Con
ocasión del Día Internacional de la Mujer, la Unión Obrera Comunista (marxista
leninista maoísta), al analizar la situación de la mujer y la necesidad de su emancipación,
declara:
1. La opresión de la mujer tuvo su
origen, al igual que el Estado, en el surgimiento de la propiedad privada, pues
la propiedad privada fue la causa del derrocamiento del derecho materno, “la
gran derrota del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las
riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en
la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción”,
como lo dice con toda exactitud Engels.
2. En cada formación económica social,
la condición de la mujer se sustenta en las relaciones de propiedad, en la
forma de propiedad que se ejerce sobre los medios de producción y en las
relaciones sociales de producción que sobre aquellas se levantan. En todas las
formaciones económicas sociales basadas en la propiedad privada (el esclavismo,
el feudalismo, el capitalismo) la situación de la mujer ha sido de opresión.
3. El capitalismo, la sociedad
burguesa, basada en la propiedad privada, no da a la mujer la emancipación, sino
únicamente la igualdad formal, jurídica. Lo que sí logra es crear las
condiciones para que, con el triunfo del movimiento obrero, con el socialismo,
las mujeres conquisten su emancipación. De un lado, la incorporación masiva de
las mujeres a la producción, hace que en su inmensa mayoría se conviertan en
obreras iguales a los obreros en la fábrica y en el movimiento obrero, en parte
inseparable del movimiento más revolucionario y emancipador que ha conocido la
humanidad. De otro lado, la conquista de la igualdad formal, jurídica hace más
palpable la desigualdad real, pues el capitalismo no exonera a las mujeres de
su condición de esclavas domésticas, implantando una doble opresión y doble
explotación: la marital y la del burgués.
4. En todas la luchas de las clases
oprimidas las mujeres han participado decididamente, hasta tal punto que, según
Marx: “Cualquiera que conozca algo de historia sabe que los grandes cambios
sociales son imposibles sin el fermento femenino”. Por consiguiente, el triunfo
de la revolución proletaria es inconcebible sin la participación de la mujer.
“La experiencia de todos los movimientos liberadores confirma que el éxito de
la revolución depende del grado en que participen las mujeres”, al decir de
Lenin.
5. La lucha por la emancipación
completa de la mujer es parte del movimiento obrero y sólo se hace realidad,
como lo ha comprobado la experiencia, en el socialismo. “La manumisión de la
mujer exige, como condición primera, la reincorporación de todo el sexo
femenino a la industria social, lo
que a su vez requiere que se suprima la familia individual como unidad
económica de la sociedad”, decía Engels. O como lo expresara Mao Tse-tung: “La
verdadera igualdad entre el hombre y la mujer solo puede alcanzarse en el
proceso de la transformación socialista en su conjunto”.
6. De todo lo anterior se deduce que
debemos prestar atención especial, preferencial, a atraer a las mujeres
proletarias (no solo a las obreras, sino incluso a las proletarias que no están
en la producción de mercancías) para que participen hombro a hombro, con los
compañeros en todas las luchas del movimiento obrero.
Prestar
atención especial es tener en cuenta la situación especial de la mujer, sus
reivindicaciones, su falta de igualdad real. Según la orientación de Lenin:
“Debemos educar a las mujeres que hayamos podido sacar de la pasividad, debemos
reclutarlas y armarlas para la lucha, no sólo a las proletarias que trabajan en
las fábricas o se afanan en el hogar, sino también a las campesinas, a las
mujeres de las distintas capas de la pequeña burguesía. Ellas también son
víctimas del capitalismo”.
7. Por tanto, es obligación de los
marxistas leninistas maoístas, sin distingo de sexo, levantar la bandera de la
emancipación de la mujer. La propaganda y la agitación sobre la emancipación de
la mujer, así como la labor en torno a su organización deben figurar en todos
los planes, tareas y actividades de los comunistas.
8. Igualmente, es obligatorio luchar
contra las ideas burguesas en nuestras propias filas respecto a la situación de
la mujer, sobre todo las ideas que pretenden que basta con la igualdad
jurídica, formal, que se alcanza en el capitalismo, porque esto es, de hecho,
una forma de alabar y embellecer el capitalismo. Así mismo, debemos luchar
contra las ideas y prácticas de menosprecio a nuestras compañeras y camaradas.
9. Toda nuestra posición con respecto a
la situación de la mujer y a su emancipación se resumen en las consignas del
dirigente obrero alemán Augusto Bebel: “¡La mujer y el trabajador tienen en
común su condición de oprimidos!”, “¡La emancipación de las mujeres forma parte
de la liberación del proletariado!”
Comité
Ejecutivo
Unión
Obrera Comunista (marxista leninista maoísta) Marzo del 2000
“El
progreso social puede medirse exactamente por la posición social del sexo
femenino”
Carlos
Marx
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