La crisis política del vecino país sigue incontrolable. Como
se ha dicho en las páginas de este periódico, es la debacle política del modelo
socialistero bolivariano que nunca socializó la propiedad privada burguesa,
terrateniente e imperialista sobre los grandes medios de producción; es la
crisis del Estado burgués que no fue destruido por la llamada “revolución
bolivariana” sino remodelado a imagen y semejanza de la burguesía chavista; es
la puja de las tradicionales clases dominantes venezolanas no expropiadas de su
poder económico, pero sí despojadas de su poder político central en el Estado;
es el forcejeo del imperialismo estadounidense por recuperar su plena
dominación semicolonial sobre Venezuela disputada por la injerencia económica y
militar del imperialismo chino y ruso al amparo del régimen chavista.
De ahí, que tanto las clases reaccionarias agrupadas en la
oposición como también la facción militar burguesa gobernante, tanto los
imperialistas de occidente como los de oriente, tanto los gobernantes burgueses
latinoamericanos anti-chavistas como los pocos chavistas que quedan, ¡todos a
coro! se desgañitan gritando que “defienden” y “apoyan” al pueblo venezolano.
Pero lo cierto es que son los jóvenes estudiantes y de las barriadas, son los
trabajadores de la ciudad y del campo, quienes ponen el pecho a las balas de
lado y lado, son quienes suman los muertos, pues hasta el momento no ha caído
ningún burgués ni terrateniente.
Lo peor de la tragedia del pueblo venezolano en la actual
crisis política, no son sus muertos sino que tal sacrificio no contribuya a su
verdadera liberación, porque el pueblo ha sido dividido y enfrentado contra sí
mismo, ha sido engañado por los dos bandos burgueses que se disputan el poder,
para ser solo carne de cañón en esta batalla que por ahora apunta a consolidar
el Estado reaccionario de la burguesía y su dictadura de clase sobre las masas
trabajadoras.
El pueblo venezolano pone el pecho a las balas, pero él
mismo está desprovisto de armas, no solamente de las de fuego, sino de su
principal arma política cual es una organización revolucionaria de vanguardia
que aproveche la actual crisis política para desatar una crisis revolucionaria,
apartando las fuerzas populares del apoyo a sus propios opresores y
explotadores, agrupándolas en un mismo bando de clases trabajadoras y
promoviendo el armamento general del pueblo no para matarse entre sí sino para
dirigir las armas contra sus enemigos de clase de la oposición y del gobierno.
Tal es la principal tarea de los revolucionarios especialmente de los
comunistas venezolanos en esta crisis política, a quienes en conjunto con las
masas del pueblo les expresamos nuestra solidaridad de clase y comunista.
Rechazamos la postura incorrecta de organizaciones y
publicaciones revolucionarias en diversos países, de dar apoyo al régimen
chavista haciendo caso omiso de su carácter de clase dictatorial cuyos
discursos inflamados “por la revolución y contra el imperialismo” son solo
palabrería pues la “revolución bolivariana” jamás puso las armas en manos del
pueblo, manteniendo su monopolio en el ejército profesional bolivariano; el
“anti-imperialismo” chavista es de carácter burgués, de fuertes palabras
políticas contra el imperialismo gringo, pero respeto de hecho a sus ataduras
económicas semicoloniales, y en consecuencia, apertura lacaya a la dominación
semicolonial de los imperialistas chinos y rusos.
Repudiamos la insensata posición de gente que llamándose
“revolucionaria” y hasta “comunista” le
hacen coro de aplausos a Putin, nuevo zar del imperialismo ruso, ovacionando su
actuación frente al imperialismo occidental y la OTAN, su apoyo al régimen de
Maduro, con lo cual soslayan el carácter imperialista opresor y explotador de
pueblos del imperialismo ruso y nublan la conciencia de los oprimidos y
explotados sobre sus verdaderos enemigos.
Denunciamos la hipocresía de la burguesía colombiana y su
gobierno, donde tanto santistas como uribistas dicen “apoyar” al pueblo
venezolano, dicen “solidarizarse” con los cientos de miles de inmigrantes que
pasan la frontera, cuando en realidad las clases dominantes en Colombia son tan
explotadoras y perseguidoras de los trabajadores como las de Venezuela, cuya
crisis social usan para disimular la no menos grave en el país. Aprovechan los
sufrimientos del pueblo venezolano para derramar lágrimas de cocodrilo que
jamás podrán borrar los 220.000 muertos, 7.5 millones de desplazados y 10
millones de tierras expropiadas en la guerra contra el pueblo colombiano. A la
burguesía colombiana como parte de la burguesía mundial, solo le interesa la
gente del pueblo para explotarla; es una clase caduca, opresora y sanguinaria.
Los desplazados del pueblo venezolano que ahora sufren como
inmigrantes en Colombia, solo pueden confiar en la solidaridad de su hermano
pueblo colombiano que ya demostró con creces su acogida en los barrios pobres a
sus paisanos desplazados a quienes la burguesía, los terratenientes e
imperialistas no solo despojaron en la guerra, sino que también los burlaron
como desplazados, mientras a los expropiadores les legalizaron su botín so
pretexto del “acuerdo de paz”.
Comité Ejecutivo - Unión Obrera Comunista (mlm)
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