V - La Lucha por Formar un Partido Bolchevique
En una
Conferencia ampliada de la redacción del periódico bolchevique
"Proletari" ("El Proletario"), convocada en 1909 para
enjuiciar la conducta de los "otsovistas", se llegó a la decisión de
expulsarlos del partido, ya que los bolcheviques declararon que no tenían la
menor afinidad con estos. En aquella reunión también se consideró que tanto los
liquidadores como los "otsovistas" no habían sido más que elementos
pequeñoburgueses, circunstancialmente adheridos al proletariado y a su Partido
y que, al llegar los momentos difíciles para el proletariado, se quitaron la
careta y descubrieron su verdadera faz.
Por su lado Trotsky, quien siempre había sido fiel a los oportunistas, apoyaba a los mencheviques liquidadores, fue precisamente por estos años cuando Lenin le llamó "el Judas Trotsky". Este “judas” organizó en Viena (Austria) un grupo de redacción y comenzó a editar un periódico que según él estaba "situado por encima de las fracciones", pero en realidad era un periódico menchevique. Lenin para aquel entonces escribió: "Trotsky se comporta como el más ruin arribista y fraccionista... Charla mucho del Partido, pero se conduce peor que todos los demás fraccionistas".
Por su lado Trotsky, quien siempre había sido fiel a los oportunistas, apoyaba a los mencheviques liquidadores, fue precisamente por estos años cuando Lenin le llamó "el Judas Trotsky". Este “judas” organizó en Viena (Austria) un grupo de redacción y comenzó a editar un periódico que según él estaba "situado por encima de las fracciones", pero en realidad era un periódico menchevique. Lenin para aquel entonces escribió: "Trotsky se comporta como el más ruin arribista y fraccionista... Charla mucho del Partido, pero se conduce peor que todos los demás fraccionistas".
Más tarde, en
1912, Trotsky fue el organizador del Bloque
de Agosto, que no era sino un bloque de todos los grupos y tendencias
antibolcheviques contra Lenin y contra el Partido. A este bloque se unieron los
liquidadores y los "otsovistas", demostrando con ello su afinidad. Trotsky
y los Trotskystas adoptaban en todos los problemas fundamentales una posición
liquidadora; sin embargo, disfrazaba su tendencia liquidadora con una actitud
centrista, es decir, conciliadora, afirmando que él estaba al margen de los
bolcheviques y de los mencheviques y luchaba por conciliarlos. Con este motivo,
decía Lenin que Trotsky era más vil y más dañino que los liquidadores
descarados, porque engañaba a los obreros, haciéndoles creer que estaba
"por encima de las fracciones", cuando en realidad apoyaba con todas
sus fuerzas a los liquidadores mencheviques, encabezando el grupo principal entre
los fomentadores del centrismo en aquellos momentos de lucha de líneas al
interior del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso.
Para
contrarrestar el bloque antibolchevique
de Agosto, del que formaban parte elementos hostiles al Partido, desde los
liquidadores, centristas, "otsovistas" y hasta los "constructores
de dios" ―elementos
expulsados del Partido quienes pensaban que había que construir una nueva
religión, una nueva fe, sobre la base del idealismo filosófico―, fue creado un bloque
de partidarios del mantenimiento y fortalecimiento del Partido proletario clandestino.
Este fue conformado por los bolcheviques, con Lenin a la cabeza, y un pequeño
número de mencheviques defensores del Partido, al frente de los cuales se
hallaba Plejanov, aun con sus consideraciones erróneas sobre la revolución,
este grupo de mencheviques se mantenía resueltamente al margen del Bloque de
Agosto y de los liquidadores y pugnaban por llegar a un acuerdo con los
bolcheviques. Lenin aceptó la propuesta de Plejanov y pactó un bloque temporal
con él, contra los enemigos del Partido, teniendo en cuenta que este bloque era
beneficioso para el Partido y funesto para los liquidadores.
Dentro del
partido ya ningún bolchevique dudaba de que la convivencia con los mencheviques
en un solo partido era algo inconcebible. La conducta traidora de los
mencheviques durante el periodo de la reacción stolypiniana, sus intentos de
liquidar el Partido proletario y de organizar uno nuevo, de tipo reformista,
hacían inevitable la ruptura con estos. Salvar al Partido obrero requería
expulsar los elementos dañinos, derrotar la ideología burguesa en su seno; pero
para tal caso, no se trataba solamente de romper con los mencheviques y
constituir un partido independiente, sino ante todo, de crear, rompiendo con
los mencheviques, uno nuevo, un partido distinto de los socialdemócratas
corrientes de los países occidentales, uno libre de elementos oportunistas y
capaz de conducir al proletariado a la lucha por el Poder. Los partidos
socialdemócratas de Occidente se habían convertido en un conglomerado de
elementos marxistas y oportunistas, de amigos y enemigos de la revolución, con
la peculiaridad de que esa unidad dentro de un mismo partido condujo a la
bancarrota de los elementos revolucionarios.
Para aquella
labor de preparación ideológica, política y organizativa, desempeñaron un papel
decisivo trabajos de Lenin tales como "¿Qué
hacer?", "Un paso adelante, dos pasos atrás", "Las dos
tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática" y "Materialismo
y Empiriocriticismo", entre otros. Con ello se desató una fuerte lucha
de líneas que habría de dar sus frutos en la próxima conferencia del Partido, celebrada
en Praga, en enero de 1912, donde participaron representantes de más de 20
organizaciones partidarias, lo cual le dio la connotación e importancia de un
Congreso.
Mientras
tanto, el zarismo que no ofrecía a las masas nada más allá que el látigo y la
horca, no podía ser estable. La represión, a fuerza de prodigarse, acabó por no
asustar al pueblo y aquel mismo año en que se expulsaron del partido a los
oportunistas, el proletariado ruso recobró su fuerza combativa e inició un
nuevo auge revolucionario del movimiento. El 4 de abril de 1912, en el curso de
una huelga declarada en las minas de oro del Lena, en Siberia, las tropas,
ejecutando órdenes de un oficial de la gendarmería zarista, hicieron fuego
sobre los huelguistas y resultaron más de 500 obreros muertos y heridos. Esta
matanza hecha en una masa de mineros inermes, que marchaban pacíficamente a
tratar con la administración de las minas, llenó de indignación a todo el país.
Las manifestaciones y mítines de masas se extendieron en Petersburgo, en Moscú
y en todos los centros y regiones industriales. "Estábamos tan perplejos y tan conmovidos ―escribían en su
resolución los obreros de un grupo de empresas― que no
acertábamos a encontrar las palabras necesarias. Cualquier protesta que
hubiésemos formulado habría sido una sombra débil de la indignación que hervía
en el alma de cada de uno de nosotros. Pero nada vamos a remediar con lágrimas
y con protestas; lo único que puede salvarnos es la lucha organizada de las
masas".
En vano los
liquidadores y los trotskystas habían pretendido enterrar la revolución. Los acontecimientos
del Lena revelaban que las fuerzas revolucionarias estaban vivas, que en el
seno de la clase obrera se había acumulado una masa formidable de energía
revolucionaria. En las huelgas del Primero de Mayo de 1912 tomaron parte cerca
de 400.000 obreros. Estas huelgas presentaban un carácter netamente político y
se desarrollaron bajo las consignas revolucionarias bolcheviques: República democrática, jornada de 8 horas,
confiscación de todas las tierras de los terratenientes. Estas consignas
fundamentales estaban concebidas en el sentido de unir, bajo ellas, para el
asalto revolucionario contra la autocracia, no sólo a las grandes masas
obreras, sino también a los campesinos y a los soldados. Los liquidadores,
alarmados ante el espíritu revolucionario de los obreros, se manifestaron en
contra de la lucha huelguística, que ellos calificaban de "juego de azar
huelguístico", queriendo sustituir la lucha revolucionaria del
proletariado por una "campaña de peticiones". Se les proponía a los
obreros firmar un papelito, una "petición", suplicando la concesión
de "derechos" (la abolición de las restricciones del derecho de
asociación y de huelga, etc.), para luego pasarlo a la Duma. Pero los
liquidadores sólo lograron reunir al pie de su "petición" 1.300 firmas,
mientras que en torno a las consignas revolucionarias lanzadas por los
bolcheviques se agrupaban cientos de miles de obreros, el proletariado marchaba
por el camino trazado por los bolcheviques. El auge del movimiento obrero y las
huelgas de masas pusieron también en pie y arrastraron a la lucha a las masas
campesinas, quienes volvieron a lanzarse a la lucha contra los terratenientes,
destruyendo sus posesiones y las casas de los Kulaks, de 1910 a 1914 se llevaron a cabo más de 13.000 acciones
campesinas. Comenzaron a producirse, también, manifestaciones revolucionarias
entre los militares, en 1912 estalló una sublevación armada entre las tropas
del Turquestán y se incubaban movimientos insurreccionales en la escuadra del
Báltico y en Sebastopol.
En semejante
situación, los bolcheviques idearon una nueva y poderosa arma de combate para
fortalecer sus organizaciones y conquistar influencia entre las masas: El
diario bolchevique "Pravda" ("La Verdad"), que se editaba
en Petersburgo y que había sido fundado, según las indicaciones de Lenin, por
iniciativa de Stalin, Olminski y Poletaiev, fue un periódico obrero de masas,
que nació con el nuevo auge del movimiento revolucionario. Su primer número vio
la luz el 5 de mayo de 1912.
Antes de
aparecer la "Pravda", se publicaba un semanario bolchevique con el
título de "Sviesdá", destinado a los obreros más conscientes.
"Sviesdá" desempeñó un importante papel durante las jornadas del
Lena. En sus columnas vio la luz una serie de artículos políticos combativos de
Lenin y Stalin, que movilizaron a la clase obrera para la lucha. Pero en las
condiciones que creaba la marcha ascendente de la revolución, al Partido
bolchevique no le bastaba ya con un periódico semanal, necesitaba un diario
político, destinado a las grandes masas obreras. Y esto es lo que era la "Pravda".
En dos años y medio, el gobierno zarista suspendió por ocho veces la
publicación de la "Pravda", pero ésta, con el apoyo de los obreros,
reaparecía siempre con un nuevo título semejante al prohibido, por ejemplo:
"Por la Pravda", "El Camino de la Pravda", "La Pravda
del Trabajador". La audacia de los bolcheviques en combinar trabajo legal
con el clandestino daba sus frutos, mientras que la "Pravda" vendía,
por término medio, 40.000 ejemplares diarios, la tirada del diario menchevique
"Luch" ("El Rayo") no pasaba de 15 a 16.000, los
bolcheviques demostraban en la practica la razón de sus argumentos y la prensa
fue decisiva para los siguientes periodos de lucha revolucionaria.
El 28 de
julio de 1914 estalla la primera guerra mundial, la contradicción
interimperialista se puso al orden del día, el zarismo, cumplió su papel lacayo
y aliado del capital anglofrancés, declarándole la guerra a su rival
imperialista, Alemania. En aquella guerra mundial ―salvaje, reaccionaria― por el reparto del mundo y sus mercados ya
repartidos, se posibilitó que la cadena mundial imperialista se rompiera por su
eslabón más débil, y preciso allí donde el proletariado era más fuerte y
organizado: Rusia. El nuevo periodo de la revolución rusa, es el periodo de la
toma del poder en medio de la primera guerra mundial.
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