Entrevista al Secretario Político de la Unión Obrera Comunista (mlm)
(Segunda parte)
Publicamos a continuación la segunda y última parte de la entrevista al secretario político de la Unión Obrera Comunista (mlm) acerca de la Carta Abierta al Grupo Comunista Revolucionario. Aprovechamos para hacer la precisión de que los camaradas no eran miembros del GCR como pudo haberse interpretado por los lectores, sino amigos cercanos de esa organización.
R.O.
¿Cómo es eso que critican los compañeros en su Carta Abierta de que en los últimos
pronunciamientos del GCR “no se habla ya de Guerra Popular, de violencia,
incluso la cuestión de construir partido es reemplazada por de movimiento para
la revolución”?
S.P. Es exacto. Desde hace rato, al
adoptar la “nueva síntesis de Avakian”, el GCR abandonó la idea del Partido
como demuestran los camaradas en la Carta
Abierta, siguiéndole el rastro a los esporádicos comunicados de esa
organización. Ya en septiembre de 2009, en la revista Negación de la Negación No. 4, se advertía, en cuanto a la necesidad
de combatir las ideas revisionistas de la “nueva síntesis”:
“Esta
tarea es necesaria además, por cuanto los seguidores de la ‘nueva síntesis’ en
Colombia, el Grupo Comunista Revolucionario – GCR, en su comunicado para el
Primero de Mayo de 2009, pretende ir más lejos aún que su autor, pues bajo el
pretexto de no ‘aferrarse de manera religiosa a toda la experiencia anterior y
a la teoría y el método asociados con ella’ termina arrojando por la borda toda
la experiencia de la Dictadura del Proletariado y la construcción del
socialismo, la teoría del marxismo leninismo maoísmo y su método dialéctico. Es
decir, declara invalidada toda la ciencia de la revolución proletaria, tal y
como lo hizo el ‘camino Prachanda’…”. (Ver, revista Negación de la Negación No. 4, La “nueva
síntesis” de Avakian, muleta del revisionismo prachandista, pág.
69).
Los jefes del GCR para esa época,
ya habían renunciado al marxismo revolucionario para acoger de manera religiosa,
esa sí, las teorías revisionistas del “nuevo mesías”. Lo que hacen los
camaradas en la Carta Abierta es
mostrar cronológicamente el abandono de la terminología marxista para adjurar
definitivamente de ella en el 2012.
De ahí que no sea extraño el
abandono incluso del término proletariado, con mayor razón la necesidad de su
propio Partido independiente y aún más de la necesidad su Dictadura de clase para
poder avanzar al comunismo. Como no es de extrañar que Avakian mismo termine
abjurando de la violencia revolucionaria de las masas; si ya manifestó su
oposición al uso de la fuerza en su “vibrante” “nueva sociedad”, solo es
cuestión de tiempo su abjuración abierta de la violencia revolucionaria para
derrocar a las clases reaccionarias, pues está en la base de las concepciones
humanistas burguesas que adoptaron cuando renegaron del marxismo y la lucha de
clases, y decidieron abogar por “el derecho al disentimiento burgués en la
sociedad socialista”.
R.O.
“El GCR y la ausencia de un programa actual para la revolución”. Con estas
palabras subtitulan una parte de la Carta Abierta… en breves palabras, qué es y
cual es la importancia de un Programa? ¿Es tan grave no tenerlo?
S.P. Por su contenido, puede
decirse que el Programa es la declaración de los fines y propósitos del movimiento
comunista, la expresión consciente de las fuerzas reales y las medidas prácticas,
inmediatas, que se proponen realizar los comunistas. Es decir, los comunistas,
utilizando la posición materialista, el método dialéctico y el punto de vista
de clase del proletariado, ponen de presente el desarrollo real del movimiento económico
social en el país y en la época específica en que les corresponde desarrollar
la lucha, derivando de allí sus tareas.
Respecto a la importancia, el
Programa concreta la base ideológica del Partido y traza las fronteras entre
los distintos partidos y grupos que, como se sabe, son la expresión de las
diferentes clases en la lucha política en la sociedad. El Programa recoge las
concepciones y propósitos de los comunistas que los diferencian de los demás
partidos y, además, como diría Engels, el Programa es “una bandera que se levanta públicamente y por la cual los de fuera
juzgan al partido”.
No tener un Programa es como no
tener alma. Por desgracia, en Colombia ha existido históricamente desprecio por
el Programa y eso explica la falta de una discusión programática seria, excepto
la llevada a cabo en el seno del Partido Comunista de Colombia (ml) en los años
sesenta y principios del setenta, por la Revista
Contradicción en los años noventa y por
la Unión Obrera Comunista (mlm)
posteriormente; la ausencia del Programa explica también en parte la confusión
ideológica y la actuación errática de los revolucionarios y sus bandazos, ora a
la derecha, ora a la “izquierda”.
Incluso en el Movimiento Comunista
Internacional también se subestima la importancia del Programa; particularmente
en el extinto MRI, parte de su base de unidad y propósitos era elaborar una
Propuesta de Línea General que sirviera de base a la construcción de la
Internacional Comunista, pero esa tarea nunca se realizó, ni se hicieron los
esfuerzos para llevarla a cabo, se le dio más importancia al “Movimiento de
Resistencia Popular Mundial” una especie de frente policlasista, que a la
organización del proletariado como clase independiente; ese desprecio hace más
duro superar la impotencia y la dispersión de nuestro movimiento.
Resumiendo, es tal la importancia
del Programa que sin él no es posible construir el Partido ni la Internacional.
R.O.
Y respecto al análisis de la realidad, la Carta Abierta es una clara crítica al
dogmatismo del GCR, dogmatismo que se extiende a otras organizaciones y
comunistas, ¿es tan difícil precisar cuál es el quid del asunto de esa relación
entre la necesidad de conocer la realidad que queremos transformar y lo que
como dicen muchos “dijo Mao” para los países oprimidos?
S.P. El problema está ligado
directamente al desprecio por el Programa y a cumplir el requisito exigido por el
Marxismo Leninismo Maoísmo de investigar la realidad concreta y “fruncir el
entrecejo” para determinar las tareas de la revolución.
Algunos revolucionarios, como los
jefes del GCR entre ellos, pretendiendo ahorrarse el trabajo de investigar el
desarrollo económico social, de hacer el análisis de clase de la sociedad
concreta, simplemente repiten mecánicamente las conclusiones a que llegó Mao en
1939 del estudio concienzudo de la sociedad china o han adoptado dogmáticamente
las formulaciones de otros Partidos.
En el caso de los jefes del GCR
adoptaron acríticamente –copiaron literalmente– el programa del PCP como se
demostró en la Revista Contradicción
No. 15 de noviembre de 1994 (ver El reto del Grupo Comunista Revolucionario: desechar
la camisa sucia), después acogió el del Nepal y finalmente, como
no puede adoptar la “Constitución” del Partido de Avakian, se quedó sin
programa para Colombia.
Pero los jefes del GCR no son los
únicos; lo general es que en Colombia los grupos carecen de Programa porque han
acogido las tesis de otros partidos creyendo que con eso basta. Tal seguidismo
dogmático, en el caso de los camaradas del que llamamos matiz gonzalista, los
lleva a defender errores garrafales como, por ejemplo, tomar el término “capitalismo
burocrático”, utilizado popularmente en China para denominar el capitalismo
monopolista de Estado, y erigirlo en una confusa categoría (en realidad un verdadero
galimatías) para argumentar que el capitalismo en los países oprimidos no es
capitalismo, sino semifeudalismo que “se evoluciona” sin transformarse.
Ese dogmatismo lleva a conclusiones
políticamente peligrosas como menospreciar el peso del proletariado mundial,
incluso afirmar, como lo hacen notar los camaradas del Partido Comunista
(maoísta) de Afganistán en Un vistazo a la Declaración Conjunta Internacional de
ocho partidos y organizaciones maoístas latinoamericanos, citando
una afirmación de los camaradas gonzalistas:
“Los
campesinos son prácticamente la mitad de la población mundial, son la fuerza
principal de la Revolución Mundial”.
Los
camaradas de Afganistán hacen caer en cuenta que:
“No hay duda de que en los países bajo la
dominación imperialista que son coloniales/semifeudales, o
semifeudales/semicoloniales, el campesinado es la fuerza principal de la
revolución, parte de la Revolución de Nueva Democracia. Pero en otros países
dominados por el imperialismo, en el que el capitalismo comprador se ha vuelto
dominante, en el que el semifeudalismo no es la condición dominante, el
campesinado no es la fuerza principal de la revolución”.
Y
agregan:
“Por lo tanto, se podría decir que el campesinado
no forma la mitad de la población mundial y no está constituyendo la fuerza
principal de la revolución a nivel global. Hace más de una década, los
habitantes de las ciudades superaron a los habitantes en los países por primera
vez en la historia de la humanidad y, sin duda, esta tendencia mundial ha
continuado. Por consiguiente, actualmente el campesinado no forma la mitad de
la población mundial”.
Pero no se trata únicamente de
menospreciar el peso social del proletariado, la clase social que dicen
defender, sino de la conclusión práctica a que conduce tan garrafal error: defender
una supuesta burguesía nacional inexistente en la mayoría de los países
oprimidos. Es decir, perdonarle la vida al capitalismo donde predominan estas
relaciones y por consiguiente, conducir la revolución a un callejón sin salida.
Otros revolucionarios han acogido, a
la chita callando, una frase pragmática y detestable de Ernesto Guevara:
“hagamos la revolución y después le ponemos nombre”. Procediendo así, en
palabras de Mao, en Reformemos nuestro estudio:
“… como ‘un hombre que caza gorriones con los ojos cerrados’ o como ‘un
ciego que pretende coger peces a tientas’, tratar las cosas superficialmente
sin penetrar en sus detalles, entregarse a una verborrea jactanciosa y
contentarse con conocimientos pobres y mal asimilados: tal es el estilo de
trabajo, extremadamente malo, que aún se observa entre muchos camaradas de
nuestro Partido, un estilo totalmente opuesto al espíritu fundamental del
marxismo-leninismo. Marx, Engels, Lenin y Stalin nos enseñan que es necesario
estudiar a conciencia la situación, partiendo de la realidad objetiva y no de
los deseos subjetivos. Pero muchos de nuestros camaradas actúan en forma
diametralmente contraria a esta verdad”.
R.O.
La valoración que se hace de las revoluciones de Rusia y China, llaman también
la atención en la Carta Abierta,
¿En qué se centra el grave error tanto de Avakian como de sus seguidores en
este aspecto?, sabiendo que en esas experiencias sí hubo errores.
S.P. La valoración de la
experiencia del movimiento obrero y comunista internacional ha sido y sigue
siendo motivo de lucha en el seno de los comunistas y sin resolver este asunto
es imposible la unidad. Parte de la Línea General para la unidad del Movimiento
Comunista Internacional consiste en examinar críticamente la experiencia y,
sobre todo, comprender las causas más profundas de la derrota del proletariado
en la URSS y China. Por consiguiente esta es una lucha legítima en el seno de
los marxistas leninistas maoístas, como también es legítima la lucha en torno a
la comprensión de la evolución del capitalismo imperialista en los últimos
tiempos y de las tareas de los comunistas en las distintas clases de países.
Sin embargo, la cuestión con el revisionismo
de la llamada “nueva síntesis”, es que al renunciar a la concepción, al método
y al punto de vista del proletariado, termina haciendo una valoración
derrotista y antiobrera de la experiencia histórica: de la Dictadura del
Proletariado, la construcción del socialismo, el papel de Stalin y de la Internacional
Comunista, sacando conclusiones esencialmente idénticas a las del trotskismo y
del jrushchovismo. La teoría avakianista “contra la reificación del
proletariado” significa en realidad repudiar su papel de vanguardia en la
revolución y renegar de su Dictadura omnímoda en el socialismo, calificándola de
“totalitarismo” y contra la cual proclama la defensa del derecho burgués al
disentimiento bajo el nuevo Estado, idéntico a los reclamos de Trotsky &
Cía. en la URSS, de Liu Shao-chi y Ten Siao-ping en China.
Avakian y sus secuaces insisten de
manera sistemática en “no aferrarse de
manera religiosa a toda la experiencia anterior y a la teoría y el método
asociados con ella”. Sobre todo, llaman a renunciar a la teoría y al método
asociado con la historia de nuestro movimiento; para los revisionistas post
maoístas, defender el método del materialismo dialéctico, especialmente su ley
de la negación de la negación o de la dirección del movimiento, es contrario a
los “hechos” de la derrota de las revoluciones en la URSS y en la República
Popular China; sucesos que al ser malinterpretados han sembrado la idea de que
el movimiento social no tiene dirección o tendencias de desarrollo y que por
tanto, una parte de la concepción dialéctica del marxismo, precisamente la que
explica la dirección del movimiento, no es válida. Avakian lo afirma sin
tapujos: “Esto para mi huele a
predeterminación y a la noción de la esencia inmutable de las cosas... el
concepto de ‘negación de la negación’ entra en antagonismo con la verdadera ley
fundamental del materialismo dialéctico, la unidad de los contrarios (la
contradicción)”, mutilación del marxismo que infortunadamente es compartida
por algunos camaradas marxistas leninistas maoístas.
Por eso la “nueva síntesis” declara
insuficiente la teoría del Marxismo Leninismo Maoísmo para conocer y
transformar el mundo imperialista actual y declara insubsistente la necesidad
histórica de la Dictadura del Proletariado. En esencia, las mismas conclusiones
a las que llegaron los revisionistas del “Camino Prachanda” en Nepal y cuya
identidad es profunda con el contenido del viejo y clásico revisionismo: con el
ropaje de supuestas “nuevas y revolucionarias teorías”, cuyo cuerpo no es más
que falsificación del marxismo, mutilación de su contenido revolucionario,
trueque de sus principios por teorías eclécticas, confusas y aceptables para la
burguesía.
Al analizar las causas de la
derrota en la URSS y China, la Unión
Obrera Comunista (mlm) llegó a conclusiones totalmente contrarias al
revisionismo post maoísta de la “nueva síntesis”:
“Ya
no basta admitir que la Dictadura del Proletariado es la piedra de toque para diferenciar
entre marxismo y oportunismo, se hace necesario además admitir la necesidad de la
continuación de la revolución bajo la Dictadura del Proletariado en el
socialismo a través de las revoluciones culturales, y reafirmar la necesidad de
sustituir la vieja máquina burocrático militar de funcionarios privilegiados y ejército
permanente, por funcionarios elegibles y removibles en cualquier momento por el
pueblo armado: el poder de las masas sobre el cual no exista poder alguno, ni siquiera
del mismo Partido Comunista del Proletariado”.
R.O.
La Carta Abierta puede haber sido recibida por los miembros del GCR como un
duro golpe, es posible que esa haya sido la impresión inicial o la sensación
para muchos de ellos; pero, ¿pueden esto convertirlo en algo positivo?
S.P. Por supuesto, la crítica
sincera, leal y valiente tiene que llamar la atención de los compañeros
revolucionarios del GCR. No están condenados a seguir trasegando en un “mar de nubes”, como diría un camarada por
allá en los años 2001-2002 polemizando con sus eclécticas posiciones. Tienen
una buena oportunidad para someter la “nueva síntesis” a la crítica y
comprender que detrás de las frases rimbombantes sobre el “nuevo comunismo” no
existe más que la reverencia religiosa a un “mesías” a quien solo puede
seguirse por fe y no por convicción científica.
Seguramente, los más testarudos
seguirán defendiendo lo indefendible, porque al fin de cuentas las ideas no caen del cielo y tienen
sello de clase; las de Avakian corresponden al pequeño burgués desesperanzado en
la clase de los proletarios y su revolución, pero que encontró en los pequeños
burgueses ilustrados los forjadores de un “movimiento revolucionario” y la
“salvación de la humanidad” de los horrores del capitalismo imperialista, sin
tener que pasar por la odiosa para ellos, Dictadura del Proletariado. Es decir,
los pequeñoburgueses sin remedio seguirán defendiendo las fantasías
pequeñoburguesas. Pero lo más honrado y revolucionario de los compañeros del
GCR, los comunistas de verdad, sabrán encontrar el camino correcto y decidirán,
como valientemente lo hicieron los camaradas de la Carta Abierta, abrazar el marxismo revolucionario de nuestro tiempo
y deslindar con esa bazofia religiosa que quiere venderse como “nueva ciencia”
del comunismo.
Decía al principio de la entrevista
que la Carta Abierta era muy
importante e insisto en ello. En primer lugar, por el rompimiento público ya
que solo así se puede forjar un movimiento comunista fuerte y un Partido firme;
en segundo lugar, porque la Carta Abierta
es una muestra de la crisis ideológica, política y organizativa en que se
encuentra el GCR y las crisis de por sí no son malas sino que son el anuncio de
grandes rompimientos y saltos en el movimiento, y esto permite darle un nuevo y
gran impulso a la construcción del Partido del proletariado en Colombia; en
tercer lugar, porque la Carta Abierta
contribuye a la discusión en el Movimiento Comunista Internacional, la cual es
necesaria para avanzar a una nueva Conferencia de los marxistas leninistas
maoístas de todos los países. Todo esto es magnífico para el avance de la
revolución y los comunistas no solo deben alegrarse, sino además sacarle el
mejor provecho.
R.O.
La lucha contra el oportunismo es fundamental para que avance la unidad del Movimiento
Comunista Internacional; pero cómo saber cuál es el blanco de ataque, pues ahí
estriba una de las consideraciones para que esa lucha sea efectiva y rinda
frutos a menor plazo.
S.P. Por supuesto que determinar el
peligro principal para la unidad de nuestro movimiento es decisivo. Nosotros,
en la Propuesta de formulación de una línea para la Unidad
del Movimiento Comunista Internacional afirmamos:
“La unidad internacional de los
comunistas exige la derrota del revisionismo y el centrismo,
en claro deslinde de campos con todo tipo de oportunismo y con el reconocimiento
de la inevitable escisión entre marxistas y oportunistas; esa es la condición
sine qua non para avanzar hacia el gran reagrupamiento de los comunistas, cuya unidad
ideológica y política se exprese en una única Línea General, que sea sólida
base de unidad para proseguir las innumerables discusiones inevitables en la
lucha por transformar el mundo”.
Hemos afirmado igualmente, que el
revisionismo es el peligro principal
para la unidad de los marxistas leninistas maoístas en una nueva Internacional
Comunista, por cuanto es oportunismo de derecha emparentado directamente con
las teorías burguesas que, tras la mampara de “nuevas teorías revolucionarias”,
reniegan del marxismo revolucionario, niegan las contradicciones antagónicas
del capitalismo y su avanzado estado de agonía, argumentan la imposibilidad de
la revolución, reniegan de la revolución violenta y la guerra popular, así como
de la Dictadura del Proletariado.
Los camaradas del Partido Comunista
(maoísta) de Afganistán, respecto a la desaparición del MRI afirman correctamente
en el documento Un
vistazo a la Declaración… citado anteriormente:
“Nuestro
partido siempre ha enfatizado que las aserciones prematuras como “Pensamiento
Gonzalo, Camino Prachanda y Nueva Síntesis de Avakian” son históricamente
responsables del colapso del MRI. La Nueva Síntesis de Avakian al nivel del
revisionismo post-MLM lleva la carga principal, el Camino Prachanda en un nivel
del revisionismo de Prachanda es secundario, y el Pensamiento de Gonzalo es la
tercera desviación que tiene la responsabilidad histórica de este colapso. Si
bien el primer y el segundo error hicieron daño y luego continuaron con sus
propios asuntos, el tercer error continúa desempeñando un papel histórico
negativo e incluso estuvo detrás de la composición de una declaración
internacional conjunta en celebración del Día Internacional de los Trabajadores
para promover el sectarismo.
“Por
lo tanto, es necesario que, junto con los principios teóricos, ideológicos y
políticos basados en el MLM contra la Nueva Síntesis de Avakian y el
revisionismo del Camino Prachanda, se deba librar una lucha contra la
desviación que ha surgido como Pensamiento Gonzalo. El PC(M)A ya no está
obligado a mantener la lucha interna, sino que considera que es totalmente
necesario comenzar a llevar a cabo esa lucha a nivel internacional”.
Si se examina la Propuesta de formulación… presentada a
discusión por la Unión Obrera Comunista
(mlm) se puede observar que el hilo conductor de ella coincide con la
apreciación de los camaradas de Afganistán, aunque los camaradas llaman desviación al “Pensamiento Gonzalo” y
nosotros lo denominamos como matiz
gonzalista y lo caracterizamos como una posición “izquierdista” en el seno
de los comunistas.
Resumiendo, el revisionismo, el
oportunismo de derecha, es el peligro principal, pero la lucha por la unidad
exige también deslindar campos con las manifestaciones de oportunismo de
“izquierda”.
Esto no es arbitrario tampoco, pues
son varias las coincidencias entre esos dos polos opuestos como pueden advertir
los camaradas que han estudiado nuestra Propuesta
de formulación…, así como las propias posiciones del “Camino Prachanda”, la
“Nueva Síntesis de Avakian” y el “Pensamiento Gonzalo”; solo por mencionar
algunas: el desconocimiento de la ley de la negación
de la negación y la pretensión de reducir la dialéctica a la contradicción, la aceptación y defensa
de la teoría revisionista de los “tres
mundos”, la errónea idea de que Estados
Unidos es la “superpotencia hegemónica
única”.
R.O.
Finalmente, respecto a la enorme tarea de luchar por la unidad del MCI y de los
mlm en Colombia, ¿Qué pudiera aconsejarse a los revolucionarios que han leído
con atención esta entrevista y que seguro saldrán entusiasmados a releer la Carta
Abierta al GCR?
S.P. Como siempre hemos defendido
en la Unión, nuestro movimiento solo puede ser poderoso si está armado con una
teoría de vanguardia, la cual solo es posible desarrollar apoyándose firmemente
en el Marxismo Leninismo Maoísmo. Tal teoría no surge ni puede surgir de la
mente iluminada de algunos individuos geniales sino de la valoración de la
experiencia histórica de nuestro movimiento y del estudio concienzudo de las
contradicciones en el mundo y en cada país; por tanto, es un esfuerzo común de
todos los comunistas quienes deben pensar con cabeza propia y orientarse con
independencia.
La lucha por el Partido y la
Internacional, tarea central de los comunistas e instrumentos imprescindibles
para la victoria sobre el imperialismo y la reacción, exige hoy de los
comunistas, no gentes mediocres y seguidistas con mentalidad prestada, sino
camaradas con mentalidad propia y desarrollada e impedir que algunos se tomen
el derecho de pensar por los demás.
La existencia del proletariado como
clase mundial, su concepción como una sola clase, hace que sin importar el país
en el que se nazca o viva ser parte del ejército mundial de los sepultureros
del capitalismo. Esto determina que sus organizaciones estén impregnadas de un
profundo contenido internacionalista, generalizado en todos y cada uno de sus
militantes y les plantea obligaciones concretas. La construcción del Partido y
la Internacional no marchan por caminos separados sino que están
interconectados e influidos mutuamente.
¿Cómo enfrentar los desafíos
actuales?
Quisiera en ese propósito terminar
recordando las palabras de nuestro inolvidable camarada Francisco Garnica en su
histórico documento Hacia una política
revolucionaria en materia de organización, por cuanto tiene plena vigencia,
además de que fue hecho precisamente en los momentos del rompimiento con el
revisionismo jrushchovista y sus seguidores “mamertos” en Colombia a mediados
de los años sesenta del siglo pasado:
“Los
bolcheviques eran conocidos por su extraordinario espíritu creador, por su
audacia para destruir mitos y costumbres rutinarias en el trabajo
revolucionario, por su arrojo e iniciativa para romper viejos dogmas, por su
capacidad de asimilar las nuevas situaciones, utilizando nuevos métodos.
Pero
no era simplemente esta franca oposición al servilismo ante las tradiciones lo
que caracterizaba el método de trabajo de los bolcheviques, pues esa asombrosa
capacidad de encontrar siempre la perspectiva revolucionaria se combinaba con
una tenacidad en el trabajo práctico que no desmayaba en el cumplimiento de
ninguna tarea por compleja y difícil que fuera, y realizaba las consignas de no
hacer nada a medias, de no vacilar ante los obstáculos y de alcanzar siempre los
objetivos propuestos”.
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