier tipo de violencia, es pelar el cobre para mostrar su
total postración ante los reaccionarios; la violencia no es una elección, es
una realidad objetiva, intrínsecamente unida a la sociedad divida en clases con
interés opuestos. La violencia de los reaccionarios es necesaria para imponer
su dominio, y se personifica en la existencia objetiva de todas las fuerzas
armadas, de policía, de inteligencia, de grupos paramilitares, de ejércitos
privados mercenarios, etc. Y por ende, la violencia de las masas no es más que
la respuesta, también objetiva de las masas. Oponerse a toda violencia entre la
gente, es llamar a las masas a la pasividad, y a la simple denuncia; pero
además, es desarmar la conciencia del pueblo que necesita avanzar hacia la
Guerra Popular para derrotar al imperialismo. Avakianismo… vulgar y peligroso revisionismo.
Un militante de la
Unión
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