“No hay término medio: los principios vencen, los principios no se
«concilian». Tenemos, pues, el
principio de la unión internacional de los obreros como punto indispensable
para resolver la cuestión nacional”.
Stalin
Enfrentar y resolver
el problema de la opresión nacional rusa en el viejo Estado multinacional de
los zares, fue otro de las grandes logros y enseñanzas de la Revolución de
Octubre.
La Rusia zarista era
una cárcel de pueblos, donde la unión de distintas naciones dentro de un mismo
Estado fue impuesta por la fuerza de la opresión nacional, de los privilegios
de la nación dominante y de las trabas y cercenamiento de los derechos de las
minorías nacionales. La Revolución de febrero de 1917 derribó la dictadura de
la autocracia zarista pero no liquidó el poder reaccionario de la burguesía y
los terratenientes; estas clases quedaron al mando del Estado. Fue la victoria
insurreccional de los obreros, campesinos y soldados en la Revolución Proletaria
de Octubre la que derrocó el poder político de la burguesía, destruyó el viejo Estado
reaccionario e instauró del poder de los Soviets, el poder del nuevo Estado de
Dictadura del Proletariado.
El problema nacional
del vasto país de los Soviets, estaba sin resolver y era además sumamente
complejo, si se entiende que es el problema de la independencia, la libertad,
la autodeterminación, el derecho a conformar un Estado propio de "una
comunidad estable, históricamente formada, de idioma, de territorio, de vida
económica y de sicología, manifestada en la comunidad de cultura", pero donde minorías nacionales se habían
dispersado por todo el viejo Estado zarista y estaban enclavadas dentro de otras
definidas unidades regionales; tal era el caso de los judíos en Polonia, los
letones en Lituania, los rusos en el Cáucaso, los polacos en Ucrania…
Teniendo en cuenta que el paso del capitalismo de su fase de libre
competencia a la fase superior imperialista, cambió en extensión y profundidad la
forma de abordar el problema nacional de la primera fase, donde la burguesía de
la nación oprimida al frente de las masas del pueblo se levantaba en movimiento
nacional contra la burguesía de la nación opresora, y aunque su interés de
clase era suprimir la opresión nacional que la limitaba para competir en el
mercado, presentaba tal interés como el interés de todas las clases de la
nación oprimida. En la fase imperialista donde la exportación del capital pasó
a primar sobre la exportación de mercancías, la misma burguesía se encargó de
derribar las fronteras nacionales que antes había construido, y entonces, el
viejo problema nacional se fundió con el nuevo problema colonial del
imperialismo que dividió al mundo en un puñado de países imperialistas,
opresores, explotadores, esclavizadores, y una inmensa mayoría de países
oprimidos, explotados y esclavizados en las redes del capital financiero.
Desde entonces, ha existido una aguda lucha de líneas entre la forma
burguesa, pequeñoburguesa y chovinista de resolver el problema nacional a la
vieja usanza, exasperando el nacionalismo y sin tocar el poder del
capital, y la forma proletaria y marxista de resolverlo de acuerdo al principio
del internacionalismo que preserva la unión internacional de los obreros
y liga la solución a la opresión nacional con la solución de la opresión de
clase, esto es con el problema del derrocamiento del poder del capital.
La experiencia soviética fue una demostración palpable de esa lucha y una
escuela en la solución internacionalista del problema nacional. Una lucha
contra la concepción chovinista que pretendía reducir la cuestión nacional en
Rusia al respeto de la autonomía cultural-nacional sin inmiscuirse en el
problema del poder del capital, acentuando el deslinde nacional y las
particularidades de minorías nacionales que de hecho, en la vida real, ya no
estaban agrupadas en una misma nación, y conllevando a la separación del
proletariado por nacionalidades.
El poder de los Soviets enfrentó el problema nacional en Rusia desde el
punto de vista del internacionalismo proletario, donde para liquidar la
opresión nacional no había que separar a los hombres por naciones ni reforzar
las barreras nacionales, sino por el contrario, acentuar el deslinde de clases,
reforzar la unidad de los obreros de todas las naciones y nacionalidades contra
toda la burguesía, reforzar la alianza de los obreros y campesinos contra la
alianza de la burguesía y los terratenientes, reforzar la unidad de los pueblos
de todas las naciones y nacionalidades contra la intervención de los imperialistas
apoyados por las clases contrarrevolucionarias, consolidar la derrota del poder
del capital para garantizar la unidad de las naciones sobre una nueva base.
Así, los tres primeros decretos del nuevo Estado de los Soviets fueron
sobre la paz (proponiendo a los Estados imperialistas acabar la guerra y firmar
la paz sobre la base de igualdad de derechos), sobre la tierra (liquidando la
casta de los terratenientes, aboliendo la propiedad privada sobre la tierra y
entregando en usufructo 150 millones de hectáreas a los trabajadores) y sobre
el poder (todo a manos de los Soviets, a la Republica Soviética) como en efecto
ocurrió en todas las ciudades y nacionalidades de Rusia, donde las masas
armadas derrocaron el poder de la burguesía y los terratenientes e instauraron
el nuevo poder de los Soviets.
La expropiación
de los expropiadores aterró a los imperialistas, quienes en alianza con los
burgueses y terratenientes expropiados emprendieron una intervención armada
contra el Poder Soviético. Los primeros años de la Revolución de Octubre fueron
de heroica guerra popular revolucionaria de los obreros y campesinos, mediante
la cual derrotaron la intervención imperialista y la guerra civil
contrarrevolucionaria.
La derrota del poder
del capital o lo que es lo mismo, la consolidación de la Dictadura del
Proletariado, posibilitó que en diciembre de 1922 el
primer Congreso de los Soviets de toda Rusia, fundara la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) sobre
la base de su libre voluntad, con derechos iguales y conservando cada una de
ellas la facultad de abandonar libremente la Unión Soviética. Un Estado Soviético formado por la unión socialista
fraternal y voluntaria de todas las nacionalidades, en el cual inicialmente se unieron
la República Federativa Soviética de Rusia, la República Soviética Socialista
de Ucrania, la República Soviética Socialista de Bielorusia, las Repúblicas
Soviéticas Socialistas de Transcaucacia (Azerbaidzhán, Georgia y Armenia), y
más tarde se unieron las Repúblicas Soviéticas Federales de Ubekistán,
Turkmenia y Tadzhikistán.
El poder de los Soviets, el poder de la Dictadura del Proletariado, la
hermandad de los obreros y la unión de los pueblos de todas las nacionalidades
y naciones soviéticas, la alianza entre los obreros y campesinos, fueron las
bases para la fundación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que
iniciaron de lleno la construcción del socialismo en 1925 con una economía que
se conservaba en el grado de desarrollo de 1914 al ser devastada por la primera
guerra mundial y por la guerra civil contrarrevolucionaria, pero que en pocos
años avanzó aceleradamente superando el desarrollo económico de los países
capitalistas atascados en la gran depresión de 1929.
El poderoso Estado de Dictadura del Proletariado en la URSS no solo mostró
las bondades de la unidad y colaboración nacionales para un portentoso avance
en la construcción del Socialismo, sino que también mostró la fuerza para
defender el país de los Soviets ante la embestida nazi y decidir el fin de la segunda
guerra mundial imperialista derrotando a la bestia hitleriana.
Lo que no pudieron lograr las fuerzas reaccionarias del capital desde el
exterior, fue urdido desde el interior de la URSS, en el Estado y en el
Partido, donde la nueva burguesía del socialismo con ropaje comunista, logró
socavar la Dictadura del Proletariado y restaurar el capitalismo y la dictadura
de la burguesía.
La
Revolución de Octubre mostró en la práctica de la URSS que en la fase
imperialista, en los Estados
multinacionales, sólo el Socialismo y la Dictadura del Proletariado
pueden proporcionar la base material para la igualdad nacional, la plena
libertad de separación o de unión de las naciones y la libertad de las naciones
a existir como Estados independientes. Esta verdad fue corroborada de forma
inversa: cuando se restauró el capitalismo y el poder de la burguesía, se
restauró también la opresión nacional, la división nacional de la clase obrera,
los odios y guerras nacionales entre los pueblos de la antigua Unión Soviética.
Al final, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas fue destrozada y sus
conquistas socialistas fueron convertidas en botín de las nuevas burguesías
nacionales, pero tal derrota no puede negar el gran logro de la Revolución de
Octubre de unir en la construcción del socialismo a 170 millones de personas de
50 diferentes nacionalidades de 11 repúblicas soviéticas, enseñando en la
práctica el camino para resolver el problema nacional en esta época del
capitalismo imperialista.
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