A nuestros lectores:
Presentamos
excusas por el tiempo de inactividad del Blog. Herramienta creada para
contribuir al debate en el seno de los marxistas leninistas maoístas, como
tarea de capital importancia para avanzar en su unidad internacional que debe
cuajar en una Nueva Internacional Comunista. Esperamos enmendar este error con
la publicación de importantes escritos que hoy están circulando y que hacen
parte de este proceso de Unidad-Lucha-Unidad entre los auténticos comunistas
revolucionarios.
Para retomar esta labor, empezamos con la publicación de tres artículos referidos a la valoración de la experiencia histórica de la III Internacional, a raíz de la publicación por parte del Blog Dazibao Rojo del articulo Sobre los partidos m-l como herederos de los errores del periodo 1935-1956 de la Unión de Lucha Marxista-Leninista (1984) https://dazibaorojo08.blogspot.com/2013/10/sobre-los-partidos-m-l-como-herederos.html; Son ellos: de la Unión Obrera Comunista mlm de Colombia; una nota de Dazibao Rojo, y un escrito firmado por “Miguel Alonso”
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¡LA UNIDAD INTERNACIONAL DE LOS COMUNISTAS EXIGE LA DERROTA DEL
REVISIONISMO Y DE TODA FORMA DE OPORTUNISMO!
LA VERDADERA HERENCIA DE LA III INTERNACIONAL ASUMIDA POR LOS
PARTIDOS ML
El
24 de enero de 2018 fue reproducido por el Blog
Dazibao Rojo el artículo “SOBRE LOS
PARTIDOS M-L COMO HEREDEROS DE LOS ERRORES DEL PERIODO 1935-1956”, a su vez
transcrito por el Blog Gran Marcha hacia
el Comunismo que sin explicación pública cesó actividades desde el 22 de
julio de 2015. Se dice que el mencionado artículo es autoría de la organización
Unión de Lucha Marxista Leninista,
también desaparecida en el Estado español desde agosto de 1984.
El
artículo es insertado por el Blog Dazibao
Rojo bajo el encabezado “Documentos
de la historia del movimiento comunista maoísta”, como un aporte “a la
formación y comprensión de la historia del M-L-M” por las “diversas
organizaciones y partidos maoístas” que “avanzan hacia la constitución un [sic]
nuevo centro internacional”.
Así
como fue reconocido por la Declaración fundacional del extinto Movimiento Revolucionario Internacionalista
MRI en 1984, la Unión Obrera
Comunista (mlm) de Colombia en su Propuesta
de Formulación de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista
Internacional, reafirma: “la
experiencia histórica que, al estar signada por el combate incesante al
oportunismo, hace de su valoración un terreno de aguda lucha de líneas”.
La
valoración de la experiencia histórica del papel de la III Internacional, ha
sido una cuestión de deslinde entre el leninismo y el trotskismo, entre el
marxismo leninismo y el revisionismo jrushchovista, entre el marxismo leninismo
maoísmo y el neo revisionismo avakianista. Inevitablemente tal valoración y
deslinde también han sido concomitantes con la valoración del papel del
Camarada Stalin. El artículo “SOBRE LOS
PARTIDOS M-L COMO HEREDEROS DE LOS ERRORES DEL PERIODO 1935-1956” no escapa
a terciar en esa lucha de líneas. Después de su lapidario título se inserta la
cita de Mao Tse-tung “En un periodo
posterior a la Segunda Guerra Mundial, el Partido Comunista de la Unión
Soviética y los partidos de algunos países de Europa Oriental dejaron de lado
los principios fundamentales del marxismo. Tendieron un manto de silencio sobre
la lucha de clases, la dictadura del proletariado, la dirección del Partido, el
centralismo democrático, los vínculos del Partido con las masas, etc., y la
atmósfera que allí se vivía era de escaso interés por estas cosas”, que
subliminalmente crea en el lector la idea de que Mao Tse-tung se refería a los
“Partidos M-L”, cuando en realidad se refería a la línea revisionista que
madura y se hace predominante en el XX Congreso del PCUS en 1956. La cita hace
parte de un Discurso en 1957, ya en plena efervescencia de la lucha de líneas
entre los marxistas leninistas encabezados por el Partido Comunista de China
PCCH y los revisionistas jrushchovistas encabezados por el Partido Comunista de
la Unión Soviética PCUS.
El
enfoque del artículo es erróneo porque pierde de vista la lucha de líneas
principal en los años inmediatamente anteriores y posteriores al XX Congreso
del PCUS: la lucha entre el marxismo leninismo maoísmo y el revisionismo
jrushchovista. La lucha del marxismo leninismo en aquella época, fue en esencia
contra los fundamentos de todo revisionismo, bajo la forma exacta del
revisionismo jrushchovista, característica que ni siquiera se menciona en el
artículo en cuestión.
Aunque
tal desenfoque es el hilo conductor de todo el artículo, la confusión se
evidencia en formulaciones como esta: “En
esos años sólo se combatieron las tesis más descaradamente revisionistas, el
trotskismo, Tito o la línea de Browder en EE.UU., permitiéndose a la vez la
existencia y desarrollo de otras manifestaciones menos evidentes, pero no menos
peligrosas”. Coloca en el mismo nivel varias formas de oportunismo,
eludiendo el carácter principal de la lucha contra el revisionismo
jrushchovista en el cual encuentra forma acabada el cisma oportunista en el
Movimiento Comunista Internacional en el sentido más esencial del oportunismo:
conciliar el antagonismo, el antagonismo entre los dos sistemas, el socialista
y el imperialista cuya contradicción era la principal del mundo en ese
entonces. Del revisionismo jrushchovista fueron preámbulo, abono ideológico y
político, las teorías del trotskismo que desde mucho antes habían servido de
apoyo y aliado a otras formas de oportunismo como el menchevismo y el
kautskismo, y que luego se convirtieron en parapeto de ataque del oportunismo internacional
contra el Partido bolchevique de la URSS, contra la III Internacional y contra
el Camarada Stalin; las teorías browderistas
del Partido Comunista de Estados Unidos, ejemplo vivo de cómo se tergiversó y
ejecutó de forma oportunista la orientación correcta táctica de la III
Internacional sobre el Frente Popular o Frente Unido contra el fascismo, basado
en la unidad y hegemonía del proletariado revolucionario y en mantener la
independencia de clase del movimiento obrero; y las teorías no exclusivamente
de Tito, sino de la camarilla dirigente de la Liga de los Comunistas de
Yugoeslavia precursoras inmediatas del revisionismo jrushchovista en el XX
Congreso del PCUS.
Se
ratifica la confusión del artículo, cuando a renglón seguido de la afirmación “permitiéndose a la vez la existencia y
desarrollo de otras manifestaciones menos evidentes, pero no menos peligrosas”,
enumera así “los errores más
significativos del periodo”: “El
oportunismo de derechas, el abandono de la teoría marxista sobre el estado, la
revolución y la dictadura del proletariado”, “Tras la II GM y la disolución de
la IC, el Kominform hizo un sorprendente “retoque” de la política leninista
respecto al imperialismo, el militarismo y la guerra”, “El culto a la
espontaneidad”, “A partir del VII Congreso se extendió rápidamente por muchos
PCs una versión oportunista de lo que debe ser la táctica de un partido
obrero”, “El nacionalismo burgués”, “En el terreno ideológico prevalecía el
dogmato-revisionismo; el empirismo, el subjetivismo más calenturiento”, “La
edificación del socialismo era entendida, tanto en la URSS como en los PCs que
no estaban en el poder, como un simple crecimiento económico. Se ignoraba lo
expuesto por los clásicos del socialismo científico al respecto. Aquí los
errores del PCUS y Stalin fueron muy graves”.
¿Se
refiere esta enumeración a los “errores más significativos” de la III
Internacional? ¿O a los “errores más significativos” de la línea revisionista?
¿O son acaso los “errores más significativos” de las que llama el artículo “otras manifestaciones menos evidentes, pero
no menos peligrosas”?
Según
el propósito del artículo desde el propio título tales son los “errores más
significativos” de la III Internacional y del Camarada Stalin, y por tanto, son
“los errores heredados por los Partidos ML”. ¡Ardid de intelectual malsano para
confundir incautos!
Si
se exceptúa el “dogmato-revisionismo”, denominación ecléctica surgida en el MRI
como parte del arsenal de la línea neo revisionista para señalar a quienes como
la Unión Obrera Comunista (mlm), en lucha contra el oportunismo prachandista y
avakianista que declaró insubsistentes los principios del Marxismo Leninismo
Maoísmo por considerarlos “insuficientes” para resolver los problemas de la
lucha de clases en el siglo XXI, en lucha contra la posterior “nueva síntesis”
post-mlm… asumimos con firmeza la defensa de los principios y la vigencia plena
del Marxismo Leninismo Maoísmo. Así como clásicamente los revisionistas, los
defensores de la “libertad de crítica” al marxismo, calificaron de “dogmáticos”
a los marxistas que los combatían, también en estos tiempos los neo
revisionistas seudo mlm, aplican el calificativo de “dogmato-revisionismo” a
los auténticos marxistas leninistas maoístas. Y eso lo tragan entero los
autores del artículo y quienes lo reproducen.
Si
además se exceptúa la cuestión de la construcción del socialismo en la URSS y
los errores del Camarada Stalin, ya juzgados por los marxistas leninistas
considerando que en la lucha de líneas eran los bolcheviques y el Camarada
Stalin los representantes de la línea marxista no de la línea oportunista,
donde sus méritos pesaron más que sus errores; considerando la inexperiencia
del Movimiento Comunista Internacional en esa nueva y portentosa tarea, donde
fue la práctica de la Gran Revolución Cultural China la que, a pesar de su
derrota, pudo comprender correctamente y avanzar un trecho en resolver los
problemas de la construcción del socialismo. Aún así, dentro de los marxistas
leninistas maoístas desde los tiempos del MRI, no hay acuerdo en la valoración
hecha sobre el papel del Camarada Stalin por los marxistas leninistas
encabezados por el Partido Comunista de China y dirigidos por el Presidente Mao
Tse-tung. No hay acuerdo porque el ataque solapado del avakianismo contra
Engels y Stalin confundió a no pocos partidos y organizaciones llegando a
suprimirlos en el símbolo con las efigies de los grandes maestros del
proletariado mundial. Y se evidencia que entre los confundidos están los
autores del artículo y quienes los reproducen que así lo citen, hipócritamente
desestiman el balance de los ML sobre el Camarada Stalin, sino que además
juzgan su autocrítica en el XIX Congreso del PCUS en 1950, como la autocrítica
del filisteo jefe revisionista del PCUS, no del maestro del proletariado.
Endilgan a los Partidos ML la defensa hoxhista a raja tabla de los errores de
Stalin. En artículos como el mencionado, buenos aliados tienen los trotskistas
para enlodar a Stalin. Sus autores y quienes lo reproducen, son maoístas que
“pasan por alto” cuestiones del maoísmo como esta: “Respecto al XX Congreso del PCUS, quisiera decir algo. A mi juicio,
existen dos "espadas": Una es Lenin y la otra, Stalin. Ahora, una de
esas espadas, Stalin, ha sido abandonada por los rusos. Gomulka y algunos
húngaros han echado mano de ella para caer sobre la Unión Soviética y combatir
el llamado stalinismo. Los Partidos Comunistas de muchos países europeos
también están criticando a la Unión Soviética, y es Togliatti quien va a la
cabeza. Los imperialistas, a su vez, hacen uso de esta espada para matar a la
gente. Dulles, por ejemplo, la blandió durante algún tiempo. Lo ocurrido con
esta espada no es que haya sido dada en préstamo, sino simplemente botada. Los
chinos no la hemos abandonado. Como primer punto, defendemos a Stalin y, como
segundo, criticamos sus errores; es por eso que hemos escrito el artículo
"Sobre la experiencia histórica de la dictadura del proletariado". A
diferencia de aquellas gentes que denigran y liquidan a Stalin, nosotros lo
tratamos conforme a la realidad”[1].
Los
demás “errores más significativos” enumerados en el artículo, corresponden
precisamente a las “nuevas” teorías de la línea revisionista jrushchovista. Y
por tanto, ya no se les puede considerar “errores” sino teorías revisionistas,
teorías oportunistas contra las cuales no obra la crítica y la persuasión, sino
la denuncia franca y la lucha teórica para hacer añicos las podridas “nuevas”
teorías. Tales “errores más significativos” no pertenecen a la herencia asumida
por los Partidos ML como infamemente se afirma en el artículo, sino a la
herencia oportunista abrazada por los partidos revisionistas jrushchovistas.
Por
supuesto que la gran lucha de líneas de los años 60 entre los marxistas
leninistas y los revisionistas jrushchovistas se incubó en la III Internacional,
con “vacilaciones, germen de una división
en el seno de la Internacional: una línea de derecha que interpretaba esas
formulaciones como una claudicación frente a la burguesía antifascista, una
implantación del reformismo y la conciliación de clases, y la línea marxista
leninista que pugnaba por conseguir los objetivos inmediatos del movimiento
obrero (la derrota del fascismo) sin sacrificar los intereses vitales y últimos
del movimiento”[2],
pero es una lucha de líneas cuyo deslinde no maduró dentro de la III
Internacional, ni inmediatamente después de su disolución. Su pleno desarrollo
lo despuntó el XX Congreso del PCUS donde el “informe secreto” de Jrushchov, en
la forma, dirigido contra el Camarada Stalin, pero en el contenido contra el
Marxismo Leninismo, contra la Dictadura del Proletariado y el socialismo en la
URSS, “informe secreto” respaldado y aplaudido por el trotskismo internacional.
El
artículo en cuestión considera “ambigua” la orientación política de la III
Internacional sobre el Frente Popular. ¡Craso error de los articulistas! El
origen de la interpretación revisionista de la política de Frente Popular, no
está en la orientación del VII Congreso de la III Internacional, sino en la
línea de derecha que ya se manifestaba al interior de la Internacional y en su
aplicación práctica por los partidos en los cuales ganaba predominio tal línea
revisionista. Contra la experiencia en España y en Estados Unidos por ejemplo,
donde fue la línea revisionista la abanderada de una práctica errónea de la política
de Frente Popular, está la experiencia de China donde la línea marxista
leninista la puso en práctica consecuentemente y alcanzó la victoria de la
Revolución de Nueva Democracia en 1949.
Por
tanto fueron los partidos revisionistas los herederos de la amañada línea de
derecha embrionaria en la III Internacional, no los Partidos ML que sí
heredaron su línea correcta marxista leninista, en lucha abierta contra los
partidos revisionistas jrushchovistas que al abjurar del Marxismo Leninismo
adoptaron una línea ideológica y política burguesa en todos los aspectos de la
actividad política, incluido el problema del Frente Popular o Frente Unido. No
fueron Togliatti y Thorez los jefes de nuevos Partidos ML, sino los renegados
de la revolución violenta y los jefes de la degeneración revisionista de los
viejos Partidos Comunistas en Italia y Francia, cuyas “nuevas” teorías fueron
combatidas por los Partidos ML en cabeza del Partido Comunista de China. Fue
una lucha, un deslinde y una división internacional, y así como la línea
marxista leninista prevaleció en partidos como el Partido Comunista del Perú,
en muchos países surgieron nuevos Partidos ML en lucha histórica contra los
viejos partidos revisionistas. De ello fuimos testigos en Colombia donde el
viejo Partido Comunista fundado en 1930 se dividió en dos en 1965: el Partido
Comunista de Colombia revisionista jrushchovista y el nuevo Partido Comunista
de Colombia (ML) que tuvo estrechas relaciones camaraderiles con sus
contemporáneos Partidos ML revolucionarios en países como China, Albania,
España, Portugal, Brasil, Ecuador y Chile, también surgidos en combate a los
partidos revisionistas. La pérdida del hilo de esta lucha de líneas
internacional, lleva a los autores del artículo a hacer afirmaciones como “En Latinoamérica el oportunismo de derechas
producto del VII Congreso de la IC afectó especialmente al PC Chileno” … “Pero
lo importante para nuestro tema ahora es que aquellos errores FUERON HEREDADOS
INTACTOS por los m-l de muchos países”, endosando al VII Congreso el
oportunismo de los partidos revisionistas, y presentándolos como si ellos
fueran los Partidos ML para así concluir: los Partidos ML en su gran mayoría
fueron antros que abrazaron la línea oportunista de derecha de la III
Internacional. Todo lo cual como decían los camaradas comunistas chinos, es
“pasar carne de perro bajo piel de cordero”, un contrabando apoyado y
blanqueado por quienes acríticamente reproducen el artículo y lo exaltan como
aporte para la unidad de los comunistas.
Luego
del triunfo del Marxismo Leninismo sobre el revisionismo jrushchovista en las
Declaraciones de Moscú en 1957 y 1960 y fulminantemente en 1963 con la Proposición Acerca de la Línea General del
Movimiento Comunista Internacional también conocida como la Carta de los 25 Puntos, sobrevino una
nueva crisis general del Movimiento Comunista Internacional desatada por la
derrota de la Gran Revolución Cultural Proletaria y con ella, la derrota de la
Dictadura del Proletariado en China, y con ellas, el ocaso temprano de casi todos
los Partidos ML con notables excepciones como el PCP. Nuevas luchas de líneas
surgieron en los Partidos ML de las cuales fue precursor el ataque hoxhista del
Partido del Trabajo de Albania contra la Gran Revolución Cultural Proletaria,
contra el Partido Comunista de China, contra el Presidente Mao. Es dentro de
estas nuevas luchas de líneas donde algunos Partidos ML en declive aceptan la
revisionista “teoría de los tres mundos” cuya mención es miope en el artículo,
pues tal teoría sigue siendo actualmente acogida por organizaciones y partidos
marxistas leninistas maoístas, o maoístas a secas, en sus análisis de la
situación mundial; y lo más grave: adjudican su autoría al Presidente Mao
Tse-tung. He ahí una manifestación viva de la actual confusión en el seno de
los marxistas leninistas maoístas. Como parte de esas nuevas luchas de líneas
en los Partidos ML, en varios se impuso el oportunismo de “izquierda” como
tendencia ya advertida por Lenin de expiación de los pecados del oportunismo de
derecha en el movimiento. En Colombia fuimos testigos también de este duro
golpe al proletariado y la revolución, donde no fue el oportunismo de derecha,
revisionista, sino su anverso, el oportunismo de “izquierda”, el que fraccionó
y prácticamente liquidó el Partido ML con escasos 10 años de existencia,
dejando un reducto que con el mismo nombre terció por el hoxhismo y acabó
postrado ante la burguesía tal como el viejo partido revisionista.
Y
es aquí donde la confusión del artículo en cuestión y su reniego de la III Internacional,
de nuevo salen a flote, mostrando que perdieron completamente el hilo de la
lucha de líneas, al adjudicar directamente, en esencia, a la III Internacional,
la nueva y profunda crisis del Movimiento Comunista Internacional y sus
consecuencias desastrosas sobre los Partidos ML, de las cuales después de 50
años a pesar del gran intento encabezado por el MRI todavía no se recupera el
movimiento. Bajo diversas formas de oportunismo adaptadas a conciliar el
antagonismo principal en cada época, la esencia de las teorías revisionistas,
ha prevalecido desde Bernstein hasta Avakian.
¿Cómo
diablos puede avalarse ese esperpento de artículo para contribuir al avance
hacia un nuevo centro internacional? ¿Para unirlo sobre la base de la
confusión? ¿”Para que sirvan a la formación y comprensión de la historia del
M-L-M”?
Confusión,
indefinición, dispersión son las características actuales del Movimiento
Comunista Internacional. La unidad no puede ser producto del eclecticismo, ni
del sectarismo y mucho menos de la conciliación con teorías oportunistas de
derecha o de “izquierda”. La unidad internacional de los comunistas exige la
derrota teórica del revisionismo y del centrismo, exige el deslinde claro entre
el marxismo leninismo maoísmo y toda forma de oportunismo.
Tal
es la base y fundamento de nuestra contribución para enfrentar el problema,
contribución que hemos publicado en la Revista Negación de la Negación No. 5,
bajo el título Propuesta de Formulación
de una Línea General para la Unidad del Movimiento Comunista Internacional.
Propuesta
que en su Capítulo V trata el problema de la experiencia histórica de la III
Internacional, de sus Congresos y de su disolución, cuyo aparte insertamos a
continuación.
SOBRE EL BALANCE
HISTÓRICO DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA
En la lucha actual por la
construcción de una organización Internacional, indispensable cuartel general
de la Revolución Proletaria Mundial, es ineludible el balance crítico del
grandioso acumulado de la experiencia del Movimiento Obrero y Comunista;
experiencia histórica que, al estar signada por el combate incesante al
oportunismo, hace de su valoración un terreno de aguda lucha de líneas.
El
carácter internacional del movimiento obrero exige que su organización
comunista sea internacional. La Asociación Internacional de los
Trabajadores[3]
o I Internacional tuvo dos objetivos: negar las sectas socialistas o
semisocialistas, con una organización real de la clase obrera para luchar por
la emancipación de los trabajadores, y reunir en un inmenso ejército único a
toda la clase obrera combativa de Europa y América del Norte. Todo el
desarrollo de la I Internacional fue, de un lado, el triunfo cabal del marxismo
en el movimiento obrero y el declive del sectarismo; y de otro lado, el aprendizaje
del proletariado mundial de la táctica marxista en cuanto a sus formas de lucha
y de organización, sobre la base de su propia experiencia, la instrucción de
los Congresos y la guía del Consejo General, órgano de dirección centralizada
de toda la Internacional, ejercida en lucha frontal contra el anarquismo
bakuninista, forma especial de sectarismo que trató de irrumpir e imponerse al
interior de la Asociación.
La
derrota de La Comuna de París, la persecución a los dirigentes de la
Internacional y las intrigas de los bakuninistas motivaron su disolución. Haber
cumplido su misión de crear las condiciones para que el movimiento obrero
entrara a un nuevo período de lucha política por su dictadura de clase,
aprendiendo que sin su propio partido
político, la clase obrera es impotente en la lucha de clases, fue el motivo
principal que hizo innecesaria su existencia. La Asociación Internacional de
los Trabajadores trazó el camino y creó los cimientos de la organización
Internacional necesaria para dirigir al proletariado en su misión histórica:
sepultar al capitalismo.
La extensión del movimiento
obrero, bajo la forma de partidos obreros socialistas en los diversos países,
hizo necesaria la Internacional
Socialista o II Internacional —nuevo instrumento para la acción
internacional del proletariado, de la cual dijo Lenin “ha hecho un trabajo útil de
organización de masas proletarias en el largo período pacífico de la peor
esclavitud capitalista, en el curso del último tercio del siglo XIX y al
comienzo del XX”— y a la
vez, fue condición para el surgimiento de la tendencia a la organización federal y la
tolerancia de defectos oportunistas aparentemente muy “típicos” de cada país,
dos manifestaciones de nacionalismo burgués en el seno del movimiento obrero,
no corregidas a tiempo y de consecuencias nefastas para la Revolución
Proletaria Mundial. De igual modo, la lucha por reformas y la lucha
parlamentaria, que jugaron un importante papel en el período pacífico de la
revolución, dieron lugar al parlamentarismo y pacifismo como tendencia
oportunista en los partidos socialistas que, al no ser combatida correcta y
enérgicamente, se impuso corroyendo todo el movimiento obrero internacional,
convirtiendo a la II Internacional en un instrumento inservible para el momento
en que la agudización de las contradicciones del capitalismo en su fase
imperialista, creó las condiciones para el triunfo revolucionario del
proletariado.
El
inicio de la primera guerra mundial imperialista reveló en toda su magnitud la
traición de los jefes de la Segunda Internacional: enfrentamiento nacionalista
de los obreros en defensa de la “patria”, renunciando al internacionalismo
proletario; ayuda a la imperialista matanza obrera, en lugar de transformar la
guerra imperialista en guerra civil revolucionaria; paz social, en reniego de
la lucha de clases; ayuda a la burguesía, en vez de destruir su Estado
reaccionario e implantar la Dictadura del Proletariado. Todo ello obligó a que
Lenin declarara: “La Segunda Internacional está muerta, vencida por el oportunismo.
Abajo el oportunismo y viva la Tercera Internacional, desembarazada de los
renegados y del oportunismo.”
La Internacional Comunista o III Internacional fue el primer partido mundial de la revolución proletaria en
la época del imperialismo, sucesora histórica de las mejores tradiciones de la
Primera y Segunda Internacional; dirigente de la acción revolucionaria de las masas, de sus revoluciones e
importantes luchas en todo el mundo, bajo
la bandera de ¡Proletarios de Todos Los Países Uníos! Al decir de
Lenin: “La III Internacional ha recogido
los frutos del trabajo de la II Internacional, ha amputado la parte corrompida,
oportunista, socialchovinista, burguesa y pequeño burguesa y ha comenzado a
implantar la Dictadura del Proletariado”.
Desde
su fundación hasta su disolución, fue papel de la Internacional Comunista
combatir los errores oportunistas de la II Internacional y asumir sobre una
nueva base los objetivos de “la creación de un organismo de combate, encargado de
coordinar y dirigir al movimiento de la Internacional Comunista y de realizar
la subordinación de los intereses de los movimientos en los diferentes países a
los intereses de la revolución internacional”, en esencia, los mismos objetivos de la Asociación Internacional de los
Trabajadores. La Internacional Comunista se constituyó en dirigente teórico y
práctico del proletariado mundial, analizando la situación económica y política
internacional y caracterizándola en los diversos períodos, denunciando las
ofensivas de la burguesía imperialista contra el movimiento obrero, promoviendo
la formación de nuevos Partidos Comunistas; apoyando las luchas proletarias en
los distintos países, la revolución en las colonias y semicolonias; orientando
las tareas de los comunistas en su lucha contra el imperialismo, en particular
contra el fascismo durante la segunda guerra mundial imperialista; apoyando la
Dictadura del Proletariado en la URSS y dirigiendo su defensa como base de la
Revolución Proletaria Mundial.
El
Primer Congreso de la III Internacional examinó cuestiones decisivas para el
movimiento obrero mundial: la democracia burguesa y la dictadura del proletariado,
las distintas corrientes socialistas, la situación internacional. Trazó las
tareas específicas de la Internacional: generalizar la experiencia
revolucionaria de la clase obrera; depurar el movimiento de las mezclas impuras
de oportunismo y social-patriotismo; unir las fuerzas de todos los partidos
realmente revolucionarios del proletariado mundial; facilitar y acelerar la
victoria de la revolución comunista en el mundo entero. Y planteó de una manera
nueva la lucha de la clase obrera en las colonias: “Desde ahora, en las
colonias más desarrolladas la lucha ya no está empeñada solamente bajo la
bandera de la liberación nacional; toma de inmediato un carácter social más o
menos netamente definido”.
El
Segundo Congreso en sus resoluciones delimitó campos con el oportunismo,
reconoció la escisión del movimiento obrero causada por la aristocracia obrera,
y construyó una nueva unidad para la actuación de los comunistas
revolucionarios de todos los países en cuanto al papel
del partido, el trabajo de los comunistas en los sindicatos —contra la
internacional sindical amarilla—, la participación en las elecciones, las 21
condiciones de ingreso a la Internacional. También reafirmó la posición de
principios de la I Internacional: “La emancipación de los trabajadores no
es, en ningún modo, una tarea local ni nacional; es una tarea social e
internacional”, y la necesidad de la centralización del movimiento obrero a
nivel mundial: “La Internacional comunista no ignora, de manera alguna, que
para alcanzar la victoria, la Asociación Internacional de los Trabajadores, que
combate por la abolición del capitalismo y la instauración del comunismo, debe
tener una organización fuertemente centralizada”. Y, en su manifiesto
final, declaró: “La Internacional Comunista es el partido de la insurrección
del proletariado revolucionario mundial”.
El Tercer Congreso trazó la
táctica para un nuevo período de reflujo ante las derrotas revolucionarias por
gobiernos burgueses en manos de oportunistas socialdemócratas,
social-traidores. Fue una táctica para consolidar posiciones ganadas en un
repliegue ordenado del movimiento obrero internacional, centrada en cuestiones
como la Internacional Sindical Roja, el trabajo en las cooperativas obreras, la
Internacional de la Juventud, el Movimiento Femenino, la cuestión de Oriente;
consiguiendo con ella, crecer a 60 secciones, tres millones de miembros y 700
periódicos.
En sus resoluciones, el
Cuarto Congreso precisó el contenido de clase de las consignas “Frente
Proletario único” y “Frente Antiimperialista único”; analizó los ciclos de
crisis y expansión del capitalismo “que [...] Hasta su muerte será presa de
esas fluctuaciones cíclicas. Sólo la toma del poder por el proletariado y la
revolución mundial socialista podrán salvar a la humanidad de esta catástrofe
permanente provocada por la persistencia del capitalismo moderno”; y
reafirmó la forma de Partido Mundial
de la Internacional, en correspondencia con el carácter internacional del
movimiento obrero y comunista, regido en su funcionamiento por el centralismo
democrático y asimilando las experiencias: la beneficiosa del Partido Mundial que en buena medida fue
la I Internacional, y la perjudicial de la II Internacional, basada en la
federación de partidos nacionales. Sólo un Partido del proletariado mundial
podrá hacer realidad la exigencia más profunda del internacionalismo: que no
sólo la revolución en cada país sea puesta al servicio de la revolución
mundial, sino que supedite sus intereses a los intereses y necesidades de la
revolución mundial del proletariado.
El Quinto Congreso orientó la bolchevización de los partidos
comunistas —el
Partido Comunista de China fue ejemplo, en la práctica, de constantes y
exitosas campañas de rectificación—, la depuración de la
convivencia con tendencias y elementos oportunistas en los partidos comunistas,
su organización en el centralismo democrático; su construcción, no para el
parlamentarismo burgués sino para
dirigir a los obreros en la revolución que liquide el capitalismo y conquiste
el poder, por lo que los partidos comunistas deben ser construidos con base en
los proletarios, en la fábrica principalmente y demás lugares de trabajo.
El Sexto Congreso —realizado en pleno ascenso del fascismo y el
creciente peligro de una segunda guerra mundial— aprobó la “Campaña
internacional contra la guerra imperialista y la defensa de la Unión Soviética”,
estableciendo en el Programa:
El
proletariado internacional, que tiene en Rusia su única patria, el bastión de
sus conquistas y el factor esencial de su liberación internacional, debe
contribuir al éxito de la edificación del socialismo en la URSS y defenderla
con todos sus medios de los ataques de las potencias capitalistas.
Fue
este un programa comunista íntegramente revolucionario, expresión superior
de la experiencia histórica del proletariado, en el que en primera línea figura
la lucha por la Dictadura del Proletariado, el Socialismo y el Comunismo mundial.
El Séptimo y último Congreso de la Internacional
Comunista —fiel a la correcta política de Frente Único y las orientaciones para
la formación de Frentes Populares, manteniendo la independencia de clase del
movimiento obrero— orientó la política del Frente Unido Antifascista, política
que llevó al heroico triunfo de la URSS sobre el fascismo y el nazismo; fue
practicada victoriosamente en la Revolución de Nueva Democracia en China pero
no en España, en cuya guerra civil, si bien se formó un Frente Popular, se
perdió la independencia de clase en su dirección, dejándola en manos del
republicanismo burgués, lo cual se constituyó en una de las causas de la
derrota. La línea del VII Congreso se constituyó en cuestión de frontal
divergencia entre los marxistas leninistas y el trotskismo internacional y,
actualmente, divide y es motivo de discusión entre los marxistas leninistas
maoístas.
Sobre la política de Frente
Único y Frentes Populares, ya existían vacilaciones y el germen de una división
en el seno de la III Internacional: por un lado estaba una línea de derecha que
interpretó esas formulaciones como claudicación frente a la burguesía
antifascista, implantación del reformismo y la conciliación de clases; de otro
lado estaba la línea marxista leninista que pugnaba por conseguir los objetivos
inmediatos del movimiento obrero —la derrota del fascismo— sin sacrificar los
intereses vitales y últimos del movimiento. Tal lucha de líneas quedó velada en el VII
Congreso que no condenó expresamente la tendencia de renunciar a la
independencia de clase en el Frente; no delimitó claramente las fronteras entre
marxismo y oportunismo en esa cuestión, tolerando el eclecticismo que al final
favoreció una aplicación oportunista de la línea de la Internacional por parte de
muchos partidos comunistas, y que degeneró francamente hacia la concepción
browderista, según la cual la lucha contra el fascismo suprime la lucha de
clases en cada país —renuncia a la lucha contra la burguesía antifascista— y
considera al imperialismo antifascista como progresista, ocultando el carácter
reaccionario y rapaz de todo imperialismo —sea o no fascista— desviando al
movimiento obrero hacia la socialdemócrata conciliación de clases y la renuncia
a la lucha anti-imperialista. Dos interpretaciones diametralmente opuestas
sobre Frente Único y Frente Popular, donde los comunistas tenían unidad formal
en la orientación, pero división real en su comprensión y aplicación práctica.
El
llamado de la III Internacional en defensa de la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas —URSS— ante la agresión imperialista fue correcto:
Esto no fue meramente
cuestión de solidaridad hacia una víctima de la agresión, sino de la profunda
convicción de que la defensa de la Unión Soviética era a la vez la defensa de
la base de apoyo socialista para la revolución mundial[4].
El Comité Ejecutivo no clarificó a fondo en el movimiento, el carácter
de los compromisos de la URSS con Estados
Unidos, Gran Bretaña y Francia, explicando que "Tales compromisos no requieren que los pueblos de los países del
mundo capitalista hagan iguales compromisos en sus respectivos países"[5].
Por
su parte, la hipócrita política imperialista de “no intervención” en la Guerra
Civil española, en realidad fue una mampara para convertir esa Guerra Civil en
el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial imperialista; tal política no fue
aprehendida en esa dimensión por el Comité Ejecutivo de la III Internacional,
por lo cual, la magnífica campaña de la Internacional —de denuncia a las
violaciones imperialistas de la “neutralidad”; en contra de los suministros de
armas a los fascistas; por la solidaridad y ayuda a los republicanos con
alimentos, medicamentos y armas principalmente por parte de la URSS; de
movilización e instrucción de voluntarios antifascistas organizados en las
Brigadas Internacionales con 35.000 combatientes procedentes de 54 países—
militarmente fue extremadamente débil ante la intervención de un ejército de
300.000 soldados y oficiales fascistas desde Italia y Alemania.
En un balance general, la Declaración del MRI en 1984,
señaló correctamente tres desviaciones que se presentaron en el seno de la III
Internacional:
Primero, la distinción entre el fascismo y la democracia
burguesa en los países imperialistas... tendió a hacer un absoluto de la
diferencia entre estas dos formas de la dictadura burguesa y también a hacer de
la lucha contra el fascismo una etapa estratégica aparte. Segundo, se
desarrolló una tesis que sostenía que la creciente pauperización del
proletariado crearía la base material para remediar la división de la clase
obrera en los países avanzados... Tercero, cuando el fascismo se definió como
el régimen del sector más reaccionario de la burguesía monopolista en los
países imperialistas, esto le dejó la puerta abierta a la peligrosa tendencia
reformista y pacifista de identificar a un sector de la burguesía monopolista
como progresista [...]
También
fue correcta su valoración general:
Mientras es necesario hacer el balance de estos
errores y aprender de ellos, es igualmente necesario reconocer a la
Internacional Comunista, inclusive durante este período, como parte del
patrimonio de la lucha revolucionaria por el comunismo y rechazar los intentos
liquidacionistas y trotskistas de aprovechar los errores reales para sacar
conclusiones reaccionarias[6].
El 22 de mayo de 1943, por Resolución del Presídium
del Comité Ejecutivo —no por una imposición de Stalin como lo presenta el
oportunismo trotskista—, la III Internacional fue disuelta, en una medida
circunstancial por las nuevas condiciones creadas por la guerra, para facilitar
un frente común contra el fascismo y defender la Patria Socialista. Sin
embargo, la III Internacional estaba ya dividida en lucha entre la línea
marxista leninista y las tendencias oportunistas de derecha.
La causa objetiva de las
vacilaciones, de la tendencia a conciliar con la burguesía y el imperialismo
—manifiestas desde del VII Congreso— estaba en la situación mundial de la
época: la guerra que preparaban los imperialistas era “una guerra injusta, reaccionaria,
imperialista”, pero además, como aclaró Stalin:
La Segunda Guerra Mundial contra los Estados del Eje, a
diferencia de la primera, tomó desde un principio el carácter de una guerra
antifascista y liberadora, uno de cuyos objetivos era el restablecimiento de
las libertades democráticas. La Entrada de la Unión Soviética en la guerra
contra las potencias del Eje no podía sino reforzar, y de hecho reforzó, el
carácter antifascista y liberador de la Segunda Guerra Mundial.
Esta dualidad del carácter de la
guerra fue la base material para el surgimiento del oportunismo de derecha que,
en su versión extrema, llegó hasta el browderismo.
La principal causa subjetiva de la persistencia y posterior
afianzamiento del oportunismo de derecha y su evolución hacia el revisionismo,
estaba en la incomprensión de la dialéctica de la lucha de líneas en el seno
del Movimiento Comunista Internacional. En el VII Congreso se derrotó
formalmente, las tendencias de derecha, en el terreno organizativo, pero no en
el terreno ideológico. La resolución de disolución, por las circunstancias
de la Segunda Guerra Mundial, donde muchos partidos comunistas fueron diezmados
por la reacción, no contó con unas condiciones favorables para llevar la lucha
de dos líneas hasta el fondo, hasta la delimitación exacta de fronteras entre
los oportunistas de derecha —nacionalistas partidarios de la liquidación
completa de la Internacional— y los internacionalistas, para quienes era
aceptable una disolución temporal pero no una liquidación de este vital
instrumento de lucha que materializaba el internacionalismo proletario.
Puesto que para el
oportunismo era insostenible un partido mundial del proletariado bajo una
dirección marxista[7], se impuso en el Movimiento Comunista
Internacional, en cuanto a la forma organizativa de su unidad internacional, el
nacionalismo burgués, esto lo confirma la decisión del
Presídium del Comité Ejecutivo:
La forma orgánica de
asociación de los obreros, elegida por el I Congreso de la Internacional
Comunista, que respondía a las necesidades del período inicial de renacimiento
del movimiento obrero, ha ido caducando cada vez más, a medida que crece ese
movimiento y se complican sus tareas en los diferentes países, hasta
convertirse en estorbo para una consolidación mayor de los partidos obreros.
La disolución de la III Internacional quedó en apariencia como producto
sólo de las duras circunstancias; el argumento de
facilitar la unidad de las fuerzas antifascistas en los hechos no facilitó tal
unidad pero sí debilitó la unidad internacional del proletariado. La alianza de
las fuerzas antifascistas no era incorrecta, lo incorrecto fue hacerla a costa
de perder la independencia del movimiento obrero, liquidando definitivamente su
organización internacional. La forma de disolver la III
Internacional fue impuesta, imprevista e incorrecta; lo correcto hubiera sido
disolverla temporalmente por las condiciones de fuerza impuestas por la guerra,
o definitivamente por la imposibilidad de convivir en una misma organización
con el oportunismo nacionalista o que los revolucionarios internacionalistas se
retiraran —como lo hicieron los bolcheviques en la II Internacional cuando
entró en bancarrota por el predominio del oportunismo socialchovinista— pero
sin sacrificar la necesidad de la organización internacional del Movimiento
Obrero y Comunista, como en efecto ocurrió desde entonces, y peor aún,
acogiendo “la autonomía” de los partidos contra la dirección centralizada con
argumentos como:
El ascenso nacional y la movilización de
las masas con vistas a la rápida victoria sobre el enemigo pueden realizarse de
modo mejor y más fructífero con los esfuerzos de la vanguardia del movimiento
obrero de cada país en el marco de su propio Estado[8].
Argumentos que años después fueron explanados más abiertamente por
dirigentes de la Internacional:
El crecimiento de los partidos comunistas,
la necesidad de resolver rápida y operativamente los problemas concretos de la
actividad antifascista y la altura del papel de los comunistas en la lucha por
los intereses de toda la nación, exigían mucho más que antes que los partidos
fueran autónomos y dinámicos, que renunciaran a las formas de dirección desde
un centro único, por haberse convertido en un obstáculo para su desarrollo[9].
Los aciertos de la Internacional Comunista pesan
más que sus errores y los marxistas leninistas maoístas —tal como lo hicieron
sus antecesores en los años 60 y 80 del siglo XX— reconocen su historia y sus
innegables aportes al avance de la Revolución Proletaria Mundial. La
experiencia de la III Internacional es un invaluable patrimonio del Movimiento
Obrero y Comunista Internacional y por tanto los marxistas
leninistas maoístas rechazan todo intento de aprovechar sus errores, para
negar y renegar abierta y soterradamente de la Internacional Comunista.
El
Partido Comunista de China[10]
cumplió sus deberes internacionalistas destacándose la gran lucha que encabezó
contra el revisionismo jrushchovista, en realidad la continuación y desarrollo
de la lucha de dos líneas que había despuntado ya en el ocaso de la III
Internacional; lucha de dos líneas desarrollada con acierto y coronada con la Proposición Acerca de la Línea General para
el Movimiento Comunista Internacional, más conocida como La Carta de los 25 Puntos, pero que a
pesar de ser antecedida por Declaraciones votadas en las Conferencias de Moscú
de 1957 y 1960, La Carta de los 25 Puntos
es sustentada exclusivamente por el Partido Comunista de China, y no condujo
inmediatamente a un reagrupamiento internacional de los Partidos Marxistas
Leninistas. Había calado hondo la idea de dar prioridad a la “autonomía” de los
Partidos sobre su centralización internacional. El juicio del MRI en su
Declaración denota también la lucha de dos líneas frente al problema de la
centralización, de una parte afirma correctamente:
Mientras que el PCCh prestó gran atención al desarrollo
de partidos marxista-leninista-maoístas en oposición a los revisionistas, no
encontró las formas ni los modos necesarios para desarrollar la unidad
internacional de los comunistas. A pesar de las contribuciones a la unidad ideológica
y política, esto no se reflejó en esfuerzos por construir la unidad
organizativa a escala mundial.
De otra parte, en el texto
que sigue de esa misma Declaración:
El PCCh tenía una concepción exagerada de los aspectos
negativos de la Comintern, principalmente de los que fueron causados por la
demasiada centralización, lo que llevó a aplastar la iniciativa y la
independencia de los partidos comunistas constituyentes. Aunque el PCCh criticó
correctamente el concepto de partido padre, señalando la influencia nociva que
había tenido en el seno del movimiento comunista internacional y enfatizando
los principios de relaciones fraternales entre partidos, la falta de un foro
organizado para debatir opiniones y llegar a una concepción común no ayudó a
resolver este problema sino que de hecho lo exacerbó.
El MRI equivocadamente avaló
la idea oportunista contraria a la completa y máxima centralización de la
organización internacional comunista, cuya forma debe ser la de un Partido
mundial del proletariado y no una Federación mundial de partidos proletarios.
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Dazibao
Rojo
LA VERDADERA HERENCIA DE LA III
INTERNACIONAL ASUMIDA POR LOS PARTIDOS ML Un artículo en Revolución Obrera.
Nota de Dazibao Rojo:
Publicamos a continuación un articulo de R.O. en el
que se critica nuestra decisión de publicar un articulo de la Unión de
Lucha Marxista-Leninista (Estado Español).
El citado articulo corresponde a una
organización hoy extinta, escrito en 1984 y que es evidente los autores no
pueden replicar. Es un documento histórico que solo publicamos para la
comprensión de los debates existentes entre los maoístas en esos años, incluida
su posible critica.
El autor anónimo del articulo de R.O. afirma:
¿Cómo diablos puede avalarse ese esperpento de
artículo para contribuir al avance hacia un nuevo centro internacional? ¿Para
unirlo sobre la base de la confusión? ¿”Para que sirvan a la formación y
comprensión de la historia del M-L-M”?
Confusión, indefinición, dispersión son las características actuales del Movimiento Comunista Internacional. La unidad no puede ser producto del eclecticismo, ni del sectarismo y mucho menos de la conciliación con teorías oportunistas de derecha o de “izquierda”
Confusión, indefinición, dispersión son las características actuales del Movimiento Comunista Internacional. La unidad no puede ser producto del eclecticismo, ni del sectarismo y mucho menos de la conciliación con teorías oportunistas de derecha o de “izquierda”
Evidentemente no compartimos estas criticas, que
tienen un cierto tono de rezagos del dogmato-revisionismo, termimo que el autor
califica de ecleptico, calificativo muy usado por los renegados albaneses para
etiquetar al Pte. Mao o a la GRCP.
Por supuesto que defendemos al Camarada Stalin,
pero basandonos en el balance hecho por los camaradas chinos y no en los
delirios dogmaticos de Hotxa.
La lucha contra el dogmato-revisionismo fue clave para el maoísmo como tercera y superior etapa del ML. Restarle importancia o cuestionarlo indica que estas nefastas ideas aun no han sido barridas totalmente.
La lucha contra el dogmato-revisionismo fue clave para el maoísmo como tercera y superior etapa del ML. Restarle importancia o cuestionarlo indica que estas nefastas ideas aun no han sido barridas totalmente.
Según el autor de este articulo en el MCI solo hay
confusión, indefinición, dispersión, tampoco compartimos estas afirmaciones,
pues son muchas las organizaciones y partidos comunistas maoístas que en la
actualidad, avanzan en la realización de una nueva Conferencia Internacional
Unificada para la construcción de un nuevo Centro de las organizaciones
maoístas.
DR-redaccción
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Miguel Alonso
LA III INTERNACIONAL Y SUS LÍMITES.
http://dazibaorojo08.blogspot.com/2018/09/la-iii-internacional-y-sus-limites-un.html
Descartando las críticas trotskistas a la III
Internacional, cuyos errores fueron promovidos en muchos casos por los propios
trotskistas, emboscados en el aparato de la misma. (No debemos olvidar que
tanto el primer Presidente de la misma, Zinóviev, como su sucesor Nikolai
Bujarín, fueron juzgados por traición y fusilados en 1938) el debate y balance
definitivo de la III Internacional permanece abierto.No cabe duda, que después
de su precipitada disolución, en 1943, ha quedado como un debate abierto, entre
los comunistas, la importancia de reconstruirla para impulsar la RPM.
Nadie niega ni reniega de la importancia histórica
de la III Internacional, fundada por Lenin y sus camaradas de armas, tanto
bolchevique como de otros países, son parte de nuestra historia, mas es
evidente que partidos como el PCCh, en plena lucha contra el revisionismo, no
consideraron su reconstrucción como necesaria.
Discrepo de la afirmación de los camaradas de la
UOC (m-l-m) basada en la declaración del MRI, en un reciente documento
publicado en el Dazibao Rojo, que esto no fue posible porque La Carta
de los 25 Puntos solo fue respaldada por el propio PCCh. Me
parece inexacto, puesto que el prestigio del PCCh. y del Presidente Mao era
inmenso entre las organizaciones m-l, que con entusiasmo hubieran participado
en la nueva internacional.
No camaradas, es evidente que el Presidente Mao
rechazaba el concepto de centralización de los procesos revolucionarios por un
“partido padre” o un partido internacional. Estos son hechos.
Si analizáramos, por lo menudo, la historia de
todos los PC de la Internacional tuvieron problemas, de menor o mayor calado,
con los “delegados” del Komintern y la práctica despótica de “bastón de mando”.
En China, en su revolución, representaron un
importante lastre oportunista que provoco múltiples fracasos a la revolución.
Solo el triunfo de la línea protagonizada por el Presidente Mao Tse-tung en la
conferencia de Sunyi Huìyì (pinyin) ,durante la Larga Marcha, logro poner fin a
la línea de la dirección de “los 28 bolcheviques y medio” impuesta por Pavel
Mif de la Komintern y su delegado Otto Braun (Li Dé).
Los camaradas chinos sufrieron estos hechos en
carne propia, no hablaban de oído, ¡hay que tenerlo en cuenta!
Es conocida la nefasta actuación del Komintern en
España, en la que sus “delegados” como el argentino Victorio Codovilla o Erno
Gerö (Pedro), cambiaban y ponían a las direcciones del PCE (IC) imponiendo una
política derechista de supeditación a la burguesía republicana en el Frente
Popular en plena guerra civil.
Es significativo ver como el
revisionista Codovilla apoyo posteriormente decididamente el golpe kruchovista
en la URSS.
Gerö participo activamente en el secuestro y
asesinato del líder del POUM Andreu Nin y su posterior demonización, con el
coronel Orlov (1) que luego deserto a EE.UU. en 1938 y advirtió a Trotski de
que su vida peligraba. El renegado Orlov no dejo, hasta su muerte, de difamar
al camarada Stalin, en los libros que escribió por orden de sus nuevos amos
imperialistas.
Estos hechos, de sobra conocidos, plantean serias
dudas de sobre la centralización de un partido internacional, como defienden
algunos camaradas y organizaciones, puesto que según los resultados crearon más
dificultades que beneficios a la revoluciones y a sus partidos dirigentes.
Eso no significa que no tiene que haber una base de
unidad internacional entre los partidos m-l-m y la consecuente lucha de 2
líneas, para romper con todo rezago de oportunismo (de derecha y de Izquierda)
de revisionismo o del avakianismo.
El documento de la UOC (m-l-m) contiene, a mí
entender, análisis correctos pero también parece apostar por la necesidad de un
“partido internacional” cuando afirma:
“El MRI equivocadamente avaló la idea oportunista
contraria a la completa y máxima centralización de la organización
internacional comunista, cuya forma debe ser la de un Partido mundial del
proletariado y no una Federación mundial de partidos proletarios”
Hay aun mucho por debatir, pero creemos, un primer
paso necesario, la coordinación del máximo de organizaciones m-l-m en un
organismo internacional basado en el m-l-m principalmente maoísmo que pueda
abordar estos temas y otros en los que hay diversos posicionamientos.
Fuentes:
(1) Boris Volodarsky, El caso Orlov,
Barcelona: Crítica, 2013
********************************
[1] Mao Tse-tung - Discurso pronunciado en la II Sesión Plenaria del VIII
Comité Central del Partido Comunista de China. 15 de noviembre de 1956.
[2] Revista Contradicción No. 16 – Artículo Hacia la Internacional de Nuevo Tipo basada en el Marxismo Leninismo Maoísmo
– Septiembre de 1995.
[3] Fue fundada en
1864 sobre un terreno internacionalista abonado por el trabajo de su
precursora: La Liga de los Comunistas, que desde 1848 había
publicado El Manifiesto del Partido
Comunista, escrito por Marx y Engels.
[7] En el
extinto MRI, fue manifiesta la oposición al carácter de Partido Mundial que
debe tener una Internacional que de veras marche a la vanguardia de la
Revolución Proletaria Mundial. El Partido Comunista de la India (ML) Naxalbari
—antes de unificarse con el Partido Comunista de la India (Maoísta)— lo expresó
con claridad, y de paso evidenció que la denominación “nuevo tipo” referida a
la Internacional, es ecléctica. Dice así: “El
comité [del MRI] se concibió como un centro político embrionario. Esto se
ajustó al objetivo declarado de trabajar hacia la formación de una
Internacional de nuevo tipo. La denominación “nuevo tipo” fue incorporada
precisamente para distanciar esta futura Internacional de la concepción del
Comintern de ser “el partido del proletariado mundial”. Apéndice 2 de la
Revista Naxalbari No. 4 “Sobre la
situación actual del movimiento revolucionario internacionalista y el desafío
de reagrupar a los partidos maoístas a nivel internacional” – Agosto 2010.
[9] Así se lee en el Compendio de historia de la Internacional
Comunista preparado por el Instituto de Marxismo-Leninismo anexo al CC del
PCUS, con participación y ayuda de dirigentes de la IC o colaboradores de sus
instituciones y órganos de prensa: WALTER ULBRICHT, DOLORES IBARRURI, JACQUES
DUCLOS, TIM BUCK, HALED BAGDACHE, VICTORIO CODOVILLA, GEORGES COGNIOT, INKERI
LEHTINEN, BORIS PONOMARIOV, PALME DUTT, DEZSO NEMES, FRIEDL FURNBERG, EMILIO
SERENI, RUBEN AVRAMOV, ANDREW ROTHSTEIN, y que fue publicado, al parecer, en
los años 60 por Editorial Progreso de Moscú, sobre lo cual es necesario
expresar reserva respecto a la veracidad de esta fuente, dada la dirección
revisionista de la Editorial.
[10] El citado Compendio de historia de la Internacional
Comunista, dice que frente al apoyo de los partidos a la propuesta de
disolución de la IC, la única excepción fue una Declaración del CC del Partido
Comunista de China, citando en una nota la Revista La Internacional Comunista – 1943, No. 5 y 6 pag. 23.
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