Publicamos
algunas de las declaraciones con ocasión de los hechos recientes en
Cataluña - España. Nuestros lectores podrán observar las identidades y
diferencias a la hora de tratar este problema y sacarán sus propias conclusiones,
las cuales son bienvenidas en nuestro blog. Se presentan los documentos de:
Unión
Obrera Comunista MLM – Colombia
PC-maoísta da
Galicia
PC Maoísta de
Francia
FDLP - Ecuador
PCm - Italia
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UNION OBRERA COMUNISTA MLM - COLOMBIA
A
PROPÓSITO DE LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA
POR RO · 8 OCTUBRE, 2017
“La cuestión nacional es una
parte de la cuestión general de la revolución proletaria, una parte de la
cuestión de la dictadura del proletariado”. Stalin
Los referendos electorales por la
independencia nacional convocados en el Kurdistán iraquí y Cataluña, han sido condenados
como “ilegítimos” por los Estados opresores, cuya sangrienta represión a los
votantes y amenaza de intervención armada tiene el respaldo de la burguesía
imperialista, que por boca del Frans Timmermans vicepresidente de la Comisión
Europea, justificó “el uso proporcionado de la fuerza” para defender la
legalidad burguesa, que es la legalidad de la opresión y la explotación. Las
masas del pueblo han respondido con gigantescas movilizaciones y huelgas
generales.
Es necesario sentar posición
desde el punto de vista de los comunistas y de los intereses del proletariado
internacional, pues el paso del capitalismo a la fase imperialista y la
inauguración de la Era de la Revolución Proletaria Mundial con el triunfo de la
Revolución de Octubre en Rusia cuyo centenario se está conmemorando, cambió el
modo de plantearse el problema nacional, pues el viejo problema nacional se
fundió con el problema colonial del imperialismo y se convirtió en una parte de
la Revolución Proletaria Mundial.
Con contadas excepciones, se han
escuchado voces de organizaciones comunistas que apoyan incondicionalmente la
independencia de Cataluña y el derecho a su autodeterminación, prestando solo
atención a la cuestión nacional catalana, divorciada de si sirve o contribuye
al derrocamiento del imperialismo, de si hace parte de la Revolución Proletaria
Mundial. Tales posiciones remozan la socialdemocracia reformista de la Segunda
Internacional, que se planteaba el problema desde el punto de vista de la
burguesía, no del proletariado, es decir, todavía en el límite de la democracia
burguesa como lo señala Stalin: “Antes, la cuestión nacional se
enfocaba de un modo reformista, como una cuestión aislada, independiente, sin
relación alguna con la cuestión general del Poder del capital, del derrocamiento
del imperialismo, de la revolución proletaria” (La Cuestión
Nacional, Capítulo VI de Fundamentos del Leninismo).
En la fase imperialista que es la
Era de la Revolución Proletaria Mundial, cambió radicalmente el modo de abordar
el problema nacional, donde no basta que los comunistas manifiesten su apoyo al
derecho de la nación catalana a existir como estado independiente y que esto lo
decidan los catalanes, sino que es necesario ir más allá, deslindarse del
nacionalismo burgués y pequeño burgués; es necesario defender, promover y
luchar para que el movimiento nacional catalán sirva a la lucha mundial contra
el imperialismo, sea parte de la Revolución Proletaria Mundial, se alíe con la
lucha de clase contra el poder del capital, por el derrocamiento la dictadura
de los capitalistas no solo en el Estado Español sino también en Cataluña, lo
cual impone al proletariado de Cataluña unirse con el proletariado de todo el
Estado Español contra su burguesía y toda la burguesía del Estado Español. ¡No
al odio nacional entre los obreros de las naciones promovido por el
nacionalismo burgués! ¡Los obreros no tienen patria! Los obreros necesitan ante
todo del internacionalismo y de un Partido propio para ligar el movimiento
nacional de Cataluña con su lucha de clase contra la dictadura de los
capitalistas.
Ésta una de las muchas cuestiones
cruciales para la unidad internacional de los comunistas, frente a la cual
aflora la confusión del movimiento desde posiciones francamente
socialchovinistas que condenan la lucha nacional de los catalanes, hasta
posiciones genuinamente oportunistas que pretenden “fusionar” o “disolver” la
cuestión de la lucha de clases en la cuestión nacional catalana, en la simple
lucha por su liberación nacional, pasando por posiciones que eluden el problema
nacional como problema común de varias clases contra la opresión y la
explotación nacional, un problema que en la fase imperialista exige resolverse
en conjunto con la lucha de clase del proletariado por el derrocamiento de la
burguesía, clase caduca e inservible históricamente en esta fase para dirigir
la lucha nacional y la revolución democrática, misión que corresponde al
proletariado como parte de la Revolución Proletaria Mundial. De ahí que la Unión
Obrera Comunista (mlm) incluya la posición del marxismo sobre la
cuestión nacional, en su Propuesta de formulación de una Línea General
para la unidad del Movimiento Comunista Internacional. Los siguientes son
los apartes pertinentes:
El Problema Nacional de la Fase
Imperialista del Capitalismo
En la fase ascensional del
capitalismo, el problema nacional, de la independencia, la libertad, la
autodeterminación, el derecho a conformar un Estado propio de “una
comunidad estable, históricamente formada, de idioma, de territorio, de vida
económica y de psicología, manifestada en la comunidad de cultura” (El
Marxismo y el Problema Nacional, Stalin – 1913), impuso la tendencia a
luchar contra la opresión nacional, por la separación de las naciones y la
creación de Estados nacionales. En la fase decadente del capitalismo, el
imperialismo convertido en sistema mundial de opresión y explotación, dio paso
a una tendencia contrapuesta: echar abajo las barreras nacionales, estrechar
vínculos de toda clase entre naciones, facilitando la unión del proletariado de
las distintas naciones, y su lucha como clase internacional contra la burguesía
de todas las naciones.
La competencia imperialista por
la exportación del capital, la monopolización de las fuentes de materias primas
y la anexión de territorios, lleva necesariamente a monopolizar el dominio
colonial y semicolonial de países y naciones, socavando los antiguos cimientos
de las naciones y de su independencia. El imperialismo dejó sin piso el viejo
problema nacional como cuestión interna de unos Estados, lo fundió con el nuevo
problema colonial imperialista, en el problema internacional de la opresión
mundial imperialista sobre las colonias y semicolonias, y como tal, lo hizo
parte del problema general de la revolución proletaria, de la lucha
internacional del trabajo contra el capital, de la Dictadura del Proletariado y
el Socialismo, único medio para suprimir la opresión de unos países y naciones
sobre otros, para apaciguar la lucha nacional minando las diferencias, y
proporcionar una nueva y superior base material para la igualdad nacional, la
plena libertad de separación o de unión de las naciones, y la libertad de las
naciones a existir como Estados independientes.
El problema nacional de la fase
imperialista del capitalismo, sólo puede resolverse a condición de derrocar a
la burguesía. Caducó el antiguo movimiento nacional fundado en la lucha de las
clases burguesas nacionales entre sí. Ésta es la época del nuevo movimiento
revolucionario antiimperialista, como parte de la Revolución Proletaria
Mundial, que en los países oprimidos feudales y semifeudales resuelve el
problema nacional de conjunto y en relación con la revolución antifeudal, esto
es, como parte de la Revolución de Nueva Democracia dirigida por el
proletariado; en los países oprimidos capitalistas lo resuelve de conjunto y en
relación con la revolución anticapitalista del proletariado, como parte de la
Revolución Socialista.
Contra el Enfoque Oportunista del
Problema Nacional
Derrocar a la burguesía para
resolver el problema nacional en la época del imperialismo, es una condición
“olvidada”, eludida y silenciada por el oportunismo y el reformismo pequeño
burgués antiimperialista, en su vana pretensión de resolver la cuestión
nacional del imperialismo de acuerdo con la burguesía y sin tocar su poder. La
burguesía no puede resolver el problema nacional del imperialismo, porque ella
misma es una clase opresora de pueblos, naciones y países; porque su política
para unir a las naciones, es la política del imperialismo: explotación,
opresión, anexiones, conquistas militares, preservación de la propiedad
privada.
Llamar al proletariado a
“defender la producción nacional y el mercado nacional” como banderas de la
“lucha antiimperialista”, significa desempolvar envejecidas reivindicaciones
burguesas de la primera fase del capitalismo; es un absurdo oportunista que
desvía al proletariado de su verdadero objetivo: derrocar al capital.
Pretender resolver el problema
nacional del imperialismo, por aparte y sin aniquilar el poder del capital, o
antes de aniquilarlo, antes del triunfo de la Revolución de Nueva Democracia en
los países oprimidos feudales y semifeudales, antes del triunfo de la
Revolución Socialista en los países oprimidos capitalistas, es genuina política
oportunista, falsificación del marxismo en el problema nacional, trocarlo por
la política democrática burguesa de la pequeña burguesía concebida para luchar
contra el imperialismo sin sobrepasar los límites del capitalismo.
La Autodeterminación Nacional en
la Época del Imperialismo
De igual forma, la antigua
reivindicación burguesa del derecho a la autodeterminación nacional —“sólo
la propia nación tiene derecho a determinar sus destinos, que nadie tiene
derecho a inmiscuirse por la fuerza en la vida de una nación,
a destruir sus escuelas y demás instituciones, a violar sus
hábitos y costumbres, a perseguir su idioma, a menoscabar sus
derechos” (El Marxismo y el Problema Nacional, Stalin – 1913)—
para el marxismo, es un punto básico del problema nacional en el imperialismo,
ya no como parte de la revolución burguesa, del movimiento democrático general,
sino de la Revolución Proletaria Mundial, ampliando al derecho de los pueblos
oprimidos de los países dependientes y de las colonias a la completa
separación, y al derecho de las naciones a existir como Estados independientes.
Contra el
Oportunismo en la Cuestión de la Autodeterminación
Cercenarle el contenido marxista,
reducir el derecho a la autodeterminación nacional, al marco democrático
burgués de la simple autonomía económica, política y cultural, incluso sólo de
la autonomía cultural, proclamar la “igualdad nacional” jurídica de la
democracia burguesa, fueron todos estragos oportunistas del social-chovinismo
en la II Internacional, que a pesar de haber sido derrotados por el leninismo
internacionalista, de nuevo son reeditados por el revisionismo del siglo XXI.
En una burda falsificación del Marxismo Leninismo Maoísmo, el revisionismo del
siglo XXI confía la igualdad de derechos de las naciones a la democracia
constitucional burguesa ocultando a las masas su carácter amputado, incompleto
y engañoso; invoca la “reestructuración” del viejo Estado reaccionario en la
Asamblea Constitucional burguesa, para hacer de la igualdad de las naciones,
una reforma concedida por la burguesía, sin socavar su dominación sino
afianzándola; es en el fondo, el viejo engaño kautskista de la “pacífica
unión de naciones equiparadas en derechos bajo el imperialismo” renunciando
a subordinar la lucha por las reivindicaciones democráticas, a la lucha
revolucionaria del proletariado por el derrocamiento de la burguesía.
La Relación Entre la Lucha de Clases y la Lucha
Nacional
La emancipación de la clase
obrera, no es un problema nacional, sino social, cuyos intereses materiales
comunes —la abolición de la propiedad privada y de las diferencias de clase—
están por encima de las nacionalidades, religiones, razas, culturas y
costumbres. Sólo por su forma la lucha de la clase obrera es primeramente una
lucha nacional; por su contenido es internacional, una revolución mundial de la
cual hace parte la victoria del proletariado en cada país.
La concepción del mundo del
partido proletario en relación con el problema nacional es el
internacionalismo; no el nacionalismo. Los intereses del proletariado y los
intereses de la nación, son de carácter diferente. Los primeros son los
intereses de una clase determinada; los segundos, los intereses de las diversas
clases de una nación. Unos y otros son la base material de dos luchas de
naturaleza diferente, que se acercan, se refuerzan, se alían, confluyen, pero
no se disuelven, ni se reemplazan entre sí. La experiencia de la revolución
proletaria en combate continuo a la propensión nacionalista del oportunismo, ha
resaltado la diferencia y relación entre los intereses de clase y los intereses
de la nación, la unidad de contrarios entre la guerra civil y la guerra
nacional, entre la lucha de clases y la lucha nacional, entre la revolución
proletaria y el movimiento revolucionario antiimperialista.
Unidad de contrarios cuya
identidad reside: en ser las dos corrientes históricas de la Revolución
Proletaria Mundial; en su confluencia hacia el mismo blanco, el imperialismo,
cuyo carácter explotador y opresor mundial, objetivamente merma el tinte
exclusivamente nacionalista de la lucha de los pueblos oprimidos; en tener en
el proletariado la única clase que por su posición y concepción, es
consecuentemente antiimperialista y luchadora por aliar el movimiento
revolucionario antiimperialista a su lucha de clase contra el poder del
capital, condición para el verdadero triunfo de la lucha nacional.
Pero, jamás el proletariado puede
disolver su Programa de Partido en el programa del frente de clases
antiimperialistas, pues la correcta dirección de la lucha antiimperialista
reside en la independencia ideológica, política y organizativa de la clase
obrera. Independencia de programa, partido y lucha de clase que presupone
defender el internacionalismo, esto es, luchar contra la separación nacional de
la clase obrera. Para consolidar y ampliar el frente único, es necesario que el
partido del proletariado conserve su independencia y mantenga firmemente su
hegemonía en la revolución.
El proletariado no apoya el
movimiento nacional por el solo hecho de ser antiimperialista, lo apoya y se
alía con él, a condición de que sea un movimiento antiimperialista
verdaderamente revolucionario, que no se oponga a la lucha obrera contra el
capital, no impida su lucha y organización independientes, ni coarte la
agitación y propaganda de su Programa en la educación y organización revolucionaria
de las grandes masas populares, en especial de los campesinos para establecer
con ellos una sólida alianza de clases.
Contra la Teoría Oportunista de la Fusión de la
Lucha de Clases en la Lucha Nacional
El nacionalismo pequeño burgués
rompe o disuelve la unidad de contrarios entre la lucha antiimperialista y la
lucha de clases. Su forma más peligrosa se disfraza de socialista, en realidad
social-chovinista, que a nombre del marxismo intenta darle un matiz
internacionalista al nacionalismo. Sirve a la política imperialista, porque
siembra desconfianza entre los obreros de distintas nacionalidades, los divide
y enfrenta por naciones, mina su independencia de clase e impide su rol
dirigente en la lucha antiimperialista. Esta teoría oportunista del social-chovinismo
condujo a la alianza criminal de la II Internacional con el imperialismo,
contra el movimiento obrero en la I Guerra Mundial imperialista. Aún así, su
refutación teórica, la lucha y denuncia política hecha por el leninismo, son
hoy palabras y hechos “olvidados” para el revisionismo surgido en el extinto
Movimiento Revolucionario Internacionalista —MRI—, donde a nombre del Marxismo
Leninismo Maoísmo, reencauchó la vieja concepción kautskista —de reducirse a la
lucha nacional y renunciar a la lucha de clases— en la “nueva” teoría de
“fusionar” la revolución proletaria y el movimiento de liberación nacional
“concentrando la atención” en éste último[1].
“Fusionar la lucha de clase en la
lucha nacional”, teoría en boga del revisionismo actual, es una versión
remozada del viejo oportunismo frente al problema nacional en la fase
imperialista. El colmo de la desvergüenza oportunista es adjudicar tal
esperpento teórico a Lenin, quien —desde sus Enseñanzas de la Comuna,
hasta sus Tesis sobre los Problemas Nacional y Colonial, aprobadas
por unanimidad en el II Congreso de la Internacional Comunista— siempre
denunció esa fusión como un error fatal para la revolución proletaria.
La teoría de “fusionar la lucha
de clases en la lucha nacional” es una teoría oportunista que retoma el enfoque
reformista de la II Internacional sobre la cuestión nacional, como problema
aislado, independiente, sin relación alguna con la cuestión general del poder
del capital, del derrocamiento del imperialismo, y de la revolución proletaria.
Es una línea contrarrevolucionaria, porque rompe y distorsiona la unidad de
contrarios entre las dos corrientes de la Revolución Proletaria Mundial. Al
destacar unilateralmente la lucha nacional, diluye, opaca, silencia,
menosprecia y aplaza la lucha de clase del proletariado contra el capitalismo,
esa es la misma línea socialchovinista de la socialdemocracia europea de
comienzos del siglo XX, la misma línea revisionista del Partido Comunista de la
Unión Soviética —PCUS— en los años 60, la misma línea actual revisionista de la
“nueva síntesis” del Partido Comunista Revolucionario EU —PCR,EU— contra la
llamada por él “reificación del proletariado”.
Aún en las condiciones de una
guerra nacional contra una agresión imperialista, la lucha de clases se subordina
a la lucha nacional, pero no se fusiona o se disuelve en ella; jamás el
proletariado puede renunciar a su independencia de clase, a su programa y
autodecisión dentro del frente único. Toda teoría que intente negar la
existencia de la lucha de clases es completamente errónea. (Papel
del Partido Comunista de China en la Guerra Nacional, Mao – 1938).
Comité de Dirección – Unión Obrera Comunista (mlm)
Colombia, Octubre 07 de 2017
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PC-maoísta da Galiza
Tuesday, November 14, 2017
"Sen Revolución Socialista non hai Soberania
Nacional"
Sen Revolución Socialista non
hai Soberanía Nacional.
Na actual situación, nos
acontecementos no Estado español e na Catalunya, compre sinalar con claridade
cal é a liña dos comunistas.
A cuestión das nacionalidades
ou nacións oprimidas dentro do actual Estado español; Catalunya, Galiza, Euskal
Herria e Canarias ten representado unha contradición histórica pendente da
revolución democrática, vencellada agora intrinsecamente a Revolución
Socialista no conxunto dos pobos da península Ibérica.
Polo mesmo, a nosa liña,
baseándonos na posición leninista do Dereito de Autodeterminación dos pobos,
esta é, a independencia dos mesmos, é apoiar a loita de liberación nacional, na
procura que o proletariado asuma a dirección de ditos movementos, baseado nos
tres instrumentos da revolución; o Partido proletario, a Fronte Única e o
Exercito Popular. É moi importante a comprensión da necesidade deste ultimo
pois sen Exercito Popular nada terá o pobo.
O desenvolvemento dunha Liña
e un Programa correctos nesta cuestión é unha tarefa fundamental para a clase
obreira pois que nesta cuestión son moitos os erros que se cometeron polas
direccións oportunistas ou revisionistas no movemento comunista na península
Ibérica.
Temos que denunciar
enerxicamente ou chovinismo de grande nación españolista dos revisionistas do
falso P”C”E / IU e dos social-traidores do PSOE, máis as actitudes vacilantes e
cómplices co mesmo de Podemos e as súas siglas.
A liña histórica dos
revisionistas e da pequena burguesía nacionalista foi véncellar o dereito de
autodeterminación a unha cuestión legal, mesmo a un referendo no marco do
actual estado burgués, (paradigma de Escocia, Quebec..) esta liña, representada
na Catalunya por ERC, PdC ou Podem (na Galiza, o BNG e Mareias) so
conduce a frustración do movemento de liberación nacional é oculta que non pode
hai Soberanía Nacional, sen Revolución Socialista.
A outra falsa liña vístese de
“esquerda” e chama por “Independencia e Socialismo.” Realmente asemellase moito
a anterior, pois non só non define o Socialismo como revolución proletaria
(reformismo dentro do estado burgués ou da UE) se non mesmo agacha, que a
independencia só se poderá conquerir destruíndo o poder da nación opresora pola
loita revolucionaria e violenta da masas.
Agora ben, a pequena
burguesía nas nacionalidades representa unha clase revolucionaria e patriótica,
e a nosa organización debe saber traballar, entre o sector máis progresista da
mesma, para poder por medio da unidade/loita dar unha dirección proletaria a
seus prantexamentos, a vez que traballar por illar a súa ala dereita.
Consecuentes coas teses da
Revolución Socialista temos que combater as erradas concepcións do análise
colonial para estas nacionalidades (coa excepción de Canarias), pois as mesmas
ignoran que ha realidade destas sociedades é, xa, dun capitalismo avanzado e
polo mesmo, aínda que se poda considerar a loita de liberación nacional como
unha tarefa da revolución democrática, é, hoxe, nestas circunstancias do desenvolvemento
do imperialismo no Estado español parte intrínseca da Revolución Socialista.
Revolución Socialista que só
pode significar a destrución do poder da oligarquía financeira e compradora e
do seu vello Estado pola violencia revolucionaria, pola guerra popular.
Polo mesmo a nosa
organización ten que traballar firmemente na construción concéntrica dos tres
instrumentos da revolución; o Partido, A Fronte e o Exercito Popular.
Preparando a organización para facer fronte, dun xeito vitorioso, a estas
ineludibles necesidades históricas.
Seguir o exemplo luminoso da
Grande Revolución Socialista de Outubro do que celebramos con xúbilo o seu
centenario e baseándonos no marxismo-leninismo-maoísmo, tomando como principal
o maoísmo, analizar as contradicións existentes na nosa sociedade e defender,
dende o internacionalismo proletario, a xusta loita da liberación nacional dos
pobos oprimidos, no Estado español, tal é a nosa tarefa nestes momentos no que
ha crise do réxime da restauración borbónica do 78 afondase coa loita nacional
en Catalunya.
Galiza, novembro do 2017
Comité de Construción do Partido Comunista-maoísta da Galiza.
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PC Maoísta de Francia
[Traducción
de Revolución Obrera]
Sobre
la situación en Cataluña
01/10/2017
¿Qué está pasando
en Cataluña? Esta nación presente en varios territorios de la cultura catalana
(Valencia, Baleares, Andorra, ...), situada principalmente dentro del Estado
español y en parte dentro del Estado francés, tiene una situación política que
evoluciona rápidamente: una crisis política sin precedentes ha sido declarada.
El Gobierno de la Generalitat (la organización política que tiene los poderes ejecutivos y legislativos regionales
de esta "comunidad autónoma" integrada hace siglos en el Estado
español) ha
prometido desde el año 2015 avanzar hacia la independencia. Con este fin, la
Generalitat convocó un referéndum el 1 de octubre de 2017.
El gobierno conservador español de Mariano Rajoy (líder del Partido
Popular, que representa la derecha salida del franquismo) parece dispuesto a
utilizar todos los medios a su disposición para impedir la celebración del
referéndum, que la Corte Constitucional consideró ilegal. Cabe recordar que la
policía llevó a cabo pesquisas en la sede del Gobierno regional catalán y se
apoderó de casi 10 millones de votos el 19 y 20 de septiembre, que 14 altos
funcionarios del gobierno regional fueron arrestados el 21 de septiembre, que
la justicia ha citado a comparecer a más de 700 alcaldes catalanes, que las empresas
privadas que han contribuido a la propaganda separatista fueron allanadas, que la
Corte Constitucional anunció multas de 6.000 a 12.000 € todos los días a las 24
organizadores del referendo hasta que cumplan con las resoluciones de
"Justicia". Se cerraron 60 sitios que promueven el referéndum, la
campaña electoral fue ilegal y por lo tanto la pega de carteles por la
independencia es ilegal, y Madrid ha puesto las finanzas de la región bajo
tutela para prevenir el financiamiento ilegal.
La Constitución considera en efecto que España es una e indivisible: a
pesar de la existencia de diferentes naciones dentro de ella (Cataluña, País
Vasco, pero también Asturias, Galicia, Andalucía...), el legado del imperio y del
franquismo sigue siendo profundamente marcado en la organización del Estado. La
burguesía sigue celebrando el "Día de la Hispanidad", y el principal
partido de derecha, el PP, es el heredero directo de la burocracia franquista.
Pero en realidad, la burguesía española es una clase dividida entre su carácter
imperialista y la realidad de una centralización incompleta. Si el país fue
construido sobre el oro originario de la colonización de América Latina, hubo
un considerable retraso industrial posterior. Por otra parte, España no ha
completado su proceso de centralización, como lo hizo Francia, que aplastó
mucho más eficazmente a sus minorías nacionales con la propagación de una ideología
jacobina republicana. Sólo algunas partes del norte de España experimentaron
realmente la revolución industrial del siglo XIX, como el País Vasco (Euskal
Herria), Cataluña (Catalunya) o aún Galicia.
Estas contradicciones han engendrado una gran miseria en el campo, las
flagrantes desigualdades económicas, las demandas nacionales centrífugas y la
profunda inestabilidad política. La mayoría de la burguesía está estrechamente
ligada a la Iglesia Católica, desprecia abiertamente al pueblo y no busca un barniz
progresista. Frente a esto, el movimiento obrero se desarrolló principalmente
sobre una base anarcosindicalista y anarquista. En particular, las
contradicciones de la sociedad española condujeron al levantamiento
reaccionario y luego a la guerra civil de 1936-1939, que también vio la
intervención de las potencias fascistas, y de México y la URSS. Los Vascos y
los Catalanes se movilizaron junto a la tercera república, con la esperanza de
obtener la independencia nacional, o al menos un estatus y libertades públicas.
La derrota de la República silenció temporalmente las aspiraciones
nacionales. El movimiento anarcosindicalista y anarquista ha sido barrido, los
comunistas han caído en la clandestinidad y la burguesía ha aplastado al
proletariado. La transición democrática, iniciada tras la muerte de Franco en
1975, repintó simplemente la fachada del antiguo Estado autoritario y
nacionalista: a pesar de la forma parlamentaria del Estado, España tiene una de
las leyes más represivas de Europa. La tortura de los activistas
revolucionarios e independentistas es común, y todavía no es posible criticar
abiertamente a la monarquía.
Pero volvamos a
la situación actual. ¿Quién lidera el movimiento independentista en Cataluña?
La dirección del movimiento está claramente en manos de la burguesía catalana.
En términos de clases, parte del proletariado, de la burguesía y la mayoría de
la pequeña burguesía son de la cultura catalana. Por el contrario, "los
muy ricos y los muy pobres son españoles": la gran burguesía, como los
proletarios más precarios que han venido a probar suerte en Barcelona y en las
zonas industriales, están más cerca de la cultura española.
La última Diada, la fiesta nacional transformada en una manifestación por
la independencia, reunió a un millón de personas. Durante una década, el rápido
desarrollo económico de Cataluña ha animado a la pequeña y mediana burguesía
catalana a apoyar abiertamente el movimiento independentista. Para simplificar,
digamos esto: para los burgueses, es más ventajoso mantener todos los impuestos
a nivel de Cataluña que devolverlos a Madrid. Cataluña todavía representa el
20% del PIB español, el 30% de sus exportaciones y el 50% de su actividad de
alto valor añadido. Hay una idea reaccionaria de que "los catalanes" no
tienen que sacrificarse por el resto de la población española. Sin embargo, el
movimiento catalán debe ser rechazado en su conjunto? No. Es una lucha nacional
con una característica progresista (independencia de un Estado imperialista).
Pero esta lucha no es revolucionaria. La opresión nacional apunta al pueblo,
pero también a la nación como un todo.
Para los revolucionarios del Estado francés, la situación debe ser seguida
de cerca. Es potencialmente explosiva en España y podría tener consecuencias
muy significativas a nivel europeo, llevando a un efecto dominó en el País
Vasco y en otros lugares, por ejemplo en Escocia e Irlanda del Norte. Está
claro que Madrid no ha previsto que la situación sea cada vez peor. Para los
conservadores, se trataba de un simple trato económico con la burguesía
catalana, que hizo su espectáculo para equilibrar y movilizar su base
electoral.
Pero la burguesía española, ya sea conservadora o socialista, descuidó un
factor: impulsada por su base, decepcionada por el declive de la Generalitat
contra los conservadores, la burguesía catalana fue más allá de lo esperado.
Todavía puede abandonar el proyecto de independencia y salirse con la suya
haciendo lo que los políticos burgueses hacen mejor, es decir, jugando comedia.
Pueden argumentar que las amenazas (un general español había sugerido que
defenderían el orden constitucional "por todos los medios") y la
represión les impidió celebrar el referéndum, incluyendo la incautación de
papeletas y convocatorias, sitios web, juicios y supervisión de las finanzas de
la Generalitat.
Pero Madrid juega un juego muy peligroso. La desobediencia civil es masiva
en Cataluña, ha habido grandes manifestaciones de estudiantes en los últimos
días, muchas escuelas están ocupadas y los sindicatos han dado aviso de una
huelga general a partir del 1 de octubre en caso de que se evite el referéndum.
Si las fuerzas policiales locales, los Mossos, siguen obedeciendo a Madrid, la
administración desobedece abiertamente. Las requisas de edificios públicos
impactaron a la opinión pública. Y las pruebas de los gobernantes catalanes
pueden empujar a las masas a probar todo para el conjunto. Aquí nos enfrentamos
a una situación de doble o quita: o bien el gobierno aplasta temporalmente el
movimiento independentista, o lo radicaliza, y pierde sus medios frente a la
presión popular.
En cualquier caso, las próximas semanas serán decisivas. Nuestro Partido se
posiciona así:
Reconocemos la definición de una nación como una comunidad humana estable, históricamente constituida, nacida sobre la base de una comunidad de lenguaje, territorio, vida económica y formación psíquica que se refleja en una comunidad de cultura.
Reconocemos la definición de una nación como una comunidad humana estable, históricamente constituida, nacida sobre la base de una comunidad de lenguaje, territorio, vida económica y formación psíquica que se refleja en una comunidad de cultura.
El Estado español utilizó y utiliza la fuerza contra la nación catalana
para impedir su secesión. Apoyamos el derecho de la nación catalana a la libre
determinación. Si la nación catalana considera oportuna la separación y así
crear un Estado independiente, es porque se siente oprimida por el Estado
español. Debemos apoyar su derecho a la autodeterminación.
El camarada Lenin nos enseña que "el principio de la nacionalidad es
históricamente inevitable en la sociedad burguesa, y dada esta sociedad, el
marxista reconoce plenamente la legitimidad histórica de los movimientos
nacionales. Pero para que este reconocimiento no recurra a la apología del
nacionalismo, debe limitarse estrictamente a lo que es progresivo en estos
movimientos, de modo que este reconocimiento no conduce a oscurecer la
conciencia proletaria por la ideología burguesa”. (Notas críticas sobre la
cuestión nacional, 1913)
El nacionalismo
burgués de toda nación oprimida posee un contenido democrático dirigido contra
la opresión, éste es el que apoyamos. Sin embargo no apoyamos el contenido que
tiene como objetivo fortalecer el nacionalismo y los privilegios de la burguesía
nacional y que rompe la conciencia de clase proletaria borrando las
distinciones entre las clases de burguesas, pequeños burgueses y proletarios.
"Bajo el
pretexto de que sus demandas son "prácticas", la burguesía de las
naciones oprimidas llamará al proletariado a apoyar incondicionalmente sus
aspiraciones... El proletariado se opone a dicha práctica. Si bien reconoce la
igualdad de derechos con un Estado nacional, valora especialmente la alianza de
los proletarios de todos los países y evalúa toda demanda nacional, cualquier
separación nacional, desde el punto de vista de la lucha de clases de los trabajadores.
Para los trabajadores, lo importante es distinguir los principios de las dos
tendencias. La medida en que la burguesía de la nación oprimida lucha contra el
opresor, estamos siempre, en todos los casos, y con más fuerza que cualquier
otra persona en su favor, ya que somos de los más constantes y fervientes
enemigos de la opresión. Pero en la medida en que la burguesía de la nación
oprimida es favorable a su propio nacionalismo burgués, estamos en contra.
(Lenin, citado por Ibrahim Kaypakkaya en The National Question in Turkey, 1971)
Por lo tanto,
apoyamos el derecho a la autodeterminación de la nación catalana. Y apoyamos la
unidad del proletariado catalán y español contra los intereses de la burguesía
y de los propietarios.
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FDLP-ECUADOR
6 de octubre de 2017
CATALUNYA: VIVA LA
LUCHA DE LOS PUEBLOS OPRIMIDOS DEL MUNDO
Las masas pobres, explotadas, pero rebeldes del Ecuador, se solidarizan con el pueblo Catalán y su brega por la autodeterminación; proceso que necesariamente debe estar inscrito en el campo de liberación nacional bajo dirección ideológica del proletariado.
La radical
respuesta que ha ejercitado del estado español para reprimir el referéndum
independista ha sido contundente.
El viejo estado
hace lo que tiene que hacer: precautelar la dictadura, a sí mismo y su
circunscripción nacional. Para hacerlo debe necesariamente hacer uso de la
fuerza. Esto hay que entender. En esa medida es oportuno preguntarse: ¿Podemos
esperar acaso otro tipo de respuesta por parte del viejo estado que no sea la
represión? ¿Se puede pretender acaso un proceso independista sin que el estado
español haga uso de todo su contingente político-represivo para neutralizar
esta justa reivindicación y derecho de los pueblos oprimidos en España? ¡NO!,
definitivamente, sería negar el carácter de clase que tiene el estado,
sus instituciones, su aparato represivo.
La reacción en
España fue violenta. Ellos hacen lo que tienen que hacer en la medida de que
las masas catalanas no hacen lo que tienen que hacer, entender que la
liberación nacional y la independencia no pueden ser procesados a través
de las urnas, el referéndum, la paz, sino que de por medio debe haber,
necesariamente, el vórtice revolucionario violento, que no limite la brega a la
independencia, sino que se proyecte a la instauración de un nuevo estado, proletario.
Más allá de que en
España el proletariado aún no cuente con el instrumento político (partido
comunista de nuevo tipo, MLM) indispensable para conducir a la clase y a las
masas por el sendero de la lucha y la revolución, no podemos justificar que ante
su ausencia se le entregue la responsabilidad histórica de la emancipación al
oportunismo o al revisionismo.
O el proceso de
liberación nacional lo asume el proletariado o sencillamente ¡nada se habrá
hecho!
¡VIVA LA BREGA
EMANCIPADORA DEL PUEBLO CATALÁN!
¡POR LA
INDEPENDENCIA DE TODOS LOS PUEBLOS OPRIMIDOS EN ESPAÑA!
¡NADA ES IMPOSIBLE
PARA QUIÉN SE ATREVE A CONQUISTAR LAS ALTURAS!
Publicado por dazibao rojo en 1:49 p. m.
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PCm Italia
Friday, November 10, 2017
Declaración del PCm Italia sobre la cuestión nacional de Cataluny
Publicado el 5 noviembre, 2017 por victoria oprimidos
Nota del blog V.O. :
Presentamos a continuación una importante declaración del Partido Comunista Maoísta
de Italia (Proletari Comunisti) sobre la cuestión nacional de Catalunya. La
hemos traducido del inglés al español por su especial interés, sabe exponer de
forma clara y didáctica la situación actual de Catalunya y nos describe el
papel que deben jugar los comunistas de Catalunya y de España en estos
momentos. También supone una denuncia contra las desviaciones revisionistas de
los falsos comunistas.
Cataluña – Algunas notas e instrumentos para una posición revolucionaria y de clase, para guiar la acción internacional y la solidaridad. PCm Italia.
Para
contextualizar correctamente la cuestión de Cataluña, de ninguna manera podemos
ver solo las aspiraciones de independencia de una gran parte de las masas
catalanas o las características peculiares que pueden hacer de Cataluña una
nación.
Esto,
sin embargo siendo necesario, no explicaría por qué aquí y ahora esta
contradicción ha llegado a un punto fundamental, porque se ha agudizado hasta
poner al Estado español en la disyuntiva entre una
nueva dictadura franquista en Cataluña con una especie de
ocupación militar, o la independencia nacional dirigida por una fracción de la
burguesía nacional catalana y la burguesía media.
Marx
y Engels nos enseñaron que hay que ir más allá de esto, tenemos que
identificar el nexo existente entre el desarrollo de la burguesía en el Estado
español y en Cataluña y las condiciones económicas y sociales que son el
fundamento del agudo choque actual.
Por
lo tanto, es imposible enmarcar adecuadamente el problema sin considerar la
crisis económica y global, las contradicciones inter-imperialistas y el papel
del Estado español, dentro del escenario de una Europa bajo el liderazgo
alemán, aparte de otros factores.
Un
primer punto que debe tenerse en cuenta es que la aspiración de establecerse
como nación y afirmar el factor de la nación es ante todo una necesidad de la
burguesía, particularmente en situaciones dentro de los países
imperialistas. Es la burguesía que se esfuerza por desarrollar
económicamente, obstáculos y barreras de manera progresiva, y exige una unidad
territorial para atar a las masas trabajadoras y el movimiento progresista en
su carro.
En
el caso de Cataluña, el problema no son los residuos feudales, sino que el
gobierno del Estado español contiene en sí mismo una fracción
“feudal”, es decir, la monarquía y el post-franquismo, que, si bien
no es el feudalismo en el sentido estricto, juega un papel de obstáculo y freno
para el desarrollo de la burguesía catalana.
Otro
elemento, que siempre es común en los asuntos nacionales y en España en
particular, es el peso de la organización de la Iglesia, que en España es el
Vaticano, la Curia Romana que, como se había unido firmemente a Franco, ahora
toma firmemente partido por la monarquía española y el Estado español, y por lo
tanto interactúa, alimenta la aspiración de independencia de Cataluña.
Otro
elemento necesario para el análisis de la contradicción en Cataluña es, como
nos enseñaron Marx y Engels, el estudio profundo del nexo existente entre el
problema nacional y el desarrollo del movimiento obrero.
Aquí
nuestro punto de referencia solo puede ser el de Francia en 1848; es
decir, en Cataluña no vemos una dominación imperialista sobre un pueblo
oprimido del tercer mundo, sino una situación en la que Cataluña es un país
capitalista, no completada en términos de nación autónoma existente. La
necesaria entrada de la clase trabajadora en esta disputa requiere que aparezca
en el campo como una fuerza autónoma en lucha por el poder político.
La
necesidad de que el proletariado entre al campo de la lucha actual en Cataluña
está dentro de una definición precisa y una limitación concreta, a partir de lo
que Marx y Engels declararon en el Manifiesto: “Los obreros
no tienen patria. No podemos quitarles lo que no tienen. Como
el proletariado debe antes que nada adquirir la supremacía política, debe
elevarse a ser la clase dirigente de la nación, debe constituirse en nación,
hasta llegar tan lejos como para convertirse en sí mismo nacional, aunque no en
el sentido burgués de la palabra. “
Por
lo tanto, es evidente que el proletariado en Cataluña está interesado en una
nación catalana como un terreno para la toma del poder político; y en este
sentido, incluso en el actual choque, su forma de estar a favor de la
independencia de Cataluña es radicalmente diferente de la de la burguesía.
También
en Cataluña, el proletariado debe ser consciente de que una Cataluña en manos
de la burguesía no es su país, sería la patria de la burguesía y los estratos
de la burguesía pequeña y media aliada, y por lo tanto también en tal Cataluña,
también en esta lucha por la independencia, la clase obrera debe conducir su
lucha en los frentes sindical y económico, como en todos los frentes, para
derrocar a la clase dominante actual.
Incluso
dentro de la lucha por la independencia de Cataluña, la clase obrera es
internacionalista y apunta a una sociedad en la que la economía está organizada
a escala global y donde no solo desaparece la explotación de una nación por
otra sino el antagonismo de las naciones como tales, porque esta explotación y
antagonismo siempre son característicos de las economías capitalistas e
imperialistas.
La
clase trabajadora aborda la cuestión nacional como una clase que lucha por el
poder político, asumiendo todos los problemas de la vida nacional y, en el caso
de Cataluña, el tema de la independencia. Pero esta no es una lucha
aparte, sino una parte integral de la lucha más general para apoderarse del
poder político y la emancipación del proletariado. (Véase Marx
en Italia / Austria, carta a Laube, mayo de 1848, citada en “El
marxismo, la cuestión nacional y colonial”, Stalin)
La
clase trabajadora -como nos enseñaron Marx y Engels- toma parte en las luchas
nacionales, como en el caso de Cataluña, no solo como una cuestión social sino
como una cuestión de democracia. De hecho, el referéndum y el derecho de
declarar la independencia de Cataluña, son cuestiones democráticas,
apoyadas por una fracción de la misma burguesía.
Está
claro – como Marx y Engels nos mostraron – que la posición de los comunistas y
de la clase obrera no puede ser la misma que la de los falsos
comunistas, que hacen caso omiso o incluso se oponen a la
cuestión nacional de Cataluña, tomando con argumentos socialistas el
lado del Estado español. La lucha de la clase obrera se desarrolla mejor
en una situación en la que no existe la opresión de una nación sobre otra,
también, en el caso concreto, de un país imperialista.
Pero,
la clase trabajadora también participa por otra razón importante. La
participación de la clase obrera como fuerza autónoma en la lucha en Cataluña
cambia profundamente los términos del problema, destacando la contradicción
existente entre los intereses de clase de la burguesía catalana y los intereses
de las masas. Eso porque, siempre, también en la Cataluña actual, la
burguesía subordina, y subordinará aún más, los intereses de la nación a su
propio interés.
Es
importante mencionar la cita de Marx y Engels de 1849 en Neue Rheinische
Zeitung (citada en Marxismo, la cuestión nacional y colonial, Stalin), donde
señalan que en la disputa italiana, la independencia italiana podría perderse
no tanto por el poder militar de Austria sino más bien por la cobardía
de la monarquía piamontesa. Podemos compararlo con la actitud del
actual presidente Puigdemont en Cataluña.
Esto
también es importante para poder comprender el núcleo del punto de vista de
Marx y Engels, que no se limitó a defender la acción de clase como una fuerza
autónoma, sino que también llama a sacar conclusiones del conflicto “La insurrección
de masas, guerra revolucionaria, guerrillas por todas partes son los únicos
medios con que poca gente pueda ganar un grupo más numeroso, y con
el que un ejército más débil puede hacer frente a un ejército más fuerte y
mejor organizado”.
Si
el proletariado como clase autónoma entra en el campo de batalla y toma esto
como los medio para hacer frente a la contienda en Cataluña, es probable
que la fracción burguesa que actualmente encabeza el movimiento “en lugar
de aliarse con las masas preferirá negociar la paz con su peor enemigo“.
Marx
y Engels nos enseñan que en el contexto actual de la lucha en Cataluña, la
participación de los trabajadores es de gran importancia, aunque no
sean plenamente conscientes e incluso si fueran pequeños grupos. ¿Por qué
es esto importante? Porque puede ser la oportunidad de abrir el camino y
preparar el terreno para la lucha por el poder proletario en Cataluña, por una
Cataluña socialista.
En
esencia, en una sociedad capitalista desarrollada, y Cataluña lo es, incluso
frente a la opresión nacional por parte del Estado español, los trabajadores no
tienen país. Sin embargo en tal lucha participan y toman partido del lado
nacional de Cataluña, para hacer avanzar la lucha por la liberación de la clase
obrera, que excluye cualquier opresión y explotación de una nación por parte de
otra. Esta posición es diferente del nacionalismo burgués, que tiene
como objetivo continuar oprimiendo a la clase obrera y las masas en un contexto
nacional. Esta participación de la clase obrera va en contra de las
posturas que, en relación con Cataluña, consideran la cuestión nacional como ajena
a la clase trabajadora.
Una
vez más, teniendo en cuenta la situación en Cataluña, surge la
necesidad de los comunistas que quieren dirigir a la clase trabajadora como una
fuerza autónoma para decididamente enfrentar el oportunismo de derecha y
de “izquierda”.
Los
primeros defienden la causa del Estado español, llegando a la conclusión de que
el Estado español es el verdadero marco de la lucha de clases, lo que
naturalmente los lleva a no aprovechar la crisis catalana para intensificar la
lucha de clases en el español Estado.
Los
últimos distancian a la clase trabajadora de la lucha de liberación en
Cataluña, dejando el campo libre para la burguesía y contribuyendo a mantener
esta lucha nacional en el campo de las contradicciones inter-burguesas.
Ambas desviaciones, de
hecho, rompen la unidad de la clase obrera, que justo en la situación de la
crisis catalana, tendrían la oportunidad de conseguir colocar unos buenos
cimientos sólidos en el Estado español y en Cataluña, que permitan después
alcanzar los objetivos del poder proletario y el socialismo.
Al
mismo tiempo, es absolutamente necesario en la lucha actual por la
independencia nacional de Cataluña no permitirle ningún lugar a una posición
que considere a Cataluña algo diferente de un país capitalista desarrollado. Esto
daría lugar a una visión de Cataluña como una nación proletaria porque está
oprimida, lo cual es siempre una característica de la
burguesía y su ala reaccionaria.
Por
lo tanto, es decisiva la lucha de los comunistas contra aquellos que impiden
que la clase trabajadora participe en esta disputa, tanto en el Estado español
como en Cataluña, particularmente contra aquellos que se pintan a sí mismos
como de izquierda y / o comunistas.
Lenin
nos enseña que si los comunistas hoy abandonan la lucha inmediata y decidida
por la cuestión democrática de la independencia de Cataluña, jugarán el juego
de la burguesía, tanto en el Estado español como en la propia Cataluña. En
el estado español, porque debilitan la lucha progresista por la independencia
de Cataluña, que sin el papel y la participación de la clase obrera no
puede ganar; en Cataluña, porque dejan a la burguesía libre para atar
las masas en su carro. Por el contrario, el papel y la participación de la
clase obrera permitirán formular e implementar la reivindicación de la
independencia de Cataluña de una manera revolucionaria y no reformista, y abrir
el camino, repetimos, a una Cataluña socialista.
Por
esta razón, incluso delante de la agudización actual de la contradicción entre
el Estado español, dirigido por el gobierno de Rajoy, apoyado en
diversas formas por los otros partidos parlamentarios de España, y el gobierno
catalán de Puigdemont, no debemos dejar engañarnos por los lemas de
las burguesías; estos tienden tarde o temprano a establecerse o alinearse
detrás de otras potencias imperialistas para lograr sus objetivos.
Posted
by maoistroad
[1] El gran salto adelante: una
inevitable necesidad histórica, Prachanda, documento adoptado por la II
Conferencia Nacional del PCN(m) - febrero de 2001.
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